Posee una licenciatura por la UNAM y una maestría por la University of Washington. Ha publicado más de 40 libros en géneros como novela, cuento, poesía, ensayo y testimonio. Es el autor más premiado de su generación, gracias a títulos como Infidelidad (2017), La vida endeble (2019), Palabrerío (2019), Indiferente cosmos (2020), Las horas furtivas (2020), Memorial de las aves (2020), El animal más hermoso del mundo (2021) y Tolvanera (2021).
¿El principal rasgo de tu carácter?
Ser feliz-triste. Estar entre la vitalidad de Zorba el griego y el pesimismo de Cioran. Ser alegre, mas no feliz. Saber que todo vale la pena y que nada vale la pena. Reír, bailar y cantar... Estar sombrío, escéptico, sin ganas de hacer nada, porque la vida se acaba.
¿Cuál es tu idea de la felicidad perfecta?
El beso de la mujer del aquí y el ahora cuando abre puertas al universo sin misterios. Escribir sin renegar de la ardua mordedura de las dudas creativas. Compartir sonrisas, viajes y trivias con mi hijo. Un domingo de fútbol americano sin preocupaciones. Tomar vodkas en mi cantina favorita. Jugar dominó con los cuates.
¿El rasgo que más te desagrada de ti mismo?
La dicha inicua de perder el tiempo. Rascarme la panza cuando las voces del mundo urgen a hacer dinero, a tener poder, a comprarse una casa junto al mar, a ser felices en los centros comerciales. Esas tonterías del consumismo. Sentir que no soy joven y malgastar el tiempo como si lo fuera.
¿Y el que más te desagrada de los demás?
La ignorancia, la injusticia, la maldad, la hipocresía, la moralina, el fanatismo político, deportivo o religioso. El infierno son los otros.
¿Tu gran miedo?
A la vejez desdentada, achacosa e inmóvil, sin dinero. A perder a mi hijo. A reencarnar y repetir el mismo absurdo.
¿Cuál es tu estado de ánimo actual?
Crisis creativa que se resuelve con voluntad creativa. Escribir para resistir los sinsentidos, las glorias efímeras, los aplausos fáciles, la depresión que desea estar todo el día en la cama.
¿Cuál es tu mayor extravagancia?
Estar vivo. Esa sensación de “sueño indescifrable, donde uno está y no está y nadie sabe nada”, como la describe Eugenio Montejo.
¿Cuál es la virtud más sobrevalorada?
La honestidad, cuando es enarbolada por los políticos.
¿La persona viva a la que más admiras?
A quien persiste en la creación artística.
¿Qué persona viva te inspira más desprecio?
El político. No importa cómo se llame, todos son iguales, hombres o mujeres.
¿Qué palabras o frases utilizas con demasiada frecuencia?
Tengo que ponerme a escribir. Es cultura general. Qué pendejo soy.
¿En qué situaciones recurres a la mentira?
Por piedad al prójimo o a mí mismo. Cuando escribo novelas o cuentos. Escribir es mentir con verdades. La mentira en literatura lleva el disfraz de lo verosímil.
¿Cuál es la cualidad que más te gusta en un hombre?
La honestidad, la lealtad, la solidaridad. Además, que sepa jugar dominó.
¿Y la que más te gusta en una mujer?
Ser responsable de sus actos. Que sea soberana e independiente. Que use tacones altos. Además, que sepa jugar dominó.
¿Qué o quién es el gran amor de tu vida?
La mujer del aquí y el ahora. Mi hijo, en este universo y en los otros.
¿Cuándo y dónde fuiste más feliz?
Hoy, mientras corría en el parque, mientras escribía, mientras hacía el rompecabezas, mientras hacía el amor, mientras leía una buena novela. En el pasado, una noche estrellada en Cabo de la Vela, en el monte Saint Michelle, en Lake Tahoe y Montevideo. Cuando vivía mi madre. Cuando escuché, de bebé, la primera carcajada de mi hijo. Cuando mi padre me echaba porras en mis juegos de futbol americano. Son mis momentos zen, sin el monasterio en el desierto o la montaña.
¿Qué talento te gustaría tener?
Bailar como Fred Astaire, cantar como Beny Moré, tocar el piano como Bach, escribir como Pessoa, conquistar a Margot Robbie, jugar de corredor para los Seattle Seahawks, tener el poder de un dios para cuidar a quienes amo.
Si pudieras cambiar una cosa de ti, ¿cuál sería?
Mis rodillas. Demasiados ligamentos y meniscos desgastados en los deportes.
¿Cuál crees que es tu mayor logro?
Ser autodidacta de la literatura. Ser autor de cuarenta libros, más los que se acumulen.
¿Dónde te gustaría vivir?
De nuevo en París, de nuevo en Seattle. Para variar, en Buenos Aires, para variar en Oslo, para variar en Viena, para variar en la Melanesia.
¿Cuál es tu bien más preciado?
Poder conversar con mi madre muerta.
¿Con qué personaje histórico te sientes más identificado?
Con escritores disidentes, alejados del poder o contrariados por el poder: Ana Ajmátova, Boris Pasternak, Mijail Bulgákov, José Revueltas, Reinaldo Arenas. Escritores libres ante los embates de los fascismos, los totalitarismos, los populismos, las inquisiciones, los grilletes ideológicos.
¿Tu pasatiempo favorito?
Hacer rompecabezas de mil piezas en adelante.
Si fueras a morir y pudieras reencarnar en otro ser o cosa, ¿qué sería?
No creo en el pensamiento mágico de las reencarnaciones. Si me equivocara, me gustaría reencarnar en mí mismo. A ver si ahora sí la hago.
¿Cómo te gustaría morir?
Hoy no. Mañana tampoco. Quisiera vivir mil años, porque una vida no alcanza. Como no es posible, que se tarde. Y si llega, que sea sin dolor, sin costosas operaciones, sin largos cuidados paliativos, sin tener que cambiarme los pañales. Vivir es prepararse a la muerte, irse sin reproches o apegos. Que los últimos momentos sean con música de Bach: sus variaciones Goldberg su transcripción para piano del concierto en re de Marcello o su suite para cello número uno.
¿Tienes un lema?
“Sé amable con los demás, cada quién libra su propia batalla”. “Llega hasta donde puedas; o mejor, llega hasta donde no puedas”. “Digamos que la fe definitiva debe estar en la ficción”.