Una cueva que había permanecido clausurada por una roca de gran tamaño fue hallada dentro de la zona amurallada de Tulum por especialistas de la Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). En ella, según las exploraciones y análisis topográficos, hay al menos dos pequeñas cámaras en cuyo interior se han registrado ocho entierros, en su mayoría adultos, los cuales presentan buen estado de conservación debido a las condiciones ambientales al interior del espacio.
Así lo dio a conocer la Secretaría de Cultura, a través de un comunicadoen el que se relata que el hallazgo sucedió durante la liberación de áreas para la habilitación de un sendero nuevo, ubicado entre el Templo de las columnas y el Templo del Halach Uinic, como parte de los trabajos de investigación del Programa de Mejoramiento de Zonas Arqueológicas (Promeza), en Quintana Roo.
Animales y cerámica
Además de los restos humanos, según el texto oficial, los especialistas han encontrado una “gran cantidad de restos óseos de animales asociados a los entierros. Estos corresponden, de manera preliminar, a diversos mamíferos (perro doméstico, ratón, zarigüeya, murciélago hematófago, venado cola blanca, tepezcuintle, armadillo nueve bandas, tapir, pecarí); aves del orden Galliforme, Passeriforme, Pelecaniforme, Piciforme y Charadriiforme; reptiles (tortuga marina caguama, tortuga terrestre e iguana); peces (tiburón tigre, barracuda, mero, pez tambor, pez globo, raya águila); crustáceos (cangrejo y cirripedios), moluscos (caracol) y anfibios (rana).
Entre las características importantes de estos restos se afirma que algunos de ellos presentan huellas de corte; mientras que otros más se encuentran trabajados como artefactos, a manera de punzones, agujas o mangos de abanicos, característicos de la zona.
También los arqueólogos han encontrado una cantidad “importante” de fragmentos de cerámica del periodo Postclásico Tardío (1200-1550 d.C.), asociada a estos entierros. Sin embargo, hasta el momento, solamente a tres individuos se les puede vincular directamente un pequeño molcajete del tipo Papacal Inciso, con soportes semiglobulares huecos. Este elemento cerámico ha sido intervenido por la especialista en restauración Carolina Segura Carrillo, quien forma parte del equipo de conservación del Promeza en Tulum, bajo la dirección de la restauradora Patricia Meehan Hermanson.
Estos materiales osteológicos son analizados e investigados en los laboratorios del Centro INAH Quintana Roo, por el responsable del Departamento de Antropología Física, Allan Ortega Muñoz.
Reto de investigación
Según el comunicado, el coordinador del proyecto de investigación arqueológica José Antonio Reyes Solís, afirmó que “en la parte superior de la pared frontal de la cueva se encontró un caracol marino pegado con estuco a la roca madre, como parte de una decoración realizada por los mayas prehispánicos”.
“Al retirar la roca que cerraba la entrada de la oquedad, se observó que la misma se encontraba literalmente partiendo los restos óseos de un individuo, dejando la parte inferior de su cuerpo en el exterior y la superior al interior de la misma”, cita el documento.
Ahí mismo se menciona que los trabajos de exploración de estas cámaras —, ubicadas en la parte sur y norte, de no más de tres metros de largo por dos metros de ancho, y una altura promedio de 50 centímetros— así como su registro tridimensional y fotografía del hallazgo“ha representado un reto para el equipo, porque el área de trabajo es en extremo reducida, la iluminación es casi nula, la temperatura y humedad son elevadas y los insectos que habitan la cueva complican las actividades”.
Precervarán la cueva y el recorrido virtual
El documento asegura, según la voz del coordinador del proyecto, que se puede asegurar la preservación de la cueva y de su interior, gracias al apoyo y adecuación de nuevas tecnologías para el registro de este tipo de contextos, como el uso de escáneres láser y fotografía de alta resolución. Con ellos se realizarán modelos 3D, con alto grado de detalle y precisión.
“Estos productos virtuales del contexto arqueológico permitirán continuar con el análisis y procesamiento de los datos de campo desde una computadora; y poner al alcance del público un recorrido virtual del interior de la cueva, donde se pueda observar el contexto in situ de los materiales arqueológicos, por medio de un visor digital o de una aplicación para teléfono móvil. Los trabajos de investigación en campo continuarán en lo que resta del año”, informan.
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