El pasado 30 de diciembre se desprendió una baldosa de barro que cubría un nicho en la Catedral Metropolitana, donde se encontró una pequeña caja rectangular de plomo con una inscripción en latín.
Expertos de la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural (DGSMPC) y al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), siguieron buscando y encontraron 23 cajas con inspiraciones religiosas, lo cual “nos habla de la época final de la construcción de la catedral”, informó el director general de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura, Arturo Balandrano Campos.
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En el interior de las cajas se encontraron distintas pinturas, cruces de madera y palma, y varios fragmentos de lo que posiblemente eran medallones de barro y cera.
La parte final de la construcción de la catedral estuvo a cargo del arquitecto Manuel Tolsá y en la hipótesis de los investigadores y teólogos del sitio, señaló Balandrano Campos, las imágenes representan “a los santos protectores que tienden un manto de protección” al recinto religioso.
Expertos encontraron las piezas durante los trabajos restauración en la catedral como parte del Programa Nacional de Reconstrucción después de los sismos de 2017, detalló el directivo, quien presentó en la conferencia matutina del presidente López Obrador un informe de los avances del programa aplicado a sitios dañados por los sismos de hace poco más de cinco años.
“Del patrimonio religioso hemos atendido bienes que están en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en los centros históricos de Puebla, Oaxaca, Ciudad de México y hemos colaborado muy intensamente con la iglesia católica, que se ha sumado a este esfuerzo, para poder establecer nuevos protocolos de conservación y mantenimiento”, abundó el directivo respecto a las acciones preventivas que permitan “que los daños no sean tan graves como fueron en 2017”.
Destacó que los trabajos en la catedral metropolitana continúan y la etapa actual está por terminar, “con la reincorporación de las cajas a sus nichos, una vez que la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH finalice con el proceso de exploración registro y conservación del contenido de estos bienes patrimoniales y de las cajas de protección”.
En la primera etapa de la restauración de la catedral, que inició en 2019, informa por su parte la Secretaría de Cultura en un comunicado, se dio atención a los pilotes de control para mantener la estabilidad del recinto, debido a que se encuentra en lo que era zona lacustre y se hunde constantemente; la segunda etapa consideró el retiro de la flora parásita, que crecía en juntas de las piedras, y se rehabilitó, con ayuda de la Comisión Federal de Electricidad el sistema eléctrico, “para evitar algún chispazo y algún siniestro por incendio y también se rehabilitó el sistema de pararrayos para protegerla del golpe de algún relámpago en alguna tormenta”.
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Los trabajos que cerraron en diciembre de 2022 se dedicaron a atender los daños menores que se identificaron en las dos torres y en las cúpulas. “Estamos por devolver a la comunidad de la capital y a los visitantes este señorial monumento para dejarlo seguro y resistente ante los próximos sismos que vendrán”, finalizó Arturo Balandrano Campos.