Con la intención de plasmar en un escenario las emociones humanas, el director Nael de Anda realizó la obra Diarios de habitación, que prescinde de la palabra, y ésta se sustituye por el lenguaje de señas y movimientos corporales.
"Muchos dicen que el texto es lo que hace al teatro, pero nosotros pusimos esto en duda y apelamos al lenguaje del cuerpo para apelar a una historia que habla sobre violencia intrafamiliar, un padre que somete a su esposa y su hijo", platicó a El Sol de México.
"Tomamos cursos y talleres de lenguas de señas mexicanas, trabajamos con personas sordas y psicólogos que nos dieron mucho bagaje para este texto", agrega.
La historia sigue la vida de un niño de ocho años llamado Gris, hijo de una madre que carece del sentido del oído, y un padre que los agrede constantemente. Para escapar de ese entorno, hace uso de su imaginación, y así convertir las escenas de violencia en bailes y juegos, donde no hay sufrimiento.
Además del lenguaje de señas, la producción y los actores tomaron talleres de danza contemporánea y clown. Nael agregó que si bien en un principio les pareció un reto enorme presentar una obra sin texto, su objetivo principal fue acercarse a partir del lado humano de los espectadores.
"Jugamos con las texturas que nos brinda el cuerpo. Encontramos que podíamos jugar con los movimientos, si bien es cierto que no todos entendemos el lenguaje de señas, sí puedes comprender las emociones que se imprimen dentro de una persona. No por nada cuando llegas con un amigo o tus papás, y los notas diferentes, de inmediato te das cuenta que no se sienten bien, ese fue el camino por el que apostamos. Hablar a partir de la emoción", finalizó.
Diarios de habitación se presenta este sábado a las 17:00 horas, en el Foro Shakespeare, es apta para todo público.