Un sarcófago dorado de unos 2 mil años de antigüedad ha sido traído de vuelta a Egipto esta semana y fue expuesto hoy, martes, en el Museo de la Civilización como muestra de una victoria de las autoridades del país que luchan por repatriar las piezas arqueológicas saqueadas y repartidas por todo el mundo.
El ataúd dorado, perteneciente a un sacerdote de clase alta llamado Nedjemankh de la época ptolemaica (dominación griega de Egipto) estaba expuesto en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York (MET) desde hace dos años, cuando fue adquirido por 4 millones de dólares (3,6 millones de euros) con un documento falso y se convirtió en la pieza principal de la colección egipcia.
"Comprobamos que era un documento falso y que este objeto nunca abandonó Egipto en 1971, como mencionaba ese documento, por ello enviamos una carta a las autoridades estadounidenses y recibimos una contestación pocas semanas después en la que nos aseguraron que sería devuelto a Egipto", explicó hoy el ministro de Antigüedades egipcio, Jaled al Anani.
El ministro también expresó su agradecimiento al embajador estadounidense en El Cairo, Tom Goldberger, presente hoy en el Museo de la Civilización, y el diplomático señaló con satisfacción a través de su cuenta de Twitter que Egipto es el sitio donde "tiene que estar" el féretro.
Durante la presentación del recién llegado sarcófago, el jefe del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, Mustafa Waziri, destacó que el ataúd de madera cubierto de oro conserva todos los detalles con inscripciones jeroglíficas en su superficie, en las que aparece el dios faraónico de la momificación Anubis.
La pieza de destacado valor está expuesta a partir de hoy en el Museo de la Civilización, al sureste de El Cairo, para que todos puedan admirarla tras su vuelta a casa, explicó a Efe el jefe del Departamento de Repatriación de piezas, Shaaban Abdelgawad.
Dentro de un mes será sometida a un proceso de restauración, agregó, pero la prioridad es que tanto egipcios como turistas puedan ver este trofeo.
Su exposición y presentación con bombo y platillo por parte de las autoridades refleja la importancia que El Cairo da a este logro diplomático, no tan común.
Egipto libra varias batallas con numerosos Gobiernos e importantes museos para tratar de recuperar las piezas que salieron del país de las pirámides de forma ilegal, muchas veces hace siglos o décadas cuando no existían normas al respecto.
Sólo a partir de la Convención de 1970 sobre las medidas para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícita de bienes culturales de la UNESCO, cualquier objeto adquirido y sacado de un país sin un documento legal de exportación se considera ilegal.
Es decir, cualquier pieza que haya salido de Egipto después de 1970 que no cuente con un certificado de exportación se supone por defecto robada, pero para que el objeto forme parte del patrimonio histórico tiene que aparecer en los inventarios de las autoridades e instituciones de patrimonio, lo cual es complicado por la gran cantidad de piezas que no han sido catalogadas nunca en este país.
El problema principal subyace normalmente en demostrar la fecha en que el objeto salió del lugar de origen, ya que las piezas suelen pasar por varias manos, coleccionistas privados o casas de subastas.
En este caso, las autoridades egipcias pudieron demostrar que el sarcófago de Nedjemankh había salido de forma ilegal de Egipto y por ello tuvo que ser devuelto, pero con otras piezas no ha resultado tan fácil y hasta el momento ha sido imposible traer a casa el busto de la reina Nefertiti, custodiado en el Neues Museum de Berlín.