BERLÍN, Alemania.- En el México actual, donde "es muy fácil" que a uno le paguen por matar, "no hay opciones para niños y jóvenes abocados a un mundo de oscuridad", advierte la destacada bailarina mexicana Elisa Carrillo.
Primera bailarina del Staatsballet de Berlín, Elisa cree que "el cambio no depende de una persona que esté al mando, es algo que depende de cada uno de nosotros, desde el respeto".
"Si podemos inculcar en mi país que la cultura y el arte profundicen en todas las clases sociales, podríamos tener un mejor resultado", estima la bailarina.
"Creo que sería importante que haya un gran apoyo, que haya proyectos grandes para el público", agrega la artista, que pide que la cultura desempeñe un mayor papel en la vida de los mexicanos.
"Yo creo que si va a haber un cambio hay que echarle ganas y pensar que van a salir las cosas. "Todos los mexicanos tenemos que poner el esfuerzo de inculcarle a nuestra familia y seres queridos, otras cosas. Y creo que con la cultura podemos hacer mucho", asegura.
Y se pone a sí misma de ejemplo de lo que puede hacerse cuando se pregunta qué pasó en su vida que le hizo evitar caer en lo que para otros parece no ser una opción libre.
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"¿Cómo fue que yo, por ejemplo cuando me fui a Londres, no me dediqué a beber, a drogarme, cosas así? Porque yo recuerdo que desde pequeña tenía otra visión, quería bailar, escuchaba música a pesar de que yo vivía sola desde los 16 años y podía hacer lo que quería". Defiende que los niños tienen que estar entretenidos "en otras cosas" y que así, "automáticamente vas creando una barrera para que tengas esa cápsula con la que te protege, de cosas bellas, y no te deja perderte en las cosas negativas".
Sentencia que "el arte y la cultura son un antídoto contra la violencia. Es un arma que no se está utilizando al cien por ciento en México".
Lo mismo opina del papel atribuido a la mujer en la sociedad mexicana, cuestión que tiene que ver "con la educación, es algo de familia".
Está feliz de vivir en Alemania, donde tiene a su marido, el también bailarín ruso Mikhail Kaniskin, y su hija, pero no pierde de vista volver a México. "Me imagino (viviendo) en México porque me siento muy cercana a mi país a pesar de que llevo más de la mitad de mi vida fuera", confiesa.
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Llegó a la capital alemana procedente del ballet de Stuttgart, de donde le resultaba difícil marcharse porque allí ya era solista, y a los tres años de estar en Berlín se convirtió en Primera Bailarina del Staatsballet de la capital. Finalmente, desea "que Mexico sea un país importante en el mundo de la danza".