El funk: Un latido carioca que suena en todo el mundo

Con influencias del rap, la música electrónica y una buena dosis de percusión afrobrasileña, esta música surgió a finales de los años noventa en Rio de Janeiro, desde donde se expandió al resto del mundo

Lucía Lacurcia

  · martes 30 de abril de 2024

El éxito de artistas funkeiros inspira a miles de personas que los ven, como un modelo de ascenso económico y de mejora de vida / Foto: Valery Macon / AFP

De Anitta a Beyoncé, pasando por exposiciones y residencias artísticas, el funk salió de las favelas para convertirse en un fenómeno global. Aunque en muchas partes los prejuicios aún persisten.

Con influencias del rap, la música electrónica y una buena dosis de percusión afrobrasileña, esta música surgió a finales de los años noventa en Rio de Janeiro, desde donde se expandió a Sao Paulo, Belo Horizonte y otras grandes urbes, primero de Brasil y luego del mundo.


"El funk alimenta la autoestima de la favela", asegura la escritora Taisa Machado, creadora de la plataforma de promoción Afrofunk Rio.

Paradójicamente, mientras la popularidad de este ritmo explota fuera, en Brasil hay cada vez menos bailes funk

"Quienes trabajamos con funk siempre hemos sabido de la fuerza, la calidad musical y cultural del movimiento y ya estábamos esperando este momento", apunta sobre su impulso internacional.

Ella celebró como muchos que la superestrella estadounidense Beyoncé incluyera en su más reciente álbum, Cowboy Carter, una canción llamada "Spaghettii" con un sample del brasileño O Mandrake, que es una leyenda del género.

La artista brasileña Anitta, que actualmente es la mayor artífice de esa proyección global, proclama ese orgullo en su nuevo disco Funk Generation, que salió al mercado la semana pasada.

Su colega Ludmilla, mientras tanto, actuó en el reciente festival de Coachella.

Siempre hemos sabido de la fuerza y la calidad musical y cultural del movimiento y ya estábamos esperando este momento

Taisa Machado, fundadora de Afro Funk Río

"Vivir de mi música, eso es lo que quiero"

En el barrio de Lapa, una docena de jóvenes de los suburbios y las favelas ensayan su show final de #estudeofunk, una "residencia artística" que imparte el centro cultural Fundición Progreso.

Es el turno de cuatro chicas que, ataviadas con tops y pantalones cortos deportivos, hacen "quadradinhos" con sus caderas bajo la atenta mirada de Celly, la directora de baile.

La idea del proyecto es "profesionalizar" sus conocimientos y hacer de su pasión una carrera rentable, según cuenta su creadora, Vanessa Damasco.

El éxito de artistas "funkeiros" inspira a miles de personas que los ven, como a los futbolistas, como un modelo de ascenso económico y de mejora de vida.

"Poder vivir de mi música, de mi arte, eso es lo que quiero", confirma tras el ensayo Gustavo de França Duarte, alias MC Gut Original, quien canta funk desde hace años pero trabaja como vigilante nocturno.

Hasta en los museos

El Museo de Arte de Rio también se hace eco del fenómeno. En la muestra "Funk, un grito de osadía y libertad", cientos de pinturas, fotos, videos e instalaciones marcan momentos emblemáticos de los bailes en las barriadas pobres y los clubes nocturnos.

La exhibición también aborda la reivindicación de la libertad sexual del funk carioca y su dimensión de autogestión gracias al internet.

Además, destaca momentos como cuando la medallista olímpica Rebeca Andrade musicalizó con la canción "Baile de favela" su actuación en Tokio-2021.

De hecho, la buena acogida del público llevó al museo a extender la duración de la muestra.

Uno de los expositores es el fotógrafo francés radicado en Brasil, Vincent Rosenblatt, cuyos potentes retratos tomados durante 15 años en bailes funk fueron exhibidos también en París este año.

Rosenblatt recuerda que el funk "debió transitar una gran lucha para ser reconocido como patrimonio cultural de Rio" en 2009.

El mismo día que la asamblea legislativa de Rio le otorgó ese reconocimiento, revocó una ley que restringía los bailes funk, las multitudinarias fiestas callejeras en las favelas y otros espacios urbanos.

“Espacio de orgullo y ocio”

El funk habla de "la cotidianidad de las favelas, de los nuevos hábitos de la juventud, la forma de hablar, las expresiones y la jerga", dice el antropólogo y documentalista Emílio Domingos, responsable del guión de la serie Anitta: de Honorio para el mundo, de Netflix.

"Las letras citan la favela como espacio de orgullo y de ocio", agrega. Pero, al compartir territorio con el narcotráfico, también hablan de la violencia, lo que alimentó el estigma que aún planea sobre el movimiento. Porque paradójicamente, mientras su popularidad explota fuera, en Brasil hay cada vez menos bailes funk.

"El funk mueve mucho dinero, emplea a mucha gente, plantea debates relevantes y tiene el poder de promover nuevas líneas de comportamiento y, sin embargo, existe una verdadera persecución policial y estatal", lamenta Machado.

➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe noticias relevantes sobre más ideas disruptivas

"Hay muchos prejuicios, racismo, machismo y elitismo al tratar con el movimiento", añade.

Rosenblatt coincide, pero celebra que el funk sea "como un (ave) fénix, a la que mientras más reprimen, más renace en otro lugar".