Ella demuestra maestría en el escenario, él es estética pura. Sus estilos son diferentes, pero sus coincidencias, notables. Elisa Carrillo (1981) e Isaac Hernández (1990) son mexicanos, bailarines y han sido reconocidos como los mejores del mundo con el premio Benois de la danse.
“Decir los mejores bailarines del mundo, yo honestamente no digo eso de mi, en el sentido de que somos los más reconocidos, tenemos la bendición, creo que hay muchos bailarines maravillosos, no puedo decir que soy la mejor bailarina del orbe”, expresa Carrillo con soltura. Sus palabras fluyen, parecen emanar la cadencia y el ritmo de sus movimientos dancísticos.
Y por dos años consecutivos el nombre de México ha brillado en la danza con las nacionalidades de estos bailarines quienes han merecido este galardón: Hernández en 2018 por sus interpretaciones en La Sylphide y en Don Quijote y Carrillo este año por su papel de Julieta en el Teatro Bolshoi de Moscú, Rusia.
Las historias del tapatío y la mexiquense también son distintas. Pero hay algo que hace que ambos sean afines: los dos tuvieron que emigrar a otros continentes para destacar.
A los 14 años, representó a su escuela en el Concurso Infantil y Juvenil, obteniendo Medalla de Oro y una beca para continuar sus estudios en The English National Ballet School, en Londres, Inglaterra, país donde fue contratada por Reid Anderson, director artístico del Stuttgart Ballet de Alemania, ahí se consolidó como solista, mientras estudiaba para maestra de Ballet en el Ministerio de Cultura de la República Federal de Alemania.
En 2007 se integró al Staatsballett Berlín y la eligieron para hacer la Premier de Blanca Nieves. Después la ascendieron a Prima Ballerina. Es Carrillo quien cuenta cómo fueron sus primeros años fuera de su hogar, para alcanzar su anhelo de perfeccionar su danza en una compañía extranjera.
“En el momento que me fui de México fue como un sueño, no me di cuenta hasta que me vi sola en Londres, en un lugar donde no conoces a nadie, donde hay mucha competencia sana. Tienes que conocer otro idioma y tradiciones. También debes aprender a ser feliz en otro lugar, siempre en tu corazón está tu país, puedes extrañar a tu familia pero uno tiene que adaptarse, gracias a la tecnología las distancias se acortan y debes sobreponerte a todo, a despertar con dolores, agarrar la barra y a empezar. Saber que la constancia es lo que te puede ayudar”.
En el caso de Isaac Hernández. Es el primer bailarín del English National Ballet, al que ha representado en la Ópera de París siendo el primer mexicano que pisa este escenario.
El hecho de que estos dos bailarines nacieran en suelo azteca, ¿qué es lo que puede aportar en la danza? Se le ha preguntado a la bailarina:
“Lo único que nos distingue de los demás bailarines internacionales es que somos mexicanos. Tenemos otro tipo de personalidad, eso tal vez nos ha ayudado a brillar entre otros, la disciplina, tanto Isaac, Braulio Álvarez (bailarín en una compañía de Tokio) y Rocío Alemán ( Stuttgart Ballet) trabajamos día a día. Si tienes un sueño tienes que dar todo, porque de manera cordial compites con otros bailarines. Estar conscientes de esta parte nos da fuerza para resaltar nuestros origines y fuerza”.
Pero ¿cómo es la Elisa Carrillo en la vida pública y en el escenario,?
“Realmente yo creo que con los años, con la práctica y la meditación uno aprende a separar. Cuando llego al teatro para un espectáculo de ballet es como quitarte la ropa. Cuelgas a Elisa Carrillo de todos los días y te pones tu ropa de danza. Es como transportarte a un mundo mágico".
Dice que desde que hace calentamiento “es como una terapia, llegar al fondo de tu ser. Preparar a tus músculos. Todavía existen los nervios, no importan los años, hay un momento de tensión, tiene que ver con tu control mental, porque aunque tengas algo que te preocupe en tu vida privada, eso desaparece en escena”.
Por otro lado, la posibilidad de que Isaac y Carrillo estén juntos en un escenario, puede ser posible, menciona la prima ballerina de Staatsballett, Berlín, una de las compañías de ballet más importantes de Europa y del mundo.
“Hace cinco años trabajé con Isaac en un evento en Bellas Artes, la gala de talentos mexicanos donde llegaron varios compatriotas que están trabajando fuera del país. No he tenido la oportunidad de volver a coincidir, nos hemos visto en alguna gala y si llega haber una oportunidad y proyecto, sería un gusto bailar con él”.
Asimismo, no todo ha sido fácil para Elisa, manifiesta que a lo largo de su trayectoria ha recibido algunos “no”, lo cual ha sido “parte de mi vida, es algo que te fortalece, un 'no' te ayuda a pensar qué es lo que me falta hacer para que eso se logre. Es algo que me ha ayudado, porque te obliga a esforzarte más todos los días”, finaliza.