/ domingo 14 de abril de 2019

En la Mira | Storytelling, historias digitales

La especialización quedó atrás, hoy un buen periodista debe tratar de ser integral, flexible, preciso, debe escribir bien, hacer foto y saber producir video, editar e investigar a fondo sus asuntos

Twitter: @MxUlysses

Facebook: Ulises Castellanos

Hoy les hablaré sobre el Storytelling o Nuevas Narrativas y cómo se incorpora en el quehacer periodístico cotidiano. El Storytelling es un concepto que suma recursos narrativos al periodismo contemporáneo, sobre todo para difundirse en plataformas digitales y que, además, atiende buena parte de la expectativa que ahora exigen las nuevas audiencias.

Como seguramente saben, la industria de la información tradicional (prensa, radio y tv) esta sumida en una fuerte crisis económica, atorada en su viejo modelo de negocio y sin atraer a nuevos públicos. Esta misma semana por ejemplo, se dio a conocer un dato aterrador para los dueños de las televisoras, y es que por primera ocasión, el dinero que se destinaba en su sector para gastar en publicidad, se ha movido de manera dramática hacia internet.

El estudio revelado en Londres en abril de este año, señala que a nivel global, en el primer trimestre de 2019, la web recibió ya el 43% de la inversión total publicitaria, frente a un 31% que fue capturado por la televisión tradicional. El 26% remanente se dispersa en el resto de los medios de difusión del planeta, desde la radio hasta un espectacular en las autopistas.

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Y todo esto, ¿cómo nos afecta a los periodistas y fotógrafos en México? Pues de manera inmediata y contundente, porque finalmente, nuestra plataforma tradicional está en un vórtice de destrucción que no parece ser detenida por nadie; sus síntomas se manifiestan en los recientes despidos, congelamiento de salarios y reducción de espacios para la foto en la mayoría de los medios impresos.

La gratuidad se impone. La audiencia interesada en consumir medios informativos está “migrando” a los dispositivos personales y sin gastar un centavo en sus nuevos hábitos de consumo.

Apenas la semana pasada estuve en un par de conferencias universitarias, con alumnos del centro y norte del país y la escena era la misma. No hay quién cargue un diario bajo el brazo o de menos una revista de actualidad entre estudiantes de cine, periodismo o comunicación. ¿Entonces, quién pagará a los profesionales del periodismo? o ¿Quién se anunciará en los impresos si nadie los lee?


Y en este contexto entonces, ¿qué podemos ofrecer a las nuevas audiencias y con ello a los nuevos anunciantes? Pues sencillo: contenido de calidad, exclusivo y transmedia. Es decir, periodismo escrito de excelencia, buena fotografía, podcast, videos atractivos y disponibles para cualquier plataforma. Hoy queremos la atención del usuario y su tiempo de contemplación y lectura. Es esto, o la extinción definitiva, créanme.

Y es aquí donde entra el Storytelling y el arte de contar historias. La especialización quedó atrás, hoy un buen periodista debe tratar de ser integral, flexible, preciso, debe escribir bien, hacer foto y saber producir video, editar e investigar a fondo sus asuntos. No hay de otra, los medios no pueden resistir más tiempo sin esta diversificación profesional.

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Desde las pinturas rupestres hasta el Facebook Live, lo único que seguimos reproduciendo son historias, porque en el fondo somos adictos a la narrativa de todos nosotros. Ahí está el rotundo éxito de Netflix como ejemplo, entre muchos otros.

De alguna manera se trata de conectar informativamente con la audiencia, para que nuestro contenido provoque una mejor experiencia con nuestro público meta, y al lograr eso, contar con su tiempo de lectura, y tendremos ahí la respuesta de los anunciantes.

Si relatamos hechos interesantes, atraparemos a la audiencia. Y para ello debemos ser capaces de enfocar nuestra energía en las historias relevantes, presentándolas bien, para desarrollar su contenido y ofrecer un desenlace que aterrice lo que el usuario vio, leyó o escuchó de nosotros.

Recordemos que antes, nuestro “consumidor” de medios era un usuario pasivo que veía tele y se aguantaba los anuncios; compraba un diario y se lo llevaba completo, aunque solo quisiera leer deportes. Hace poco más de 12 años comparábamos un disco entero por un hit del momento. Hoy ya no. Todo eso quedó atrás.

Sin embargo, lo anterior no quiere decir que el periodismo tradicional vaya a desaparecer, pero su imperio si se está desmoronando y habrá nuevos líderes, nuevos hábitos de consumo y para ello se necesitarán perfiles de periodistas que sepan narrar creativamente sus historias.

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En resumen, debemos conocer nuestra audiencia, renovar nuestra capacidad de asombro y meternos a la conversación pública. Nuestras historias deben activar la inteligencia del consumidor y retarlo con imaginación a través de todas las plataformas disponibles en redes sociales e internet.

Debemos saber construir relaciones sólidas con nuestra audiencia. Es imperativo tener claro el puerto de salida y nuestra meta. Qué contar, por qué y para qué. Definir un estilo, una textura. Busquemos generar vínculos duraderos con nuestro público.

Las historias bien contadas, deben ser fáciles de entender y atractivas a la vista. Sin hacernos bolas. Menos, es mejor, siempre.

Busquemos hacer un periodismo visualmente atractivo, con información novedosa y sencilla. Pensando siempre en el bien común y con una sólida base de honestidad que apuntale la credibilidad de nuestros medios. Nunca deberemos perder de vista que la credibilidad es el corazón de nuestro trabajo y que sin ella no somos nada.

Twitter: @MxUlysses

Facebook: Ulises Castellanos

Hoy les hablaré sobre el Storytelling o Nuevas Narrativas y cómo se incorpora en el quehacer periodístico cotidiano. El Storytelling es un concepto que suma recursos narrativos al periodismo contemporáneo, sobre todo para difundirse en plataformas digitales y que, además, atiende buena parte de la expectativa que ahora exigen las nuevas audiencias.

Como seguramente saben, la industria de la información tradicional (prensa, radio y tv) esta sumida en una fuerte crisis económica, atorada en su viejo modelo de negocio y sin atraer a nuevos públicos. Esta misma semana por ejemplo, se dio a conocer un dato aterrador para los dueños de las televisoras, y es que por primera ocasión, el dinero que se destinaba en su sector para gastar en publicidad, se ha movido de manera dramática hacia internet.

El estudio revelado en Londres en abril de este año, señala que a nivel global, en el primer trimestre de 2019, la web recibió ya el 43% de la inversión total publicitaria, frente a un 31% que fue capturado por la televisión tradicional. El 26% remanente se dispersa en el resto de los medios de difusión del planeta, desde la radio hasta un espectacular en las autopistas.

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Y todo esto, ¿cómo nos afecta a los periodistas y fotógrafos en México? Pues de manera inmediata y contundente, porque finalmente, nuestra plataforma tradicional está en un vórtice de destrucción que no parece ser detenida por nadie; sus síntomas se manifiestan en los recientes despidos, congelamiento de salarios y reducción de espacios para la foto en la mayoría de los medios impresos.

La gratuidad se impone. La audiencia interesada en consumir medios informativos está “migrando” a los dispositivos personales y sin gastar un centavo en sus nuevos hábitos de consumo.

Apenas la semana pasada estuve en un par de conferencias universitarias, con alumnos del centro y norte del país y la escena era la misma. No hay quién cargue un diario bajo el brazo o de menos una revista de actualidad entre estudiantes de cine, periodismo o comunicación. ¿Entonces, quién pagará a los profesionales del periodismo? o ¿Quién se anunciará en los impresos si nadie los lee?


Y en este contexto entonces, ¿qué podemos ofrecer a las nuevas audiencias y con ello a los nuevos anunciantes? Pues sencillo: contenido de calidad, exclusivo y transmedia. Es decir, periodismo escrito de excelencia, buena fotografía, podcast, videos atractivos y disponibles para cualquier plataforma. Hoy queremos la atención del usuario y su tiempo de contemplación y lectura. Es esto, o la extinción definitiva, créanme.

Y es aquí donde entra el Storytelling y el arte de contar historias. La especialización quedó atrás, hoy un buen periodista debe tratar de ser integral, flexible, preciso, debe escribir bien, hacer foto y saber producir video, editar e investigar a fondo sus asuntos. No hay de otra, los medios no pueden resistir más tiempo sin esta diversificación profesional.

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Desde las pinturas rupestres hasta el Facebook Live, lo único que seguimos reproduciendo son historias, porque en el fondo somos adictos a la narrativa de todos nosotros. Ahí está el rotundo éxito de Netflix como ejemplo, entre muchos otros.

De alguna manera se trata de conectar informativamente con la audiencia, para que nuestro contenido provoque una mejor experiencia con nuestro público meta, y al lograr eso, contar con su tiempo de lectura, y tendremos ahí la respuesta de los anunciantes.

Si relatamos hechos interesantes, atraparemos a la audiencia. Y para ello debemos ser capaces de enfocar nuestra energía en las historias relevantes, presentándolas bien, para desarrollar su contenido y ofrecer un desenlace que aterrice lo que el usuario vio, leyó o escuchó de nosotros.

Recordemos que antes, nuestro “consumidor” de medios era un usuario pasivo que veía tele y se aguantaba los anuncios; compraba un diario y se lo llevaba completo, aunque solo quisiera leer deportes. Hace poco más de 12 años comparábamos un disco entero por un hit del momento. Hoy ya no. Todo eso quedó atrás.

Sin embargo, lo anterior no quiere decir que el periodismo tradicional vaya a desaparecer, pero su imperio si se está desmoronando y habrá nuevos líderes, nuevos hábitos de consumo y para ello se necesitarán perfiles de periodistas que sepan narrar creativamente sus historias.

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En resumen, debemos conocer nuestra audiencia, renovar nuestra capacidad de asombro y meternos a la conversación pública. Nuestras historias deben activar la inteligencia del consumidor y retarlo con imaginación a través de todas las plataformas disponibles en redes sociales e internet.

Debemos saber construir relaciones sólidas con nuestra audiencia. Es imperativo tener claro el puerto de salida y nuestra meta. Qué contar, por qué y para qué. Definir un estilo, una textura. Busquemos generar vínculos duraderos con nuestro público.

Las historias bien contadas, deben ser fáciles de entender y atractivas a la vista. Sin hacernos bolas. Menos, es mejor, siempre.

Busquemos hacer un periodismo visualmente atractivo, con información novedosa y sencilla. Pensando siempre en el bien común y con una sólida base de honestidad que apuntale la credibilidad de nuestros medios. Nunca deberemos perder de vista que la credibilidad es el corazón de nuestro trabajo y que sin ella no somos nada.

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