“Julieta Egurrola es una mujer mexicana de 70 años, actriz egresada del Centro Universitario de Teatro, con una carrera de 46 años… Pertenezco a la Compañía Nacional de Teatro en la categoría de Actriz de Número… Soy madre de Natalia Beristáin, directora de cine; madre de Pedro de Tavira, actor, y abuela de Jacinta y de Julia, hermana de Lorenzo y Antón… Y vivo en la ciudad de México, soy chilanga”.
Así es como se presenta Julieta Egurrola, primerísima actriz mexicana que tiene en su haber más de 50 obras de teatro, más de 30 telenovelas y más de 25 películas, siendo la más reciente Ruido, una producción de Netflix en la que da vida a Julia, una madre que busca desesperadamente a su hija desaparecida.
Probablemente debido a la pertinencia y actualidad del tema, es que esta película es actualmente la cinta mexicana más vista dentro de dicha plataforma de streaming, y una producción que a Julieta le ha dejado muchas satisfacciones, como la de haber sido nuevamente nominada al Ariel por su actuación en la misma.
Pero otro de los retos y satisfacciones que Ruido representó para ella, fue el de haber sido dirigida por su propia hija, Natalia Beristain, por lo que le preguntamos cómo fue esa experiencia.
“Bueno, tiene que ver con cómo ha sido nuestra relación, porque nos llevamos bien, nos queremos y ambas nos respetamos, nos admiramos… Y bueno pues, digamos que, independientemente mis años de actriz, pues uno siempre se pone a disposición del director o de la directora, así que durante los primeros días sólo fue cuestión de dejar que todo fluyera, porque además, el peso de mi personaje era muy importante, ya que está en toda la película y era una gran responsabilidad, por la energía y la concentración que se requería… No es muy común que una directora dirija a su mamá actriz, por lo menos aquí en México, aunque supongo que sí han habido casos, pero eso es lo que lo hizo algo extraordinario para nuestro currículum, por decirlo así.
La actriz se muestra consciente de la responsabilidad que conlleva personificar a una madre buscadora, en un país que todos los días ve a personas en esta situación.
“Me di cuenta de que tenía que echarme un clavado ahí, donde hay un dolor perenne, un dolor constante y un estado de ánimo; desgraciadamente esta es una situación que pasa en tantas tantas familias en este momento, por lo que es una gran herida nacional la que estamos viviendo con estas violencias, secuestros, asesinatos y desapariciones”.
Actualmente, Ruido es la película mexicana más vista en Netflix, seguramente porque está tocando muchas fibras sensibles
Pues sí, eso es a lo que queremos hacerle precisamente “ruido”, ya que afortunadamente a través de Netflix se puede ver la película en 190 países, además de que se proyectó en la recién inaugurada Cineteca Nacional de las Artes, pero sí queremos invitar a más gente a que la vea si no ha podido hacerlo.
Y en este caso usted iría por su segundo Ariel…
Sí, el primero fue por la película Profundo carmesí, una película ya icónica, de Arturo Ripstein, donde gané el Ariel por mejor actuación.
¿Qué tan importantes son los premios para Julieta de Egurrola?
Bueno, en el momento en que uno los recibe son importantísimos, igual que los premios que tengo por las obras de teatro. A lo largo de la carrera uno agradece el reconocimiento, aunque personalmente pienso que cuando uno hace estos trabajos pues no los hace pensando en eso.
¿Cuál sería el papel que más satisfacciones le ha dado hasta el momento?
Bueno, es que depende de la década, porque hay obras de teatro o películas, incluso telenovelas que marcaron un antes y un después dentro de mi carrera, cada una por distintas razones, pero en este momento puedo decir que Ruido, en particular porque hay mucho interés de parte de todo el equipo de hablar de esta situación, porque aunque la película ha sido muy exitosa, lo que quisiéramos es abrir los ojos, que se escuche a todas esas familias, a todas esas madres buscadoras, que se les ayude y que se les haga justicia, eso es lo más importante, que no se puede decir que no hay desaparecidos en este país, por supuesto que los hay y sabemos que si la cifras oficiales son 110 mil, entonces en realidad deben ser por lo menos el doble… Esos son los otros datos que siempre nos manejan, sabemos que hay muchas cosas positivas que han hecho en estos cinco años, pero hay muchísimo en lo que sí nos quedan a deber.
¿Y en la gestión cultural?
También, porque nos han dicho al grupo artístico del que me siento parte que no somos indispensables, que han sido muchos privilegios y que ya le tocan a otras artes o a otras expresiones, y pues no, no estamos de acuerdo todos los que vivimos de hacer teatro, de hacer ópera, danza, escultura, pintura, y bueno, ahí también entra el tema de qué entendemos por cultura y el hecho de que el Gobierno tiene otros intereses particulares y que no ve todo de manera general, lo vivimos en la pandemia, que se necesitó tanta ayuda y no la hubo, además de que tenemos un gran rezago en la educación como lo estamos viendo ahora, pero ya… en eso no me meto.
Para cerrar con un mejor sabor de boca, volvamos a su carrera, que ya es de casi medio siglo. ¿Cómo se siente al respecto?
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Pues mira, sobre todo lo que yo le agradezco a los dioses es que pueda seguir siendo actriz, que pueda seguir actuando y que sea la actuación lo que me sigue llenando, porque este fue mi proyecto de vida desde que decidí estudiar teatro. Ahora cuando volteo para atrás, pues veo que estuvieron ahí una gran cantidad de compañeros, compañeras y gente creativa que me acompañó para poder hacer las cosas que quería hacer, y sobre todo, te puedo decir que la mayoría de las cosas que he hecho han sido porque he querido y porque he estado con la gente que quiero estar.