La música tiene aires épicos, ya que según los organizadores, la ceremonia del 26 de julio será "espectacular". Por ahora nada o casi nada ha sido revelado, pues el comité organizador de los Juegos mantiene en secreto todos los detalles.
Sólo un puñado de periodistas, entre ellos la agencia AFP, pudieron asistir a principios de junio a unos minutos de un ensayo de una de las escenas. La cita era en un hangar, en las afueras de París.
Los neones y una bola de discoteca con espejos contrastan con el aspecto industrial de este lugar deteriorado, pero inmenso. Dado que la ceremonia de apertura se celebrará por primera vez fuera de un estadio, a lo largo de 7 kilómetros en las orillas del Sena, fue necesario adaptarse y encontrar un lugar capaz de recibirr a grandes grupos de bailarines para los ensayos.
En total, más de tres mil bailarines participarán en el espectáculo. Para este ensayo se han presentado medio centenar. La escena en concreto requiere alrededor de 400 bailarines.
"Se requiere una verdadera organización, pero lo estamos logrando", se entusiasma la coreógrafa Maud Le Pladec, quien está a cargo de la danza para todas las ceremonias de los Juegos.
¿Habrá una parte de ballet? ¿Cómo serán los trajes? ¿Cuándo será el ensayo general? A todas esas preguntas, la respuesta es la misma: No podemos decir nada
La organización es milimétrica, ya que los bailarines deben ensayar en pequeños grupos: ningún lugar es lo suficientemente grande, en esta etapa, para reunirlos a todos.
La tarea es titánica porque la ceremonia contará con una decena de escenas. Con un pants negro y zapatillas del mismo color, la coreógrafa se coloca frente a sus bailarines.
El ensayo comienza con buen ánimo, no hay tiempo que perder. Le Pladec se dirige a ellos en inglés, muestra los movimientos una vez, luego una segunda, antes de cederles el turno.
La música resuena, sin poder enmascarar el ruido de los pasos que se deslizan sobre el suelo. Energético, este pasaje de la coreografía se encadena en una mezcla de relajación y rigor.
Los gritos de aliento son vigorosos, al mismo tiempo que se ejecutan los movimientos.
La pieza que mostrarán en la inauguración buscará fusionar el 'breakdance' con la danza contemporánea y la danza clásica
"¡Excelente, dan ganas de seguir!", lanza el presidente del comité organizador, Tony Estanguet, que ha entrado discretamente en la sala. A pocos metros también está Thomas Jolly, el director artístico de los Juegos.
La ceremonia de apertura mostrará "la danza en toda su diversidad", revela la coreógrafa. El objetivo, confiesa, es lograr un cruce entre el "breakdance", la danza contemporánea y la danza clásica.
"No habrá un puente (en París) donde no haya bailarines", asegura. No importa el estilo o el lugar, para Louise Demay, de 25 años de edad, bailar para los Juegos era un sueño "de niña" que se hará realidad.
Más pragmático, Guilbeaud Manuarii, de 19 años, confiesa que se presentó a las audiciones por "la paga, que no es muy alta".
Admite sentir un poco de nervios, pero estar en sintonía con la coreografía "bastante deportiva".
¿Habrá una parte más clásica, de ballet? ¿Cómo serán los trajes? ¿Cuándo será el ensayo general? A todas esas preguntas, la misma respuesta de los participantes: "No podemos decir nada".
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"Incluso los bailarines no conocen todos los secretos", señala Le Pladec.
Se han realizado todas las pruebas de viabilidad. Aunque fue necesario readaptar y cambiar elementos marginales, el proyecto inicial sigue su curso.
"Desde mediados de marzo se está concretando: las coreografías, el vestuario, la música… ¡Lo logramos!", asegura.