"El grupo más inquieto, inventivo e insaciable del mundo". Así fue como un comunicado describía al conjunto australiano King Gizzard & the Lizard Wizard (KGLW), y fue una frase que se me quedó grabada, porque a grandes rasgos era la misma idea que yo me había hecho de ellos, luego de atestiguar algunas de las locuras que este conjunto ha perpetrado, algunas de las cuales se mencionan más adelante en este texto.
La invitación para charlar con Stu Mackenzie, el cantante y guitarrista del grupo era difícil de rechazar, a pesar de que estuviera pactada para las 4:00 AM, hora de México, esto para procurarle un horario más cómodo a mi interlocutor, quien se encontraba del otro lado del mundo, precisamente en Australia.
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El motivo de la charla era la inminente publicación de su nuevo álbum, The Silver Cord, el cual, ¿por qué no? cuenta con dos versiones, la original, con canciones de una duración normal, estándar, y otra llamada “Extended Mix”, con versiones largas, sólo para los más clavados (que cuando hablamos de KGLW no son pocos).
Una banda de metal… ¿y electrónica?
Y mucho más que eso. Los adscritos al culto de KGLW saben que una de las fortalezas del conjunto es su capacidad de moverse en distintas aguas musicales, desde el thrash metal hasta el pop, pasando por la psicodelia, el progresivo, el folk, el funk, el soul, el hip-hop y hasta la música electrónica.
De hecho, el sexteto ya había incursionado en ese estilo en dos discos previos: Butterfly 3000 (2021) y Made in Timeland, como recuerda el propio Stu, en exclusiva para El Sol de México:
“Queríamos hacer algo que fuera más desafiante para nosotros y simplemente poder dejar las guitarras por completo para ver qué diferencia había. Realmente sentí que era el momento adecuado… Nos acercamos a la música electrónica desde un ángulo amateur. Yo toco el sintetizador Juno como si fuera una guitarra, porque realmente no sé tocarlo. Estábamos en aguas inexploradas y llegamos a un punto en el que estábamos realmente felices con lo que salió".
Todo comenzó cuando su baterista Michael "Cavs" Cavanagh consiguió una antigua batería electrónica que en los años ochentas seguramente era vista como un juguete futurista y que hoy, con todo y sus almohadillas octogonales es una reliquia que se niega a dejar de producir sonidos, eso sí, anclados a una época muy particular.
El grupo ha compartido que en cuanto vieron la nueva adquisición, todos se comprometieron con esa nueva/vieja estática y que a partir de entonces todo comenzó a girar en torno a dicho artefacto.
A lo largo de su carrera han incursionado en distintos estilos musicales, incluso dentro de un mismo disco. ¿Cómo deciden qué tan ecléctico va a ser un álbum?
Para nosotros eso siempre ha sido algo bastante lógico y obvio, porque de entrada nuestras colecciones de discos son bastante variadas. Nunca he pensado en la música como un sólo género, sólo cuando empecé a aprender a tocar la guitarra… Supongo que la mayoría de las cosas que hacemos están en deuda con el rock and roll, pero en realidad siempre he sentido que el arte funciona mejor cuando eres aventurero, cuando exploras todas las posibilidades y ves qué es lo que hay disponible para ti.
¿Por qué no pintar con todos los colores? Usar un álbum como un lienzo para probar cualquier cosa o simplemente experimentar con algo más que te interese o que nos interese y nos motive a los seis miembros del grupo al mismo tiempo?
Tienen muchos seguidores metaleros y me imagino que a algunos de ellos no les encantará escucharlos haciendo música electrónica.
No me importa si a alguien no le gusta este disco porque sienta que no es suficientemente metalero. Porque para ser justos, es un disco muy profundo e incluso oscuro, hasta en las canciones más claras, además de que es bastante existencial en las letras, como el anterior (PetroDragonic Apocalypse). Si a alguien no le gusta, está bien… Si estuviera preocupado porque a una parte de nuestros fans no les gustara algún disco que hagamos, tal vez nunca haríamos otro álbum. Cada vez que hacemos un disco molestamos a alguien y pensamos que tal vez hasta sea algo bueno.
“Al principio queríamos hacer algo condensado y breve. Pero como eso ya lo hemos hecho, sentí que era hora de hacer un ejercicio en el que dejáramos toda la grasa, y así fue como terminamos todas esas grabaciones e improvisaciones de formato largo, con cosas realmente interesantes”
Sólo tienen 13 años como banda, pero este ya es su disco número 25. Es impresionante que haya años en los que editan hasta tres discos. ¿Nunca descansan?
Ahora mismo no tengo otro trabajo aparte de este, esto es lo que hacemos, es a lo que nos dedicamos la mayoría de los que estamos en la banda, a estar constantemente de gira o grabando algún disco. Me encanta tomar vacaciones, porque lo que más me gusta en el mundo es viajar y explorar, ver nuevos lugares y cosas buenas, así que hago lo mejor que puedo para ser un buen esposo y padre, todo al mismo tiempo… Hay que hacer ciertos malabarismos, pero se puede. Tengo mucha suerte de poder hacer esto como un trabajo, así que simplemente quiero seguir haciéndolo.
Hay dos versiones de este disco, y has dicho que quizá prefieres la extendida, porque te gustaría poner a prueba la capacidad de atención de los escuchas…
En realidad no sé cuál de las dos prefiero. Al principio entramos con el deseo de hacer algo realmente condensado y breve. Esa era la idea original, así lo teníamos en mente. Pero como eso ya lo hemos hecho muchas veces, sentí que era hora de hacer un ejercicio en el que dejáramos toda la grasa, todo lo que se grabó, porque una vez que empezamos a grabar nos vimos metidos en una lógica más hipnótica y supongo que eso ocurrió porque estábamos usando instrumentos que eran nuevos para nosotros, por lo menos en el sentido de los arreglos y de improvisar de esa manera.
Todo se sentía completamente nuevo y parecía que teníamos mucho que explorar, y así fue como terminamos con todas esas grabaciones e improvisaciones de formato largo en donde hay cosas realmente interesantes. Por eso parecía muy obvio hacer dos versiones, para ver que la idea corta funcionaba y luego seguir adelante con la versión larga, que una vez que nos comprometimos con ella todo fue realmente libre y liberador, permitiéndonos que las propias canciones decidieran… Al final, la versión original de la versión larga duraba unos 130 minutos, lo cual es jodidamente largo, estúpidamente largo, por eso se descartó… Y así llegamos a las versiones de las canciones tal y como son ahora.
Mientras escuchaba el disco pasaron por mi mente un montón de referencias, entre ellas The KLF… ¿Eso tiene sentido para ti?
Nosotros no somos mucho de citar artistas o canciones específicas. Generalmente creo que se trata de referencias que de alguna manera se nos cuelan en el cerebro, pero no me gusta pensar en nombres específicos, porque siento que accidentalmente podemos terminar haciendo lo mismo… Obviamente escuchamos cosas así, cosas de los noventas, aunque también de principios de los dosmiles o incluso de mediados o finales de esa década, cuando empezamos a ir a los clubes y los raves, porque aún somos muy jóvenes… Creo que muchas de esas cosas estaban en nuestras cabezas, cualquier cosa posterior a 1980 es algo que seguramente consumimos de alguna manera en nuestras vidas, porque la música es ineludible, está en todas partes, así que todo eso está en nuestro ADN. Ahora que si quieres referencias más específicas, te diría que en algún momento estábamos escuchando muchas bandas alemanas de los años setentas.
Su nuevo disco, The Silver Cord, se editó en dos versiones: una “normal” y otra extendida, sólo para clavados
En su sitio web tienen una sección de demos, canciones en vivo y versiones raras que la gente puede descargar para copiar, imprimir y hasta vender. Eso es algo muy disruptivo para la forma capitalista en que funciona la industria musical, ¿no crees?
Sí, odio el aspecto capitalista de ser músico. No es por eso que estoy aquí y es algo que siempre se ha sentido como una pelea a puñetazos, una pelea de todos los días y un cuestionamiento de por qué estamos haciendo esto. Como si sólo estuviera tratando de vender, cuando lo que quiero es hacer música. Pienso en esas cosas todo el tiempo, y no está en mi naturaleza la idea de dirigir un negocio o de tratar a la banda como un negocio.
Creo que soy un poco más hippie en el sentido antiguo de la palabra, porque además es difícil estar haciendo discos y tratando constantemente de venderlos. Claro, me siento muy halagado y entusiasmado de que la gente interactúe con la música, eso es increíble y son geniales las comunidades que se forman alrededor de la banda, además de toda la gente que hemos conocido, pero es una mierda estar constantemente pidiéndole a la gente que compre cosas, así que bueno, por ahora estoy en paz con eso de que la banda sea un negocio por un lado, y, por el otro tenga, todos esos discos y grabaciones que la gente pueda poseer, porque es jodidamente gratis y está bien, porque se siente anárquico y libre y esas son las cosas que me hacen sentir muy bien.
Hablando de la industria, empresas como Altafonte y Spotify están apostando por un modelo en el que ya no tienen cabida los artistas que no generan suficientes streamings. ¿Qué opinas de la forma cómo funcionan las plataformas musicales?
El problema es que nadie sabe qué es lo justo, y todo cambia tan rápidamente que hace a algunas personas tomar decisiones que no parecen las correctas, porque mucha gente está confundida. Debo decir que nosotros somos lo suficientemente afortunados por obtener algunos ingresos de esas plataformas y que por supuesto no es una cantidad descabellada, pero estamos agradecidos, porque no esperábamos ganar dinero de ahí.
Nosotros más bien construimos un modelo en torno a vender cosas físicas y salir de gira, porque el streaming siempre es una especie de interrogante gigante sobre lo que está pasando allí y qué hacen con el dinero. Estoy seguro que las corporaciones gigantes hacen lo que quieren y de que es un modelo medio explotador; siempre que dejes que el libre mercado tome decisiones por aquellos que no poseen mucho dinero, será algo malo… No estoy seguro de si el sistema actual alguna vez funcionará como funcionaban las cosas en los ochenta, porque este es un mundo diferente, pero es un hecho que los sellos y las editoriales se llevan su dinero.
En 2024 volverán a salir de gira por varios países de Europa, Canadá, Estados Unidos y Sudamérica. ¿Contemplarán a México? ¿Y cómo recuerdas su visita de hace un par de años?
Sí, fue algo realmente enfermizo lo que hicimos, primero en el foro donde tocamos y también en una pista de patinetas, fue muy divertido estar ahí, incluso como turista, porque es un lugar asombroso… Podría estar allí durante meses, años… O simplemente toda la vida, porque hay una increíble y rebosante cultura y mucha gente muy linda, así que si tenemos suerte en el próximo tour, me encantaría volver… Siendo totalmente honesto, no puedo esperar para regresar.
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Así es como KGLW le devuelve al rock esa capacidad de clavarse en la textura y de ir a contracorriente tanto como sea posible, saliéndose de su zona de confort una y otra vez, porque es ahí donde están las mieles de la sabiduría.
"Es liberador asustarse a uno mismo", añade Mackenzie. "Realmente creo en eso como filosofía. Siempre ha sido parte de nuestro ADN. Es algo que siempre hemos hecho, colocarnos en una posición en la que la cortisol se activa, empujándonos desde el puente y forzándonos a nadar. Tal vez tenemos el gen del buscador de emociones en nosotros o algo así. Definitivamente es mi idea de diversión”, concluye.