Orquestador de emblemáticas proezas y reconocido hoy por sus icónicos edificios ―como son el Estadio Azteca o el Museo Nacional de Antropología e Historia― el arquitecto y urbanista Pedro Ramírez Vázquez (1919-2013) fue uno de los forjadores de ese México moderno que, tras los años de la Revolución y la reconstrucción consecuente, requería consolidarse como una nación cosmopolita y en claras vías de desarrollo, pero siempre orgullosa de sus raíces indígenas.
Sin embargo, a pesar de su enorme valor para entender la historia del México moderno, su basto archivo no había sido mostrado al público; hasta ahora, que la Fundación Carlos Slim recientemente ha inaugurado la exposición titulada Pedro Ramírez Vázquez, en la sede del Museo Soumaya, ubicado, en Plaza Loreto, al sur de la Ciudad de México.
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En ella, a partir de poco más de mil objetos, agrupados en ocho núcleos, se hace un recorrido por la biografía del arquitecto, se estudia su dimensión social, se revisa su forma de crear espacios habitables y que forjaron identidad, y rememora su trabajo durante los juegos olímpicos de 1968 y termina por echar un vistazo su faceta como diseñador, así como hacer una evocación a los proyectos que no logró a concretar.
Arquitecto de mirada humanista
“Por supuesto que hay citas de los grandes edificios que construyó, pero hay muchas que son de un México moderno que dio rostro, cuna y eco a nuestros pensamientos y motivaciones que no sabemos bien: esa mirada humanista y la dimensión del edificio físico que nunca perdió belleza, pero que ante todo sigue siendo funcional”, explicó Alfonso Miranda Márquez, curador de la exposición y director general del Museo Soumaya, durante el acto inaugural con respecto a la exposición.
En el evento también participó el arquitecto Javier Ramírez Campuzano, hijo de Ramírez Vázquez y conservador del acervo de su padre. Éste agradeció a Soumaya Slim, hija de Carlos Slim, también presente, por hacer realidad la exposición y porque, según descubrió en sus indagaciones, fue Julián Slim, padre del empresario dueño de Grupo Carso, quien le ofreció a Ramíerez su primera oportunidad de trabajo. Mientras que Soumaya Slim dijo recordar a Ramírez Vázquez “como una persona muy sólida, de un espíritu dulce y con un gran interés por el orden y la armonía esencial de la materia y de las formas”.
El Ramiérez personal y dimensión social
Desde sus materiales originales de trabajo, su documentación estudiantil, cartas y hasta algunos versos escritos por Ramírez forman parte de esta exposición. Ahí se relata, entre otras anécdotas, el cómo el escritor y poeta, que formó parte del grupo de los Contemporáneos, Carlos Pellicer, lo incitó a estudiar arquitectura, tras haberle enseñado la historia de la Acrópolis griega, cuando de niño estudiaba en la Secundaria Número 4.
También se aborda la visión social que tenía de la arquitectura, la cual incentivaba a una revolución social, en vez de una armada. Éste motivo se vio reflejado en el magno proyecto de Escuela Rural, impulsado por el escritor Jaime Torres Bodet, proyecto que terminó con la fundación de poco más de 30 mil escuelas, entre rurales, normales y centros de capacitación que aún continúan funcionando en toda la república y que fueron diseñados por Ramíerez.
Edificios habitados | Edificios de identidad
Según uno de los textos en las salas, Ramírez, pensaba que la mala urbanización de los espacios provocaba el aislamiento entre las personas. Por eso es que se animó a promover el replanteamiento de algunas zonas de las Ciudad de México, como la Calle de Madero, en el Centro Histórico, a la que el propuso convertir en calle exclusivamente peatonal; o en el Sur, donde logró que se abriera paso de la Avenida Revolución en los terrenos del Convento del Carmen, objetivo que alcanzó con ayuda de otro gran escritor, Salvador Novo.
Desde templos, hasta mercados y museos, Ramírez pensó que la arquitectura tenía que aportar a la conformación cultural e identitaria de los mexicanos. Este trabajó se puede ver en los numerosos documentos, planos y fotografías ―con varios que se pueden manipular gracias a unos gabinetes con cajones retractiles que los protegen― la Nueva Basílica de Guadalupe, Nueva Basílica de Guadalupe, Centro Cultural Tijuana …la lista es muy amplia.
Las olimpiadas
Al ser una de las etapas más representativas de la carrera de Ramírez Vázquez, ya que participó como presidente del Comité Organizador de las Olimpiadas ―el documento de su nombramiento está en la exhibición―, no podía pasarse de largo. En ella se habla desde los diseños tipográficos que marcaron la vida del diseño nacional, hasta la moda y los souvenirs que adornaron estas fiestas.
Además de esto, sala hace hincapié en la gran iniciativa de Ramírez por hacer una Olimpiada Cultural y cómo fue que pudieron incluirse todas las disciplinas. De este proyecto algunos de sus recuerdos más perdurables fue la creación de la "Ruta de la amistad", que convocó a los más grandes artistas del mundo para que crearan grandes esculturas que aún se pueden ser contemplar en distintos puntos de Avenida Insurgentes y Periférico, misma que se representa en la exposición con fotografías y reproducciones a escala.
Diseñador y proyectos inconclusos
La exposición termina con una muestra de los distintos diseños que realizó Ramírez, principalmente en vidrio y metales, en los que deja ver un interés por recuperar el ser prehispánico. Además, este apartado permite apreciar y conocer los distintos logos de empresas, entre ellas, Televisa y la Universidad Autónoma Metropolitana de la que fue fundador y primer rector general. Luego, se hace una prevé evocación de los numerosos y ambiciosos trabajos irrealizados o inconclusos, que, a pesar de ello dan fe la incansable voluntad de Pedro Ramírez Vázquez.