La exposición Huesos y moléculas. Relatos de la evolución humana, organizada por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), con apoyo del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), demuestra cómo los procesos culturales han tenido un efecto profundo y permanente en la evolución humana.
La muestra, exhibida en el Museo de Tepexpan —con la cual reabre este significativo recinto mexiquense, cerrado por siete meses debido a los trabajos de mejoramiento y modernización de sus instalaciones—, está integrada por diversos paneles informativos, réplicas de seis cráneos, entre ellos los llamados precerámicos, y la representación de la cala arqueológica donde fueron encontrados los restos óseos del denominado “hombre de Tepexpan”.
Dividida en los apartados: Cómo los humanos hemos evolucionado, Filogenia humana, Relatos de la evolución, Cómo la cultura ha moldeado a la biología y Mapa de migraciones y proceso adaptativos, el montaje destaca la importancia de la investigación de los huesos y las moléculas, los cuales proporcionan información para encontrar respuestas a preguntas sobre la relación del hombre con otras especies, cuándo y dónde vivieron los primeros grupos humanos y cómo se dispersaron por el mundo.
El arqueólogo Luis Antonio Huitrón Santoyo, director del Centro INAH Estado de México, manifestó que ésta es el preámbulo de un trabajo académico y museográfico importante, en lo referente al poblamiento de América. Informó que el Museo ha sido incorporado al programa de la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones (CNMyE) del INAH.