Por primera vez en la historia, el Museo Franz Mayer mostrará al público, obsesiones y gustos del coleccionista alemán a través de “De prodigios y maravillas”, exposición con cerca de 80 piezas de las más de 11 mil que el también fotógrafo y filántropo tuvo el cuidado y tino de elegir a lo largo de su vida.
Se trata de un primer acercamiento de la enorme y emblemática colección, la cual permitirá “redescubrir la serie de tesoros que alberga este museo, cuyo corazón y razón de ser fueron las obras de Mayer”, destacó Alejandra de la Paz, directora del recinto.
De las piezas que se exhibirán, 50 provienen de salas permanentes y 32 de las bodegas del museo, motivo por el cual resulta una exposición inédita “en el sentido de que nunca habían estado 82 piezas reunidas creando este puente. Estamos hablando que 40 por ciento de lo que hay o se ha mostrado”.
Tras reconocer que fue una hazaña y resultó algo azaroso la elección de los objetos, el subdirector de curaduría e investigación del museo, Héctor Palhares, comentó a Notimex que primero definieron siete ejes y a partir de ahí comenzaron a abordar la exposición.
“El número no fue pensado en un principio, la intención era abordar los diferentes ejes. Destacar evidentemente lo más significativo de cada uno de estos tipos y fue una lista muy depurada porque nos dolía de pronto quitar piezas, pero al final, la intención es que ese gran universo que fue la colección de Franz Mayer estuviera integralmente representada”.
“De prodigios y maravillas. Obras selectas de la colección Franz Mayer”, quedó dividida en Mobiliario, donde se exhibirá, entre muchos otros objetos, una papelera alemana del siglo XVII; Relojes, para contar el tiempo y acompañarnos en la historia, hay un reloj de pie de la casa Volker que resulta muy interesante por diseño y configuración.
Platería, donde se encuentran los acervos más ricos del museo y destaca indudablemente la urna eucarística de plata de Juan Pose; Libros, donde se presenta “La crónica de Núremberg”, que destaca por su belleza de impresión.
Biombos y textiles es el quinto núcleo con hermosos sarapes y rebosos del siglo XVIII y XIX; Intimidad, es un apartado pequeñito en el que destaca el retrato de Doña María Manuela Josefa de Loreto Rita Modesta de Gómez Cervantes de Padilla, pintada en 1872; y finalmente Pintura y escultura, con la que concluye la exposición.
“A través de cada uno de los objetos que hay en esta muestra se puede leer a Franz Mayer, se puede acercar a su mundo, obsesiones, a sus gustos, a lo que conforma y define el universo de un coleccionista, eso es uno de los propósitos fundamentales como manera de homenaje al coleccionista, a su obra y al espacio que hoy evidentemente la resguarda”, indicó Palhares.
Como experto, Héctor agregó que el retrato de Doña Maria Manuela Gómez de Cervantes es el más emblemático para él “porque es como la sabia que nutre nuestro trabajo de investigadores”.
Lo anterior, porque dicha pieza arrojó datos nuevos, toda vez que se logró acceder al universo íntimo de una mujer que vivió hace más de 250 años, “por esa razón, ese retrato nos es muy entrañable, porque por primera vez podemos decir hemos conocido la historia de una dama retratada que hoy tiene su casa en el museo Franz Mayer y que, con una voz aparentemente silenciosa, le cuenta a todos nuestros visitantes sus historias, prodigios y maravillas también”.
“Esta curaduría casi, nos la ayudó a armar el propio Franz Mayer de una forma un tanto simbólica, porque a partir de lo que él hizo, de lo que reunió, movió sus fibras y lo que conformó su vocación de más de 50 años de coleccionista, sería el eje y ya a nosotros nos tocaría seleccionar las obras que fueran realmente emblemáticas para esta exposición y que por ello fueran prodigios y maravillas”, agregó.
Será este jueves cuando la exposición abra sus puertas al público; tendrán visitas guiadas y se realizarán conferencias, charlas y talleres; se hablará de mobiliario, moda, así como de la vida de Franz, como coleccionista e individuo, durante una conferencia magistral impartida por Ana Ortiz.
“Franz Mayer no tuvo hijos. Realmente, su legado y descendencia, son cada uno de los objetos que compró, adquirió, estudió y documentó y que le legó al pueblo de México para que hoy, por primera vez, literalmente, las veamos reunidas en este diálogo que habla del objeto, de su belleza, de su prodigio, pero también de quien es el hacedor de todo esto que hoy implica el museo Franz Mayer”.