El artista plástico oaxaqueño Francisco Toledo falleció este día a los 79 años, lo confirmó su hija Natalia Toledo.
El maestro juchiteco es uno de los artistas más destacados del país, defensor de los derechos humanos y del patrimonio artístico de Oaxaca.
Toledo diluyó los límites de diversos campos del conocimiento y la creación artística, volvió porosas las fronteras entre las artes visuales, la literatura, el diseño, la artesanía, la arquitectura, el juego, la enseñanza, el activismo social y la ecología.
A los 14 años inició sus estudios artísticos en el taller de grabado de Arturo García Bustos, luego ingresó al Taller Libre de Grabado de la Escuela de Diseño y Artesanías, del INBA.
En 1959 exhibió sus obras en la Galería Antonio Souza y en el Fort Worth Center, en Texas. En 1960 viajó a París, donde profundizó en técnicas de grabado, conoció museos, galerías, artistas y escritores que cambiaron su visión del arte, regresó a México en 1965 con una nueva perspectiva ideológica y estética que incorporará en sus obras.
Aunque se le ha asociado a la Generación de la Ruptura surgida en los años 50, sostenía que mantenía un carácter de artista autónomo.
En julio pasado fue inaugurada la exposición “Toledo ve” en el Museo Nacional de Culturas Populares, donde la directora Lluvia Sepúlveda Jiménez expresó que Toledo hablaba “el idioma del metal, el barro, el papel, el vidrio, la madera, el cuero, el textil y de tantos otros elementos que la tierra entrega para crear objetos que hermanan la utilidad con la belleza, que se pueden ver y se pueden tocar, que de igual modo se usan y se admiran”.