Mercedes Barcha fue el complemento perfecto de la dedicación de su esposo, el Nobel colombiano Gabriel García Márquez, a las letras.
Según relató alguna vez Jaime García Márquez, hermano del escritor, fue su "brazo derecho" no solamente por estimularlo, "sino por manejar de verdad la economía".
Y citó como ejemplo una de las anécdotas más entrañables en la historia de la pareja: el empeño de las joyas familiares de Mercedes para permitir que García Márquez pudiera encerrarse a escribir Cien Años de Soledad.
"Esa novela es hechura de Gabito, pero con ayuda de Mercedes por tantas cosas", señaló Jaime García Márquez.
El propio Gabriel García Márquez recordó en una entrevista que cuando terminó el libro él y su esposa lo llevaron al correo con la intención de enviarlo a la editorial en Buenos Aires.
"Eran 700 páginas, entonces lo pesaron y dijeron que costaba 83 pesos de México a la Argentina. Y Mercedes me dijo, no tenemos sino 45. Mira es muy fácil: partí el libro por la mitad y le dije: 'péseme este libro hasta 45 pesos'. Pesaron hasta 45 pesos y estaban hojas como quien corta carne. Cuando llegó a 45 pesos agarré esas hojas, las envolví y las mandé y nos quedamos con el resto", dijo.
Agregó: "Entonces nos fuimos a la casa y Mercedes sacó lo último que faltaba por empeñar, que era el calentador que yo usaba para escribir -porque yo puedo escribir en cualquier circunstancia menos con frío-, el secador que usaba para la cabeza y la batidora, se fue con eso al Monte de Piedad y le dieron unos 50 pesos".
Relató que regresaron "con el resto de la novela al correo, la pesaron y dijeron: 'Cuesta 48 pesos'".
"Mercedes pagó sus 50 pesos, le dieron 2 vueltos y yo me di cuenta de que cuando salimos del correo estaba verde del encabronamiento y me dijo: 'Ahora lo único que falta es que esta novela sea mala'", contó Gabo en una ocasión sobre las vicisitudes de su obra cumbre antes de alcanzar el éxito.
Incluso negoció el alquiler de la casa de San Ángel en lo que concluía Cien Años de Soledad. Fueron 18 meses en los que escribió su obra más famosa.
La influencia de Mercedes en Gabo está plasmada en la novela con el personaje de "Mercedes, la boticaria", una "mujer sigilosa y silenciosa". También en la icónica dedicatoria de "El Amor en los Tiempos de Cólera", cuya primera página dice "Para Mercedes, por supuesto".
“(Mercedes) hubo de hacerse cargo de todas las cuestiones domésticas y de mantener en pie la casa mientras yo luchaba en el frente. Ella realizó toda clase de proezas maravillosas. Diariamente, de uno u otro modo me procuraba los cigarrillos, las cuartillas, todo cuanto necesitaba para escribir", afirmaba el escritor.
"Sin Mercedes no habría llegado a escribir el libro [Cien años de soledad]. Ella se hizo cargo de la situación. Yo había comprado meses atrás un automóvil. Lo empeñé y le di a ella la plata calculando que nos alcanzaría para vivir unos seis meses. Pero yo duré año y medio escribiendo el libro. Cuando el dinero se acabó, ella no me dijo nada. Logró, no sé cómo, que el carnicero le fiara la carne, el panadero el pan y que el dueño del apartamento nos esperara nueve meses para pagarle el alquiler. Se ocupó de todo sin que yo lo supiera: inclusive de traerme cada cierto tiempo quinientas hojas de papel. Nunca faltaron aquellas quinientas hojas. Fue ella la que, una vez terminado el libro, puso el manuscrito en el correo para enviárselo a la Editorial Sudamericana", menciona Gabo en El Olor a la Guayaba.
La familia del propietario, Luis Coudurier, donó el inmueble de San Ángel a la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM), que desde febrero busca convertir en la Casa-Estudio García Márquez para promover la creación literaria.
Este sábado, Mercedes Barcha, conocida como La Gaba, falleció a los 87 años en su residencia del Pedregal en la Ciudad de México, donde siguió viviendo tras la muerte de García Márquez el 17 de abril de 2014. Ahora ya están juntos entre mariposas amarillas.
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