Jerusalén.- La geografía política actual de Medio Oriente cumple 100 años justo hoy: un acuerdo secreto negociado por Francia, Reino Unido y Rusia, que al final solo firmaron París y Londres pero fue revelado por Moscú.
En esencia el documento, familiarmente "Acuerdo Sykes-Picot" por sus negociadores el británico Mark Sykes y el francés François George-Picot, divide las tierras árabes bajo el Imperio Otomano entre ambas potencias europeas al fin de la Primera Guerra Mundial.
El Imperio Otomano entró a esa guerra del lado de Alemania, por lo que al perder debió de enfrentar las consecuencias, incluida la anexión de Constantinopla a Rusia y el control sobre los Dardanelos.
La costa de Siria y la mayor parte del actual Líbano quedaron bajo la influencia francesa, mientras el centro y sur de Mesopotamia, hoy Irak, se ubicó en la esfera británica, y Palestina fue confiada a una administración internacional.
El resto de Siria, el norte de Irak y Jordania, podrían contar con administración árabe pero supervisión británica en la zona norte y francesa en el sur.
La división de ese territorio en zonas de influencia fue hecha sin tomar en cuenta la demografía, cultura, sociedades y religiones de los pueblos que vivían ahí, dijo Alan Baker, director del Instituto de Asuntos Contemporáneos al Jerusalem Post.
Pero en estos días ese orden está siendo amenazado como nunca antes, advirtió James Reini, analista del Middle East Eye, con Irak desgajado, los kurdos dominando en el norte, y Siria en brutal guerra civil.
Además, el Estado Islámico desafía todas las fronteras que le cierren el paso a su Califato.
Coincidente con esta apreciación Baker añade que las fronteras delineadas hace un siglo se están evaporando en frente de nuestros ojos y el carácter de la región está cambiando más allá de todo reconocimiento.
De Libia a Irak las autoridades han colapsado y la gente regresa a sus viejas identidades: sunitas, chiitas, kurdos y aún grupos tribales, afirma.
Grupos sectarios, muchas veces islámicos, han llenado el vacío de poder y expanden la violencia.
Reini recuerda a su vez las palabras de Abu Bakar al Baghdadi, líder del Estado Islámico, en julio de 2014: "Este avance no se detendrá hasta que pongamos el último clavo en el ataúd de la conspiración Sykes-Picot".
Empero, la opción de reformular las fronteras de la región de una manera más acorde a su realidfad socio cultural no parece ser la mejor opción para algunos.
Michael Rubin, exfuncionario del Pentágono, dijo al Middle East Eye que esa reformulación seria, en esencia, una suerte de imperialismo 2.0
Más que lamentar la existencia de ese acuerdo, agrega, se debe reconocer que se trató de un mecanismo nacido del cinismo imperialista que sin embargo ha dado oportunidades, con frecuencia perdidas, de libertad y para las aspiraciones nacionales.
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