/ lunes 27 de noviembre de 2023

Griyum: Grillos comestibles para todos

Los grillos no sólo sirven para cantar. Griyum, una empresa mexicana, los está aprovechando para prepararlos en botanas, harina y otros productos saludables al alcance de toda la población

Los menús y posibilidades son casi infinitas. Hoy en día la empresa trabaja con varias marcas y restaurantes para ofrecer platillos a base de grillos, entre ellos tortillas, sopas, galletas, e incluso proteína para los amantes del gimnasio.

Al mes, Griyum produce hasta un par de toneladas de grillos, el equivalente a casi dos cabezas de ganado, en dos hectáreas de granjas que son atendidas por 25 productores en Querétaro, donde nació la compañía.

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Pese a los retos de financiamiento y promoción que enfrentan la mayoría de emprendedores o empresas de reciente creación, Alejandro de la Brena, director y fundador de Griyum, asegura que su negocio es bastante rentable y saludable.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), actualmente hay más de mil 900 especies de insectos comestibles en todo el mundo, pues se tratan de animales ricos en nutrientes como zinc, calcio y hierro.

Otro ejemplo de ello es la aportación de proteína respecto a otras carnes convencionales, además de la crianza, que es más barata y menos contaminante.

En el caso específico de los grillos, se estima que consumen hasta 12 veces menos alimento que un ganado para producir la misma cantidad de proteína, según la FAO.

“Para producir la misma cantidad de proteína de grillo que de vaca se utilizan muchos menos recursos naturales, entre 250 y mil veces menos agua, o 25 veces menos superficie terrestre, lo que también conlleva a menos gases de efecto invernadero”, subrayó Alejandro de la Brena.

A estos bajos costos se suma que la crianza de insectos se puede dar en cualquier entorno, ya sea rural o urbano, y en espacios pequeños con la capacidad de dar millones de animales al mes.

“Sin embargo, la industria todavía está en etapas tempranas. Los sistemas de producción que desarrollamos están en proceso de optimización; en tres años bajamos el costo de producción en un 30 por ciento y así seguiremos en los siguientes años para llegar a ser una de las proteínas más competitivas”, precisó el ejecutivo.

En entrevista con El Sol de México, comentó que el éxito de la compañía no sólo se debe a sus bajos costos de producción o grandes cantidades de grillos en granjas. Para Alejandro de la Brena, los “amantes de la comida” también están detrás de ello.

Se trata de consumidores curiosos, muchos de ellos que prefieren una comida lujosa o exclusiva, también conocida como gourmet, y que en la mayoría de los casos, ya tuvo algún contacto previo con algún insecto comestible.

En esta cadena también entran los restaurantes, que cada vez ofrecen más productos con grillos, ya sea a manera de botana o como parte del menú del día, aunque no se trate de una experiencia gourmet.

Según de la Brena, los platillos o “complementos” de grillos en establecimientos de comida también son baratos, pues el precio puede ir desde los 10 pesos por una porción de este tipo.

“Es un complemento, una nueva forma de integrar nuestra tradición y cultura de comer insectos, pero más en el día a día, en el pan que puedes comerte en sándwiches o como botana. Hay grillos sazonados de sabor habanero, chile y limón, entre otros”, agregó.

El cantar de un proyecto escolar

Ingeniero en Biotecnología por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Alejandro de la Brena fundó la compañía junto a sus socios Cristina Clocchiatti y Francisco Nardoni a raíz de un proyecto escolar.

Griyum ha trazado un camino diferente, ofreciendo una alternativa sostenible y rentable utilizando grillos comestibles como ingredientes en alimentos que proporcionan máxima nutrición y mínimo impacto ambiental”, detalló de la Brena.

No obstante, antes de ser un sueño estudiantil, Griyum fue concebida desde la niñez de Alejandro de la Brena, quien en la primaria fue objeto de burlas por su peso y estatura.

El objetivo, cuenta el emprendedor, era crear un alimento saludable, rico y al alcance de todos, que pudiera ayudar a las personas a mantener una dieta balanceada y sin tantos sacrificios.

Hoy en día Alejandro de la Brena aún se considera amante de las frituras y pastelitos, pero cree aportar su granito de arena a la salud de los mexicanos a través de Griyum.

“La empresa es resultado de una serie de eventos; conforme crecí me di cuenta del impacto que pueden tener las burlas por sobrepeso, como lo hacían conmigo, pero además de las enfermedades que ello puede desarrollar”, destacó.

Ya de joven, Alejandro escogió su carrera con el propósito de aplicarla en alimentos. Actualmente, cursa un doctorado en la misma rama.

Para montar la empresa, además del conocimiento técnico y creatividad para desarrollar productos comestibles, Alejandro y su equipo enfrentaron el acceso a capital para emprendedores.

Lo anterior, pese a participar en programas de emprendimiento o creaciones de empresas en su alma mater.

“Éramos muy diversos. Cristina estudió Negocios Internacionales y Francisco tiene una licenciatura en Creación y Desarrollo de Empresas. Nos costó mucho trabajo porque nosotros queríamos innovar, y a la gente le gustaba el proyecto, pero también sabíamos el riesgo que llevaba”, agregó.

Según el directivo, en una primera etapa Griyum se dio a conocer mediante ferias o colaboraciones con marcas y restaurantes. Además, participaron en programas y concursos de innovación, de donde lograron recaudar cerca de medio millón de dólares en capital.

“Cuando la innovación está en tu propósito, cuando quieres crear algo bueno y de valor para la sociedad se vuelve muy trascendental”, añadió.

Ahora la empresa forma parte de un pequeño corporativo llamado Santena, dedicado a la elaboración de insectos comestibles, del cual Alejandro de la Brena es miembro del consejo de asesores.

Gracias a esta incorporación, hoy Griyum tiene acceso a capital de ángeles inversionistas, como se le conoce a las personas que aportan sus propios recursos y experiencia para apoyar el emprendimiento o consolidación de nuevas empresas.

De igual forma, mantienen conversaciones para acceder a capital de riesgo, también conocido como “venture capital” que es cuando alguien puede financiar una empresa a cambio de acciones o una participación en ella.

La inteligencia de un grillo

A la pregunta de qué es lo que hubiese querido saber antes de fundar Griyum, Alejandro respondió tres cosas: conocimiento técnico sobre la producción de grillos, asesoría financiera y la importancia de las relaciones para emprender.

“La innovación más importante que hemos encontrado está en el propósito de Griyum, que es que todas las personas tengan una opción más nutritiva de sus alimentos favoritos”, manifestó.

Además resalta la importancia de tener un mentor o acompañamiento durante el emprendimiento, principalmente para resolver dificultades de una manera más sencilla.

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Desde la perspectiva del ejecutivo de Griyum, todo esto se complementa cuando el emprendedor tiene apertura al diálogo y sabe escuchar las opiniones, críticas y comentarios de las personas.

“En México hay muchísimas personas dispuestas a ayudarte e impulsarte para para crecer el proyecto. Tú dices grillo y yo salto”, concluyó Alejandro de la Brena.




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Los menús y posibilidades son casi infinitas. Hoy en día la empresa trabaja con varias marcas y restaurantes para ofrecer platillos a base de grillos, entre ellos tortillas, sopas, galletas, e incluso proteína para los amantes del gimnasio.

Al mes, Griyum produce hasta un par de toneladas de grillos, el equivalente a casi dos cabezas de ganado, en dos hectáreas de granjas que son atendidas por 25 productores en Querétaro, donde nació la compañía.

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Pese a los retos de financiamiento y promoción que enfrentan la mayoría de emprendedores o empresas de reciente creación, Alejandro de la Brena, director y fundador de Griyum, asegura que su negocio es bastante rentable y saludable.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), actualmente hay más de mil 900 especies de insectos comestibles en todo el mundo, pues se tratan de animales ricos en nutrientes como zinc, calcio y hierro.

Otro ejemplo de ello es la aportación de proteína respecto a otras carnes convencionales, además de la crianza, que es más barata y menos contaminante.

En el caso específico de los grillos, se estima que consumen hasta 12 veces menos alimento que un ganado para producir la misma cantidad de proteína, según la FAO.

“Para producir la misma cantidad de proteína de grillo que de vaca se utilizan muchos menos recursos naturales, entre 250 y mil veces menos agua, o 25 veces menos superficie terrestre, lo que también conlleva a menos gases de efecto invernadero”, subrayó Alejandro de la Brena.

A estos bajos costos se suma que la crianza de insectos se puede dar en cualquier entorno, ya sea rural o urbano, y en espacios pequeños con la capacidad de dar millones de animales al mes.

“Sin embargo, la industria todavía está en etapas tempranas. Los sistemas de producción que desarrollamos están en proceso de optimización; en tres años bajamos el costo de producción en un 30 por ciento y así seguiremos en los siguientes años para llegar a ser una de las proteínas más competitivas”, precisó el ejecutivo.

En entrevista con El Sol de México, comentó que el éxito de la compañía no sólo se debe a sus bajos costos de producción o grandes cantidades de grillos en granjas. Para Alejandro de la Brena, los “amantes de la comida” también están detrás de ello.

Se trata de consumidores curiosos, muchos de ellos que prefieren una comida lujosa o exclusiva, también conocida como gourmet, y que en la mayoría de los casos, ya tuvo algún contacto previo con algún insecto comestible.

En esta cadena también entran los restaurantes, que cada vez ofrecen más productos con grillos, ya sea a manera de botana o como parte del menú del día, aunque no se trate de una experiencia gourmet.

Según de la Brena, los platillos o “complementos” de grillos en establecimientos de comida también son baratos, pues el precio puede ir desde los 10 pesos por una porción de este tipo.

“Es un complemento, una nueva forma de integrar nuestra tradición y cultura de comer insectos, pero más en el día a día, en el pan que puedes comerte en sándwiches o como botana. Hay grillos sazonados de sabor habanero, chile y limón, entre otros”, agregó.

El cantar de un proyecto escolar

Ingeniero en Biotecnología por el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Alejandro de la Brena fundó la compañía junto a sus socios Cristina Clocchiatti y Francisco Nardoni a raíz de un proyecto escolar.

Griyum ha trazado un camino diferente, ofreciendo una alternativa sostenible y rentable utilizando grillos comestibles como ingredientes en alimentos que proporcionan máxima nutrición y mínimo impacto ambiental”, detalló de la Brena.

No obstante, antes de ser un sueño estudiantil, Griyum fue concebida desde la niñez de Alejandro de la Brena, quien en la primaria fue objeto de burlas por su peso y estatura.

El objetivo, cuenta el emprendedor, era crear un alimento saludable, rico y al alcance de todos, que pudiera ayudar a las personas a mantener una dieta balanceada y sin tantos sacrificios.

Hoy en día Alejandro de la Brena aún se considera amante de las frituras y pastelitos, pero cree aportar su granito de arena a la salud de los mexicanos a través de Griyum.

“La empresa es resultado de una serie de eventos; conforme crecí me di cuenta del impacto que pueden tener las burlas por sobrepeso, como lo hacían conmigo, pero además de las enfermedades que ello puede desarrollar”, destacó.

Ya de joven, Alejandro escogió su carrera con el propósito de aplicarla en alimentos. Actualmente, cursa un doctorado en la misma rama.

Para montar la empresa, además del conocimiento técnico y creatividad para desarrollar productos comestibles, Alejandro y su equipo enfrentaron el acceso a capital para emprendedores.

Lo anterior, pese a participar en programas de emprendimiento o creaciones de empresas en su alma mater.

“Éramos muy diversos. Cristina estudió Negocios Internacionales y Francisco tiene una licenciatura en Creación y Desarrollo de Empresas. Nos costó mucho trabajo porque nosotros queríamos innovar, y a la gente le gustaba el proyecto, pero también sabíamos el riesgo que llevaba”, agregó.

Según el directivo, en una primera etapa Griyum se dio a conocer mediante ferias o colaboraciones con marcas y restaurantes. Además, participaron en programas y concursos de innovación, de donde lograron recaudar cerca de medio millón de dólares en capital.

“Cuando la innovación está en tu propósito, cuando quieres crear algo bueno y de valor para la sociedad se vuelve muy trascendental”, añadió.

Ahora la empresa forma parte de un pequeño corporativo llamado Santena, dedicado a la elaboración de insectos comestibles, del cual Alejandro de la Brena es miembro del consejo de asesores.

Gracias a esta incorporación, hoy Griyum tiene acceso a capital de ángeles inversionistas, como se le conoce a las personas que aportan sus propios recursos y experiencia para apoyar el emprendimiento o consolidación de nuevas empresas.

De igual forma, mantienen conversaciones para acceder a capital de riesgo, también conocido como “venture capital” que es cuando alguien puede financiar una empresa a cambio de acciones o una participación en ella.

La inteligencia de un grillo

A la pregunta de qué es lo que hubiese querido saber antes de fundar Griyum, Alejandro respondió tres cosas: conocimiento técnico sobre la producción de grillos, asesoría financiera y la importancia de las relaciones para emprender.

“La innovación más importante que hemos encontrado está en el propósito de Griyum, que es que todas las personas tengan una opción más nutritiva de sus alimentos favoritos”, manifestó.

Además resalta la importancia de tener un mentor o acompañamiento durante el emprendimiento, principalmente para resolver dificultades de una manera más sencilla.

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Desde la perspectiva del ejecutivo de Griyum, todo esto se complementa cuando el emprendedor tiene apertura al diálogo y sabe escuchar las opiniones, críticas y comentarios de las personas.

“En México hay muchísimas personas dispuestas a ayudarte e impulsarte para para crecer el proyecto. Tú dices grillo y yo salto”, concluyó Alejandro de la Brena.




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