Guanajuato rinde homenaje a Juventino Rosas

El notable músico guanajuatense dejó una importante obra musical, compuso más de 90 piezas, además fue profesor rural, dio clases de música y formó una banda infantil

Víctor Manuel García Flores

  · viernes 24 de enero de 2020

José Juventino Policarpo Rosas Cadenas nació el 25 de enero de 1868 en la casa de la familia Rosas Cadenas, en la tercera cuadra de la calle de La Purísima, en el pueblo de Santa Cruz, del estado de Guanajuato.

Sus padres fueron, el indígena otomí Jesús Rosas Rosas y la mestiza Paula Cadenas Alcocer, quienes llegan a tener ocho hijos. De ellos, cinco, dos mujeres y tres hombres, fallecieron en el primer año de vida; y tres, una mujer y dos hombres, llegan a ser jóvenes: Matilde, Manuel y Juventino.

Después de ser peón de campo y estar en la banda militar de un regimiento liberal, el padre aprendió a tocar varios instrumentos musicales que enseñó a sus hijos y creó con ellos un grupo musical; él tocaba el arpa, Manuel, la guitarra o el bajosexto, Juventino, el violín, y acompañaban a su hermana Matilde, quien cantaba con una hermosa voz de soprano. Tocaban en fiestas y festejos en su pueblo y en otras localidades rurales. Por la humildad en que vivían, el padre decide llevar a su familia a vivir a la Ciudad de México para mejorar económicamente. En 1875 se van a la capital y no regresan nunca al pueblo de Santa Cruz.

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En la capital

En la Ciudad de México, la familia Rosas Cadenas vive dos años en vecindades de las calles del Puente de Tezontlale (actualmente República de Brasil) y del Puente de Leguízamo (hoy República de Argentina) ambas en el Centro Histórico; y de 1877 a 1884, habitan en la vecindad Los Baños del Padre, en el Callejón de La Amargura, parte de la calle de La Amargura (actualmente, parte de la tercera cuadra de la calle de la República de Honduras), del barrio de La Lagunilla, a unos pasos de la Plaza El Baratillo (ahora Plaza Garibaldi) y del Centro Histórico. El grupo musical de los Rosas Cadenas estuvo tocando y cantando durante varios años como orquesta callejera entre vendedores ambulantes.

Juventino y su hermano Manuel, terminaron la escuela primaria y además, para ayudar al sustento familiar, tocaban la guitarra y el violín y cantaban en el coro de la parroquia de San Sebastián, en la actual calle de República de Bolivia; y también fueron campaneros y apoyaban al sacristán de la parroquia de San Francisco de Asís, en la calle La Rinconada en el popular barrio de Tepito.

Su madre y su hermana lavaban y planchaban ropa ajena. Después, los hombres de esta familia estuvieron en las orquestas de baile de los Hermanos Elvira y con sus coterráneos los Hermanos Aguirre. En la primavera de 1883, en una fiesta barriera, Jesús y sus hijos Manuel y Juventino, tocaron con los Hermanos Aguirre, pero durante una riña en la fiesta, hieren y matan a Manuel.

Desde abril de ese año, una epidemia de cólera morbo se expandió por la Ciudad de México y, en otoño del mismo año, fallecen los padres por dicha enfermedad. Los restos de Manuel, Jesús y Paula se sepultaron en el Panteón General de Santa Paula, que ya no existe por estar las tumbas abajo de calles, casas, departamentos y negocios de la colonia Guerrero de la alcaldía Cuauhtémoc.

En 1884, su hermana Matilde huye con un norteño, sin saber nada más de ella. Juventino Rosas Cadenas, se queda solo, sin familia y deja la vecindad del Callejón de La Amargura, para radicar en el pueblo de Santa María Cuautepec.

De fines de 1884 a 1887, Juventino Rosas vive en Cuautepec, al norte de la Ciudad de México. Su compañero en otra orquesta, Fidencio Carbajal, que habitaba ahí, fue quien lo invitó a que viniera a radicar a su casa con él y su familia. Juventino siguió creciendo en la música, ya componía valses, polcas, mazurcas, chotises, romanzas, danzas y danzones; y además, fue profesor rural, dio clases de música y formó una banda infantil. Ingresó al Conservatorio de Música y Declamación y entró a la Banda de Zapadores del 4º Regimiento de Caballería.

En 1885, a los 17 años, al ver a Mariana, la hermana de Fidencio, lavando ropa en el arroyo en Santa María Cuautepec, en una roca sentado, escribió y compuso su obra maestra, el vals… Sobre las olas.

Consagración

Juventino volvió a vivir en la Ciudad de México de 1888 a 1893. Radica con su amigo José Reina, en la vecindad Las Tumbas o Los Sepulcros, en Magdalena Contreras. Por el vals Sobre las olas le llegan reconocimientos.

El 7 de febrero de 1888, vende los derechos del vals a Wagner y Levien, en la mínima cantidad de 45 pesos, pero que lo consagra. Además, compone la mayoría de sus obras conocidas: Carmen, Ensueño seductor, Lazos de amor, Soledad, Soñando, Carmela, y otras más. Se afirma que en total fueron más de 90 piezas, pero sólo se han logrado rescatar 34 partituras.

Como violinista tenía varios trabajos, en un circo, en una alberca, en un café hasta llegar a la Orquesta de la Ópera en el Teatro Nacional; además de en la banda del batallón del cuartel de Las Rosas de Morelia, Michoacán, con quienes emprende una gira por el norte del país, en 1891.

En 1892, Juventino Rosas vive con Juana Morales, pero a los seis meses ella lo abandona.

En 1893, llega a ser el director de la Orquesta Típica Mexicana en gira por el norte de la República y por el sur de Estados Unidos. En la ciudad de Chicago, Illinois, la orquesta actuó en el Teatro Marlowe y en la Nave Central del Edificio de Manufacturas de la Exposición Universal Colombina que se realizó en esa ciudad del 1º de mayo al 8 de junio de 1893. En este certamen, el ya célebre Juventino Rosas, obtuvo 4 medallas de oro, diplomas honoríficos y el título de Profesor de Composición de Mérito, por sus excelentes actuaciones.

Al terminar la exposición, Rosas Cadenas fue invitado por el italiano Pascualino Bianculli, a integrarse a su orquesta creando la Compañía de la Orquesta Típica Ítalo-Mexicana, para hacer una gira por cinco estados al sur de Estados Unidos y viajar a Cuba.

Éxito total

El lunes 15 de enero de 1894, en el vapor correo norteamericano Olivette procedente de Tampa Bay, Florida, llegan a La Habana, Cuba, la orquesta y su director artístico, Juventino Rosas.

En la isla caribeña, el compositor guanajuatense alcanzó un éxito total, a la corta edad de 26 años; la Orquesta Típica Ítalo-Mexicana cosechó grandes triunfos en los mejores escenarios de la época, en los principales teatros y ciudades cubanas, como el Payret, el Tacón o el Principal; en La Habana, Matanzas, Santa Clara, y Guantánamo, entre otros lugares.

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En todos los sitios en que actuó la orquesta, su director artístico, el ya reconocido compositor del vals Sobre las olas, Juventino Rosas, fue el artista más aplaudido por el público que abarrotó los escenarios.

Muerte en surgidero

Al llegar al puerto de Surgidero, en el municipio de Batabanó de la Provincia de La Habana, el compositor y director mexicano enferma de Mielitis Transversa por inflamación en un segmento de la médula espinal, por lo que tuvo que quedarse en Cuba y no pudo continuar la gira; el 27 de junio de 1894, ingresó a la Quinta de Salud de Nuestra Señora del Rosario, en Surgidero de Batabanó.

Murió a las 17:00 horas del lunes 9 de julio de 1894, quedando su cuerpo en una tumba del panteón civil, con homenajes oficiales. Una mano anónima, probablemente la de un poeta, colocó en su tumba una lápida con la siguiente inscripción: “Juventino Rosas, violinista mexicano y autor del vals Sobre las olas, falleció en julio de 1894. La tierra cubana sabrá conservar su sueño”.

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En 1909, siendo aún presidente de la República Porfirio Díaz, ante las presiones del periodista mexicano Miguel Necochea y, principalmente, la Sociedad de Compositores Mexicanos, logran traer los restos mortales de Juventino Rosas, que llegan al puerto de Veracruz el 16 de julio.

Los restos son expuestos durante dos meses en el Teatro del Conservatorio de la Ciudad de México, recibiendo múltiples homenajes y sepultados en el Panteón Civil de Dolores.

En 1939, el presidente Lázaro Cárdenas, autorizó que los restos mortales del músico santacrucense, fuesen enterrados en la Rotonda de los Hombres Ilustres, del panteón de Dolores, en donde permanecen hasta la fecha.

Y el 17 de junio de 1956 , mediante el decreto 72, de la XLII Legislatura del Congreso del Estado de Guanajuato, se cambió el nombre de la ciudad y del municipio, de Juventino Rosas a Santa Cruz de Juventino Rosas.