Un grupo de arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) descubrieron 17 entierros ancestrales en un predio de 630 metros cuadrados, ubicado cerca del Centro Deportivo Xochimilco, que habla sobre la transición paulatina de la práctica funeraria mesoamericana hacia la costumbre cristiana tras la conquista y caída de Tenochtitlán.
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La coordinadora del salvamento arqueológico, Mara Abigail Becerra Amezcua, y sus colegas Hussein Amador Palacios y Areli Recoba Guarneros, han encontrado que los habitantes de esta zona al sur de la Ciudad de México realizaron escasos cambios a las estructuras de una casa ubicada en el Barrio San Pedro Tlalnáhuac, para mantener prácticamente la misma disposición espacial desde el periodo Posclásico Temprano (900-1350 d.C.).
Este periodo, que coinciden con el poderío culhua en la Cuenca de México, también se le conoce como complejo Azteca I, y corresponde el contexto más antiguo, registrado a más de dos metros de profundidad, explica Mara Becerra en un comunicado del INAH.
En la excavación, que comenzó hace tres meses, también se registró una variedad de elementos añadidos como muros de contención y sistemas constructivos con cajones de relleno, pequeñas plataformas y levantamiento de pisos continuos para nivelar los espacios debido a las constantes inundaciones de la zona.
En el patio del terreno, que servía de conexión entre dos unidades habitacionales, se han localizado hasta el momento 17 entierros, y destacan los restos de un individuo adulto que le fue ofrendado un bezote de obsidiana y una vasija de la loza del tipo Texcoco Bruñida; estos objetos indican que el personaje contaba con un estatus social dentro de la familia o localidad.
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Sobre los entierros, los arqueólogos Mara Becerra y Hussein Amador señalan que la mayoría data del Posclásico Tardío, pero también hay del periodo Colonial Temprano, esto corresponde a las primeras décadas tras la caída de México-Tenochtitlan.
Sus características demuestran que en estas zonas retiradas de la capital tenochca tardó más tiempo en adoptar las nuevas prácticas vinculadas a los conquistadores, a pesar de que Xochimilco estuvo bajo la dirección de los españoles desde la batalla del 15 de abril de 1521.
El espacio funerario en torno al patio es de 12 m de largo por uno de ancho y continúa en el predio adyacente; este fue consagrado mediante la ofrenda de un perro, y salvo la osamenta de un infante, los entierros restantes son de individuos adultos orientados tanto de oriente a poniente, como de norte a sur.
Hussein Amador señala que lo más interesante de los entierros es que los dos del periodo Colonial Temprano fueron depositados de forma extendida; es decir, a la manera de la religión cristiana, pero a la altura de sus hombros se les dispuso la clavícula de otras osamentas que fueron removidas, a modo de ofrenda. Esto revela que la transición a la práctica funeraria cristiana fue paulatina.
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Las excavaciones se originaron a partir de la construcción de un local comercial en el predio y ante la alta posibilidad de encontrar restos prehispánicos se solicitó la intervención del INAH. Tras concluí la exploración en el terreno, los investigadores continuarán con el análisis de los restos.
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