Al igual que Amy Winehouse, Back to Black, la película biográfica sobre la fallecida cantante británica, no ha sido ajena a la controversia.
En el caso de la película, la opinión ha estado muy dividida sobre la decisión del director Sam Taylor-Johnson de que la actriz Marisa Abela cantara –en lugar de sincronizar los labios– las grabaciones de Winehouse.
Algunos espectadores han elogiado la voz de Abela, pero otros lamentaron que esta no se parezca “en nada” a Winehouse, o cuestionaron por qué alguien intentaría siquiera imitar una voz tan “única”.
Como estudiosa de la música que estudia la voz y la identidad, veo dos elementos que alimentan esta disonancia.
Primero, el sonido distintivo de Winehouse provino de sus propias habilidades imitativas, pues tomó prestado de una larga historia de cantantes, principalmente negras.
En segundo lugar, algunos espectadores parecen querer que la voz de Abela sea una copia al carbón de la de Winehouse. Pero, como he aprendido en mi investigación, el arte de la suplantación vocal no se trata tanto de una replicación perfecta. De hecho tiene más éxito cuando los intérpretes imitan aspectos específicos del sonido de un cantante que los oyentes pueden identificar fácilmente.
Winehouse, que murió en 2011 a la edad de 27 años, no introdujo un sonido completamente nuevo en el mundo durante su breve carrera.
Su álbum Back to Black, una colaboración con Mark Ronson, fue un trabajo conscientemente retro. Siguiendo los pasos del álbum debut de Winehouse de 2003, Frank, entrelazó sonidos vibrantes de soul, neo-soul, funk, jazz, blues y R&B, todos géneros creados por músicos y comunidades negras.
Algunos espectadores esperan que la voz de Abela sea una copia al carbón de la de Winehouse, pero el arte de la suplantación vocal no se trata de una replicación perfecta
La profesora de Yale Daphne Brooks, ha argumentado que el estilo de Winehouse se apropió de sus elementos centrales de las cantantes negras. En la voz ronca de Winehouse, Brooks escuchó a Sarah Vaughan, Billie Holiday, Lauryn Hill y otras.
En la turbulenta vida personal de la cantante, Brooks vio ecos de las mujeres de blues de las décadas de 1920 y 1930, que sufrieron adicciones y traumas.
La interpretación de un artista fallecido es complicada en varios sentidos
Winehouse no ocultó el hecho de que estaba rindiendo homenaje a la música y a los músicos que admiraba. Incluso aludió a las difíciles tensiones culturales que evocaba su trabajo, y le dijo a Hot Press que estaba interesada en “el viejo Motown, The Shangri-Las, Ella Fitzgerald, Dinah Washington, Ray Charles”. La interpretación de un artista perdido y preciado también es complicada en varios sentidos.
Se espera que los actores estén a la altura de los recuerdos a los que se aferran los fans. La sincronización de labios con la voz de la difunta celebridad, como lo hizo Naomi Ackie en la película de Whitney Houston I Wanna Dance With Somebody, puede evitar el problema por completo. De vez en cuando, como en la interpretación de Rami Malek de Freddie Mercury en Bohemian Rhapsody, los actores sincronizan los labios con una fusión de su propia voz con la del cantante que interpretan.
Pero los directores hacen que algunos actores hagan sus propias imitaciones vocales. Renée Zellweger cantó como Judy Garland en Judy; Austin Butler cantó él mismo los temas anteriores de Elvis en Elvis. Y como ellos, Marisa Abela trabajó estrechamente con un entrenador vocal.
Los actores que interpretan con éxito a cantantes muertos se dedican al arte de la personificación (...) El público sabe que no está mirando a la persona real
Eric Vetro, que trabajó con Timothée Chalamet para la próxima película biográfica de Bob Dylan, A Complete Unknown, dijo a Entertainment Weekly que Chalamet está "adoptando todas las características de la voz de Dylan, sus gestos y sus patrones de habla, y trayendo eso a la música. Así que cuando escuchas a Timothée en esto, lo que realmente captas es la esencia de Bob Dylan”.
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Los actores que interpretan con éxito a cantantes muertos realmente se dedican al arte de la personificación, similar a las hordas de imitadores de Elvis en Las Vegas. El público sabe que no está mirando a la persona real. Pero sí quieren que los actores hagan un guiño al estilo vocal, los gestos y el aura del artista.
* La autora es profesora asistente de Etnomusicología, Universidad Estatal de Bowling Green. Traducción de El Sol de México.