La Policía Federal de Río de Janeiro explicó este jueves que el incendio de grandes proporciones que destruyó gran parte del Museo Nacional el pasado septiembre se originó en el aire acondicionado ubicado en el auditorio del edificio.
El Museo Nacional de Río de Janeiro, el más antiguo de Brasil y que albergaba unos 20 millones de piezas que datan de diferentes periodos, fue arrasado por las llamas el pasado 2 de septiembre, acabando con una parte de la historia de Brasil y uno de los acervos más importantes de Latinoamérica.
El equipo de peritos que llevó a cabo la investigación y el trabajo técnico para concluir las causas del incendio presentó un informe explicativo aunque aclaró que la investigación aun está en curso y no adelantó si hubo una acción culposa, una negligencia; o una participación dolosa o criminal.
Los detalles del trabajo pericial fueron presentados por el comisario de la Policía Federal responsable de la investigación, Paulo Telles, y por tres expertos, José Rocha, del área audiovisual, Carlos Alberto Trinidade, del área de incendios y Marco Antonio Zatta, del área de electricidad.
La investigación llevada a cabo por el equipo se centró, en una primera fase, en descubrir dónde había sido iniciado el fuego, por lo que se tomaron fotografías de la zona, se analizaron las imágenes de las cámaras de seguridad y se intentó reconstruir el momento del incendio.
Telles explicó que el equipo se tuvo que enfrentar a una serie de problemáticas a la hora de investigar el incendio; identificar el origen del fuego, trabajar rodeados de residuos y con las bases del edifico destruidas, la cantidad de personas que diariamente circulan por el museo y las enormes dimensiones de la estructura.
Las preguntas que se intentaba responder eran conocer la causa del incendio y saber si existían medidas de protección y prevención; con esto se llegaría a una nueva fase de la investigación, que está ahora en proceso: descubrir si el incendio fue o no provocado.
El perito especialista en incendios, Trinidade, apuntó que la primera señal de humo fue registrada por las cámaras de seguridad a las 19.13 hora local (22.13 GMT) en el segundo piso y a partir de esta pista se concluyó que el origen fue en el auditorio de la estructura, situado en la planta baja.
A partir de este momento, el equipo comenzó a realizar pruebas con los distintos materiales que se encontraban en el museopara identificar si había marcas que indicasen si se había utilizado algún material combustible propagador de las llamas.
"No identificamos ninguna marca provocada por material propagador de llamas", afirmó Trinidade.
A continuación, el equipo se centró en la parte eléctrica del edificio, y se identificó un fallo en la instalación del sistema del aire acondicionado; uno de los equipos no contaba con un conmutador individualizado para las tres unidades que poseía, sino que compartía un mismo equipo, por lo que no se seguía la recomendación del fabricante.
A pesar de este detalle, ningún miembro del equipo usó la palabra negligencia para describir la situación y se limitaron a apuntar que las recomendaciones del fabricante no se cumplieron.
En cuanto a las medidas de precaución y prevención, el museo contaba con extintores pero no había mangueras de pared, detectores de humo, puertas cortafuegos ni señalización.
La investigación para descubrir las causas del enorme incendio que devoró parte del museo sigue en pie y en el edificio, que todavía luce quemado, se encuentran escombros, vigas retorcidas por las llamas, muros derrumbados y una multitud de piezas que esperan ser recuperadas y restauradas.