"He oído mucho eso de ¿por qué mataste a Mafalda? Y yo no me cansó de contestar: No la maté, dejé de dibujarla!", afirmaba Joaquín Salvador Quino sobre la decisión de dejar descansar al dibujo icono de sus obras.
Esta pequeña niña irreverente ha centrado el inmenso trabajo de Joaquín Salvador Lavado Tejón, quien murió en su natal Mendoza, Argentina, el 30 de septiembre de 2020, a los 88 años.
¿Por qué le decían Quino?
Quino nació en Mendoza el 17 de julio de 1932, año en el que sus padres españoles llegaron a Argentina.
“Mis padres eran inmigrantes andaluces (ama de casa y jefe de un bazar). Somos tres hermanos varones, cosa que lamenté mucho porque me hubiese gustado tener más mujeres en mi familia. Me llevo mejor con ellas que con los varones porque me gustan más, supongo”, relataba.
Su amor por el dibujo llegó cuando era sólo tenía tres años e influenciado por su tío: “Una noche cuando mis padres salieron al cine llamaron a mi tío Joaquín (pintor) a que nos viniera a cuidar. Como no había televisión se puso a dibujar. Yo tenía tres años y me quedé con la boca abierta. No podía creer que de un lápiz salía todo lo que uno quiera”.
El sobrenombre Quino surgió para distinguirlo de todos los Joaquines que había en su familia, sobre todo de su tío, el pintor y diseñador gráfico Joaquín Tejón, quien le ayudó a descubrir su amor por los dibujos.
"No solo me legó la vocación, sino una filosofía de la vida que a partir de mi abuela me ha marcado mucho. La politización de mi familia me marcó muchísimo", decía.
Sus padres fallecieron antes de su adolescencia y un hermano mayor tuvo que ayudarlo a salir adelante. "Sufrí mucho porque vivía en condiciones precarias mientras deambulaba por redacciones de diarios y revistas sin mayor éxito. Compartí una pieza de pensión con tres o cuatro tipos", recordó.
En plena adolescencia comenzó a estudiar dibujo en la Escuela de Bellas Artes de Mendoza, pero a los 17 años la abandonó para dar auge a su profesión de dibujante de historietas y humor. Ya no había marcha atrás en su destino.
Mafalda, su única hija
Con 22 años se trasladó a Buenos Aires, donde no tardó en publicar su primera página de humor gráfico en el semanario Esto es y empezó a colaborar regularmente en medios como Rico Tipo, Dr.Merengue y Tía Vicenta, así como con ilustraciones de campañas publicitarias.
"El día que publiqué mi primera página pasé el momento más feliz de mi vida", dijo recordando su debut en el semanario Esto Es, de Buenos Aires.
En la capital argentina expuso por primera vez en 1962, mientras que un año después publicó su primer libro, "Mundo Quino", una recopilación de dibujos editados hasta el momento en revistas de la época.
Nunca tuvo hijos, pero nadie duda de que Quino tuvo su mejor descendencia en Mafalda, la pequeña y contestataria luchadora social en la que se inmortalizó para siempre para hacer pensar al mundo.
¿Por qué llamó así a Mafalda?
Mafalda llegó a la vida de Quino a través de un encargo publicitario, lo que cambiaría su destino: una nueva línea de electrodomésticos llamada Mansfield estaba destinada a ser promocionada con un personaje que comenzara con "M", que finalmente no llegó a publicarse por el fracaso de la marca.
Lejos de meter aquellos frustrados dibujos en un cajón, Quino los rescató para sus siguientes trabajos en prensa.
"Mi mujer ha sido la clave para que Mafalda sea conocida", había dicho al dedicarle a Alicia Colombo el premio Príncipe de Asturias en 2014.
El nombre de Mafalda se le ocurrió cuando leyó en la novela de David Viñas, "Dar la cara", sobre una bebé llamada Mafalda, nombre que le parecía alegre y lo adopta para su protagonista.
Es así que Mafalda apareció por primera vez en Gregorio, el suplemento de humor de la revista Leoplán, para pasar a publicarse después de forma regular en otras publicaciones como Primera Plana y El Mundo, así como en libros recopilatorios.
Mafalda enamora al mundo
Mafalda enamoró a Argentina, Latinoamérica y gran parte del mundo como una niña contestataria y luchadora social, amante de los Beatles, la democracia, los derechos de los niños y la paz, y detractora de la sopa, las armas, la guerra y James Bond.
Las aventuras de la pequeña, así como de sus amigos Manolito, Susanita y Felipe, con los que alcanzó el éxito en decenas de idiomas, se desarrollaron de 1964 a 1973, aunque su imagen y sus atemporales e irónicos mensajes por un mundo mejor la han hecho inmortal.
"Viendo las cosas que hice en todos estos años me doy cuenta de que digo siempre las mismas cosas y siguen vigentes. Eso es lo terrible... ¿No?", mencionó Quino en una entrevista a EFE.
El veterano dibujante, casado desde 1960 con Alicia Colombo -quien falleció a fines de 2017-, se refería así a sus "temas de siempre", como "la muerte, la vejez y los médicos", con los que durante décadas hizo pensar a los lectores a través de sus emblemáticos personajes.
En otra ocasión Quino afirmó que el mundo de hoy sería para Mafalda “un desastre y una vergüenza”.
Sobre si habría esperanza de que esto cambiara, expresó: “Conociendo al género humano, me parece que solución no hay".
Junio de 1973 marca la despedida de Mafalda. Aunque Quino retomó sus personajes para algunas campañas a favor de la niñez, el artista decidió que descansara para siempre "su pequeña hija", al menos en lo que fue nuevas historias.
No se explicaba el cariño del público
Sobre qué hubiera sido de su vida si no hubiera nacido Mafalda, su contestación es rotunda: "No tengo mucha idea, la verdad".
Aunque nunca renegó de la fama mundial que le trajo Mafalda, Quino siempre la consideró un dibujo más: "Nunca la quise más que a mis otros dibujos".
En alguna ocasión, Quino admitió que le gustaría ser recordado como "alguien que hizo pensar a la gente las cosas que pasan" y no se explicaba cómo el público de toda nacionalidad y condición le demostraba incondicionalmente su cariño.
"Cuando me dicen: 'gracias por todo lo que nos diste'. Digo,'¿qué les di?'", expresó en mayo de 2016 cuando una multitud se dio cita en la Feria del Libro de la capital argentina en el lanzamiento de su libro “Simplemente Quino”, que recopila antiguas tiras publicadas en la prensa.
Eso me lo pregunto yo también mucho. No lo sé. Sé que he puesto el dedito en una tecla que mueve muchas cosas.
Pero como no solo una pequeña rebelde supo vivir, compaginó su emblemática creación con otros libros como "A mí no me grite" (1972) y "Yo que usted" (1973).
Si bien después de 1973 Quino retomó el personaje en contadas ocasiones, el no querer cansar ni repetirse hizo que Mafalda reposara para siempre, pero sigue “viva” en la memoria popular.
||Con información de EFE||
Nota publicada el 30 de septiembre de 2020