Una de las grandes características de la Revolución Mexicana fueron las traiciones que se fraguaron durante sus distintas etapas, siendo la más emblemática la de Victoriano Huerta a Francisco I. Madero. En dicho hecho, la caza traicionera no sólo fue en contra del entonces presidente, pues incluso se trató de capturar a su familia, lo cual pudo haber sucedido de no ser por la intervención del embajador de Japón en México.
Tras su toma legítima como presidente de la República, el gobierno de Madero fue efímero debido a la conspiración que se fraguó en su contra en 1913, la cual terminó con su muerte y con la del entonces vicepresidente, José María Pino Suárez.
Dicho golpe de Estado cometido por facciones del Ejército Mexicano se le conoció como la Decena Trágica. Fueron diez días de continuos combates, desarrollados del 9 al 18 de febrero de 1913, en las calles de la capital del país.
El golpe estuvo liderado por generales porfiristas retirados como Manuel Mondragón, Bernardo Reyes, Félix Díaz y una fracción del Ejército Federal en contra del gobierno de Madero. Pero no fueron los únicos involucrados, pues tuvo la colaboración del intervencionista embajador estadounidense Henry Lane Wilson.
La mayor traición vino de Victoriano Huerta, quien fue nombrado Comandante Militar de la plaza por el propio Madero, ante la baja por herida en batalla del General Lauro Villar. El también conocido como "El Chacal" no dejó pasar la oportunidad y tomó prisionero a Madero y al vicepresidente Pino Suárez.
Huerta obligó a renunciar a su cargo a Madero para usurpar el Poder Ejecutivo. Cuando parecía que el destino del presidente era el destierro, fue asesinado junto a José María Pino Suárez el 22 de febrero.
Cabe mencionar que Gustavo A. Madero pidió a su hermano no confiar en Huerta, no obstante, este ignoró el consejo de su hermano y ambos fueron asesinados.
El "Diplomático Samurái" que salvó a la familia de Madero
El embajador de Japón en México de 1909 a 1913, Kumaichi Horiguchi, estuvo en funciones durante el ocaso del porfiriato y la transición al gobierno legítimo de Madero.
Horiguchi y su familia entablaron una gran amistad con la de Madero, tanto Sara Pérez como Suchina, parejas de dichos personajes, se hicieron buenas amigas. Por ello, al momento de la sublevación militar en contra del entonces presidente, el embajador japones trató de ayudar como le fue posible.
Horiguchi, al enterarse de que había un golpe de Estado en desarrollo, se dirigió a la residencia de los Madero, donde se encontró a Sara. Al no poder encontrar al presidente, quien había salido junto a cadetes a tratar de apaciguar el levantamiento, el embajador japonés dejó dicho: “si pasa algo, con toda seguridad les brindaré mi apoyo. No se preocupe”.
Cuando regresó a su residencia, Horiguchi notó que habían autos estacionados, lo cual le pareció inusual, al entrar, se encontró con 22 personas refugiadas, entre ellos, los padres de Madero, su hija y secretarios afines a él. Posteriormente llegó Sara Pérez para resguardarse de los golpistas.
De acuerdo con el sitio web de la Embajada de Japón en México, en total eran más de 30 personas refugiadas en el inmueble diplomático.
Resguardaron a familia de Madero con Katanas
Horiguchi notó que soldados golpistas rodearon la casa, estaban tras la familia de Madero, incluso exigieron que entregaran los refugiados. Por ello, el embajador japonés, extendió la bandera del Sol Naciente en la fachada de su residencia enfrente de la entrada y gritó:
“Si van a entrar, ¡entren! Pero entérense que si para ello pisotean la bandera japonesa, eso se convertirá en un enorme problema internacional.”, exclamó.
La familia de Madero estuvo 8 días resguardada en la Embajada de Japón en México, bajo el acecho de los golpistas. Fue entonces que comenzó a surgir el rumor de que se incendiaría dicha casa diplomática. Por ello, japoneses residentes en México acudieron en masa y escoltaron a la familia del presidente.
Una noche, los rumores del incendio llegaron al punto de ebullición, por lo que, aproximadamente 20 japoneses, empezando por el embajador, portando sus katanas, hicieron guardia toda la noche.
Tras lo acontecido, Huerta señaló que Horiguchi y su familia serían exiliados a Francia, por lo que Madero pensó erróneamente que tendría el mismo destino. En cambio fue asesinado junto a Pino Suárez. Cabe mencionar que el mismo día fue asesinado Gustavo A. Madero, quien se supone visitaría Japón en forma de agradecimiento por el resguardo de su familia, incluso se hizo una reunión de despedida.
Al enterarse de la noticia y al ver la reacción de Sara tras enterarse del asesinato de su esposo, Horgochi exigió la devolución del cuerpo de Madero junto al embajador de España en México.
Tras negociaciones que involucraron a los golpistas Mondragón y Wilson, finalmente recibieron el cuerpo de Madero.
"El cadáver de Madero presentaba dos orificios de bala. Uno de los tiros atravesaba desde la parte trasera del cráneo hasta la parte frontal de la cabeza, y el otro tiro traspasó de la parte posterior de la cabeza hasta una de las sienes.” describió el embajador en su diario.
El exilio de Horiguchi
Horiguchi se tomó en serio la promesa hecha a Madero y se aseguró de que todos los refugiados en la Embajada de Japón en México abordaran el tren que los llevaría a París.
"Kumaichi logró sacar del país a los refugiados, protegiéndolos con su propia vida fungiendo como escudohumano ante cualquier intento de asesinato", explica el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM).
Tras la consolidación de Huerta en el poder, el Ministerio de Relaciones Exteriores le ordenó a Horiguchi regresar a Japón, pues consideraron que su integridad podría estar en riesgo con "El Chacal" como presidente usurpador.
Finalmente, en el texto “En el otoño de una nación que se desgarra, biografía crítica de Horiguchi.”, se puede leer el siguiente poema del embajador:
"Me atrevo a decir; el prestigio de nuestra nación se enaltece,
Se planearon estrategias a lo largo y ancho para salvar esta crisis,
Se han apaciguado los disturbios y queda la paz y tranquilidad,
Con las velas hinchadas con viento favorable, emprendo el camino de regreso a mi patria".