Podría pensarse que la fama de los Cocos Camacho inició el 19 de enero de 2022 cuando apareció en la serie documental de Netflix La Divina Gula; sin embargo, la historia de este negocio familiar nació hace más de cuatro años en la ciudad de Durango, cuando Adán Alonso Camacho Álvarez y su esposa Joselyn Flores comenzaron a vender cocos preparados en un pequeño remolque instalado en una de las avenidas al oriente de la ciudad.
“A veces solo vendíamos un coco sencillo de 35 pesos en todo el día”, dice Adán mientras recuerda con nostalgia aquellos años en los que estuvo a punto de desistir de la idea que tiempo atrás había tenido en su natal Sinaloa, pues su padre se ha dedicado a la venta de cocos durante toda su vida.
El único estudio de mercado que tenían cuando decidieron emprendedor en Durango fue su paladar, pues a todos los lugares a los que iba nunca encontró la calidad que él buscaba, así que decidió abrir su propio negocio de cocos con camarón, como los que vendía su padre e imprimirle ese estilo sinaloense que tanto deseaba encontrar fuera de su lugar de origen, ese que le recordaba a su tierra.
¿Cómo surgió Cocos Camacho y cómo llegó a Netflix?
Y así nació Cocos Camacho con la primera sucursal instalada a las afueras de su hogar, una vez que fueron desalojados con todo y remolque del lugar en el que poco a poco se hicieron de más clientes quienes satisfechos con su consumo hacían recomendaciones a través de redes sociales.
Y es que si bien es cierto en un inicio solo se preparaban cocos de manera muy tradicional, la visión de Adán Camacho iba más allá, por eso decidieron incluir además del camarón, diversos cócteles que tuvieran como base de la preparación la cuenca del propio coco.
“Mucha gente ve los cocos como botaneros, entonces dijimos hay que meter también los tostilocos” y ahora a las tradicionales frituras se les agrega camarones, ceviche, cacahuate y pepino, todo esto bañado con distintas salsas que terminan por darle un sabor único, según lo dicen sus comensales.
Sin duda, una de sus creaciones más solicitadas es el michecoco, una suerte de combinación entre coco y michelada, esa bebida que por años se ha consumido en bares y restaurantes, y cuya mezcolanza entre la cerveza y las salsas genera una explosión de sabores al paladar de quien la consume.
¿Qué lleva el michecoco?
Imagina el coco escarchado con chamoy y chile en polvo, hielo, salsa para michelada, clamato, limón, sal y cerveza.
"Tratamos de agarrar cocos que tengan el hueco grande para poder vaciarle una caguama”, dice mientras ríe al recordar la cara de asombro de la gente cuando lo logran.
Pero la ingeniería viene después, cuando logran que una base hecha con trozos de pepino sea el único soporte para el resto de la preparación hecha en ocasiones con camarones cocidos y crudos, pulpo, callo de hacha, aguacate e incluso piña, mango, cacahuate para aquellos que lo prefieran más dulce.
“Lo curioso aquí es que todo va tan unido, que el jugo de los mariscos no le entra a la bebida, así que no pierde el sabor, usted puede comer de lo que tiene arriba, mientras toma la michelada que está en el hueco del coco”, comentó al presumir su creación única en Durango y al parecer también en el mundo.
Adán Camacho es un emprendedor mexicano que ha tenido la visión de mejorar sus propias recetas, por eso a su pequeña cocina ya integró el coco campechano, mismo que incluye mariscos de todo tipo montados en un base de coco y bañados en salsas de chamoy, salsa de soya, picante y las tradicionales estilo Sinaloa, como la negra que da un sabor más a tamarindo picoso.
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“Nosotros desde que empezamos, siempre buscamos lo mejor y a un mejor precio para tener un menú al alcance de los bolsillos de todos. Hay desde una torre de mariscos de 350 pesos, hasta tostadas de 30 pesos, cocos de 60 y de 250 pesos”, comentó el creador de Cocos Camacho Durango, cocos, mariscos, botanas y más; un negocio familiar que se preocupa por la calidad de sus productos y mantenerse en el gusto de su gente, y que hoy es la sensación de Netflix.
Nota publicada originalmente en Aderezo