Tanto el psicoanálisis como el teatro intentan explicar nuestra humanidad, coinciden la dramaturga Sabina Berman y los directores José Caballero y Enrique Singer.
A finales del siglo XIX, Sigmund Freud desarrolló una serie de teorías que dieron forma al psicoanálisis, la práctica clínica que indaga en la parte de la mente que el neurólogo austriaco descubrió: el inconsciente. Pero Freud era también un amante de la escena.
"Su teoría psicoanalítica tiene origen en su estudio o en su disfrute de la dramaturgia, de la teatralidad. Toma el nombre de la obra de Sófocles para el Complejo de Edipo y hace el mismo comentario con respecto a su interpretación de Hamlet", comparte José Caballero, quien dirigió las dos puestas de la obra La última sesión de Freud, que protagonizaron Sergio Kleiner y Darío T. Pie en una primera temporada y Luis de Tavira y Álvaro Guerrero en el último montaje, de 2017.
Para Caballero, Freud supo ver en el teatro una manera de buscar la salud social. "Curiosamente desde el teatro le damos la vuelta, hacemos un análisis psicoanalítico de los personajes para entenderlos y representarlos, cuando parece que el origen del psicoanálisis tiene una seria influencia de la dramaturgia. Uno lo ve en los escritos del doctor Freud, las citas constantes al teatro, a los autores dramáticos griegos, a Shakespeare, es muy evidente".
El también profesor, que imparte junto a Jorge Ávalos talleres de teoría psicoanalítica para actores en la escuela Casazul, explica cómo se relacionan las tramas de grandes obras teatrales con las teorías freudianas:
"Hamlet como Edipo tiene la necesidad de matar al padre, pero a Hamlet el padre le ha sido arrebatado por el tío, quien está ocupando el lugar que tenía el padre, lo cual hace que el conflicto en Hamlet tenga se agudice, es el problema del hijo que siente la obligación de cumplir con las expectativas del padre, que es lo que hace el espectro del rey Hamlet cuando se le aparece y le dice 'tienes que vengarme, tienes que ser un guerrero como yo', y para él es cuesta arriba, tomando en cuenta que su temperamento, sus intereses no van en la dirección que el padre marca. Esto es un mal muy frecuente en nuestros días, crecemos con la idea de que debemos de ser algo que nos es señalado por nuestros padres o nosotros proyectamos sobre nuestros hijos nuestros anhelos y frustraciones y tienen que emprender un camino para sanar de eso y ser ellos mismos".
Freud explora estos conflictos en su teoría del Complejo de Edipo, pero también indagó en la complejidad femenina. Sin embargo, dice la dramaturga Sabina Berman, "todo lo que pensó sobre las mujeres está equivocado, está describiendo la fantasía del macho sobre lo que debe ser una mujer".
Aunque, aclara, sus teorías son el reflejo de un contexto histórico. Con el Freud original las mujeres perdemos o perdemos, porque si hacemos caso de lo que dice que debemos de ser, perdemos, al ser subordinadas a los hombres y si no hacemos caso y queremos otras cosas, dice que somos neuróticas. Todas sus teorías respecto a la mujer son misóginas, pero no es él el misógino, sino la época".
Berman es autora de Feliz nuevo siglo doktor Freud , una puesta en escena producida por Isabelle Tardán y dirigida por Sandra Félix y protagonizada por Marina de Tavira, Ricardo Blume y Enrique Singer, entre otros actores, que se basa en el Caso Dora, sobre el cual escribió Freud: una joven que sufre una violación pero nadie le cree porque, "como ha manifestado su deseo de estudiar una carrera universitaria, fue diagnosticada con un grave caso de envidia del pene", explica la dramaturga. La obra se estrenó en 1999, un siglo después del caso en el que inspira.
"Sigo al pie de la letra lo que escribe Freud sobre el caso Dora, pero hay un círculo exterior donde narro las circunstancias en las que sucedió y el resultado es una comedia, una mirada crítica y divertida de la misoginia de occidente. El público reconocía que hay cosas que seguimos pensando, como que las mujeres son como una Segunda División de lo humano, o por ejemplo, que una mujer se vuelve realmente una mujer hasta que se enamora y forma familia. En la vida cotidiana, la mayoría de esas supersticiones siguen vigentes", afirma.
A Freud, quien murió el 23 de septiembre de 1939 a causa de una dosis letal de morfina, que consumía para sobrellevar el cáncer de mandíbula que padeció durante casi 20 años, hay que leerlo con una mirada crítica, concluye Sabina Berman.
"El psicoanálisis es una teoría científica y las teorías se revisan, se quitan lo que se prueba que es falso y se agrega lo que las precisa. El psicoanálisis mismo ha cambiado mucho, mi madre (la doctora Raquel Berman) es de la generación de analistas que pusieron en duda todo lo que Freud afirmaba sobre las mujeres, por eso le dedico esta obra".
Enrique Singer, uno de los actores que participó en Feliz nuevo siglo doktor Freud, advierte que la obra de Sabina Berman "anunciaba la revolución femenina que estamos viviendo, hablando de un caso que sucedió cien años antes. El teatro al ser un arte vivo es muy poderoso porque permite una reflexión acerca de los temas que se tratan en la escena y fue lo que sucedió con esa puesta, aportó toda una reflexión sobre el trato a la mujer, el lugar que ocupó a principios del siglo XX y en el inicio del XXI".
El también director reconoce que si bien "durante todo el siglo XX feministas importantes reflexionaron sobre esto, el tema fue pionero en el teatro mexicano gracias al texto de Sabina. No soy especialista, no conozco su obra lo suficiente, pero creo que hay que leer a Freud en su contexto; él vivió a finales del siglo XIX, primera parte del XX, salirse de ese contexto es un error. Seguramente todavía tiene muchas cosas que aportar, así como los grandes autores nos abrieron puertas en el entendimiento de lo humano", concluye.