/ jueves 3 de diciembre de 2020

A 70 años, reeditan El Señor Presidente de Miguel Ángel Asturias

Miguel Ángel Asturias (1899-1974) publicó su novela El señor presidente en 1946

Cuando el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974) publicó su novela El señor presidente en 1946, con recursos de su familia y en una editorial desconocida, fue censurada por 13 años. El entonces gobierno del país centroamericano consideró como un exceso revelar las arbitrariedades del exdictador Manuel Estrada Cabrera quien controló Guatemala por 20 años.

Pero la censura sólo retrasó el éxito de la obra que abrió camino a un nuevo género literario: la novela del dictador, y plantó la semilla del boom latinoamericano que siguieron Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, entre otros. Más de 70 años después, El señor presidente se reedita en una edición conmemorativa en una colaboración entre la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española, la Academia Guatemalteca de la Lengua y el sello Alfaguara.

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La nueva edición se complementa con textos de Arturo Uslar Pietri, Mario Vargas Llosa, Darío Villanueva, Sergio Ramírez, Luis Mateo Díez, Gerald Martin, Mario Roberto Morales, Lucrecia Méndez de Penedo y Anabella Acevedo quienes hacen una revisión de la trascendencia de la novela del Premio Nobel de Literatura 1967.

“Hay una primera novela que abre el género que es Tirano Banderas, de Ramón Valle-Inclán, que es el antecedente más distante que podemos encontrar, pero la verdadera novela de los dictadores que se engendra en Centroamérica es El señor presidente porque es fruto de un proceso muy dilatado; Asturias comienza a escribirla antes de su viaje a París, y cuando reconoce a su patria en La Sorbona es que se encuentra con estos documentos relativos del Popul Vuh y comienza a ensayar este nuevo lenguaje innovador”, describió Sergio Ramírez, miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua, en conferencia virtual.

La novela reconstruye la atmósfera de crisis de Guatemala a inicios del siglo XX, forjada por el ejercicio ilícito del poder, la tortura y el miedo como eje rectores del gobierno. El impacto del relato radica en la descripción realista del entorno político y social de un país inmerso en la dictadura, pero a la vez por la suerte de surrealismo que da cuenta de la cosmovisión indígena presente.

Raquel Montenegro, directora de la Academia Guatemalteca de la Lengua, explicó que hay una serie de recursos literarios característicos del escritor Asturias que tienen presencia en el relato. Desde el uso del lenguaje propio de la cultura nativa y el uso de la referencia a elementos históricos que se conjuntan con la mirada del escritor. Hay incluso reiteraciones de frases e ideas que crean un ritmo interno en la lectura y que es un elemento tradicional en el uso del idioma maya.

“Los rasgos de la literatura que se han mantenido es por ejemplo el uso de recursos de la poesía y también el lenguaje por sí mismo, la referencia a elementos históricos y que se cuentan desde una manera particular. Además las repeticiones que hacen una literatura para ser escuchada y desde mi perspectiva es el elemento más rico en el manejo del lenguaje porque produce una fusión entre la forma de contar en la estructura del español y la forma de contar del idioma maya”, acotó Montenegro.

La novela se suma a la colección de ediciones especiales que edita la RAE y Alfaguara, de la que sobresalen Cien años de soledad, de García Márquez, y La región más transparente, de Carlos Fuentes, por mencionar algunas.

Cuando el escritor guatemalteco Miguel Ángel Asturias (1899-1974) publicó su novela El señor presidente en 1946, con recursos de su familia y en una editorial desconocida, fue censurada por 13 años. El entonces gobierno del país centroamericano consideró como un exceso revelar las arbitrariedades del exdictador Manuel Estrada Cabrera quien controló Guatemala por 20 años.

Pero la censura sólo retrasó el éxito de la obra que abrió camino a un nuevo género literario: la novela del dictador, y plantó la semilla del boom latinoamericano que siguieron Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Julio Cortázar, entre otros. Más de 70 años después, El señor presidente se reedita en una edición conmemorativa en una colaboración entre la Real Academia Española, la Asociación de Academias de la Lengua Española, la Academia Guatemalteca de la Lengua y el sello Alfaguara.

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La nueva edición se complementa con textos de Arturo Uslar Pietri, Mario Vargas Llosa, Darío Villanueva, Sergio Ramírez, Luis Mateo Díez, Gerald Martin, Mario Roberto Morales, Lucrecia Méndez de Penedo y Anabella Acevedo quienes hacen una revisión de la trascendencia de la novela del Premio Nobel de Literatura 1967.

“Hay una primera novela que abre el género que es Tirano Banderas, de Ramón Valle-Inclán, que es el antecedente más distante que podemos encontrar, pero la verdadera novela de los dictadores que se engendra en Centroamérica es El señor presidente porque es fruto de un proceso muy dilatado; Asturias comienza a escribirla antes de su viaje a París, y cuando reconoce a su patria en La Sorbona es que se encuentra con estos documentos relativos del Popul Vuh y comienza a ensayar este nuevo lenguaje innovador”, describió Sergio Ramírez, miembro de la Academia Nicaragüense de la Lengua, en conferencia virtual.

La novela reconstruye la atmósfera de crisis de Guatemala a inicios del siglo XX, forjada por el ejercicio ilícito del poder, la tortura y el miedo como eje rectores del gobierno. El impacto del relato radica en la descripción realista del entorno político y social de un país inmerso en la dictadura, pero a la vez por la suerte de surrealismo que da cuenta de la cosmovisión indígena presente.

Raquel Montenegro, directora de la Academia Guatemalteca de la Lengua, explicó que hay una serie de recursos literarios característicos del escritor Asturias que tienen presencia en el relato. Desde el uso del lenguaje propio de la cultura nativa y el uso de la referencia a elementos históricos que se conjuntan con la mirada del escritor. Hay incluso reiteraciones de frases e ideas que crean un ritmo interno en la lectura y que es un elemento tradicional en el uso del idioma maya.

“Los rasgos de la literatura que se han mantenido es por ejemplo el uso de recursos de la poesía y también el lenguaje por sí mismo, la referencia a elementos históricos y que se cuentan desde una manera particular. Además las repeticiones que hacen una literatura para ser escuchada y desde mi perspectiva es el elemento más rico en el manejo del lenguaje porque produce una fusión entre la forma de contar en la estructura del español y la forma de contar del idioma maya”, acotó Montenegro.

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