Invadida por los recuerdos y las palabras en agradecimiento de su colega y amigo, el narrador Carlos Fuentes (1928-2012), la escritora mexicana Elena Poniatowska recibió el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español, en la Sala Principal del Palacio de Bellas Artes.
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“Carlos Fuentes fue un triunfador en un país que tendía a la visión de los vencidos, como lo documentó Ángel María Garibay y lo ratificó Miguel León Portilla. En cuanto a mí, recibo el premio que él me envía con un guiño: 'Ahí te va, Poni, te lo tenía guardado'. Nunca creí que yo viviría más que él o que José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis y Vicente Rojo, mis compañeros de trabajo en el diario México en la Cultura”, expresó la también periodista de 91 años de edad.
La narradora hizo hincapié al jurado que con este galardón, otorgado por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Cultura “en realidad, también premian a los personajes que he abrazado a lo largo de setenta años”, los cuales quedaron transcritos en libros icónicos, tanto de ficción como de no ficción, entre ellos los extensos textos periodísticos La noche de Tlatelolco (1971); Nada, nadie. Las voces del temblor (1988) y Todo México (2003); así como el libro de cuentos De noche vienes (1979) o la novela Tinísima (1992).
“A partir de 1953, pretendí documentar a México en miles de páginas fervorosas que abarcan a personajes que me impactaron: desde Alfonso Reyes hasta el estudiante de la Prepa en Coyoacán, desde María Félix hasta Jesusa Palancares, quien al lado de varias soldaderas paralizó a toda la República Mexicana al acostarse con sus enaguas sobre los rieles y logró impedir, durante la Revolución Mexicana, el arranque de la locomotora”, explicó.
A PESAR DEL MIEDO AL RECHAZO
La escritora de Hasta no verte Jesús mío (1969), aprovechó su discurso para destacar el trabajo de las mujeres mexicanas que “a pesar del miedo al rechazo” se han lanzado a la escritura, siguiendo el ejemplo de autoras como Rosario Castellanos, Elena Garro, Josefina Vicens o Guadalupe Dueñas; aunque lamentó que aún la falta de reconocimiento de otras autoras, como Nelli Campobello, “la única autora de la Revolución Mexicana”, de quien se desconoce dónde fue enterrada.
“A lo largo de 70 años, nunca abandoné el por qué, dónde, cuándo y cómo, las primeras preguntas del periodismo. Quizá habría tenido más seguridad en mí misma de nacer en México, pero me trajeron de París y sigo preguntando lo mismo. Viéndolo bien, mi vida ha sido un inmenso signo de interrogación y ahora sigo preguntándome cómo hacer las cosas y qué va a pasar con México, cuál va a ser el destino de mis 10 nietos y el de todos los niños de nuestro país”, aseguró la autora.
FUENTES, UN VIENTO DE LIBERTAD
Tras relatar que conoció a Carlos Fuentes, en la década de los cincuenta del siglo pasado, “cuando aún no sabíamos cuál sería nuestra vocación”, Poniatowska destacó su agudo conocimiento de la cultura universal y mexicana, la cual ayudó a comprender con mayor precisión el significado y consecuencias de la Revolución mexicana y el desarrollo de estas durante el México Institucional.
Como un hombre gracioso y sabio, autor de novelas y libros de cuentos hitos de la literatura mexicana como Los días enmascarados (1958), La región más transparente (1958) o Terra nostra (1975); la cronista remarcó la importancia de Fuentes para la historia de la literatura mexicana, de la cual ella fue testigo y cómplice.
“Fuentes era el más dispuesto a salir de sí mismo, a jugársela y a reconocer a los demás, porque no cabía de gusto por los regalos que incendiaba su propio talento [...] Más que otros grandes mexicanos, representó para la generación de los cincuenta, el surgimiento de un viento de libertad. Hijo del Popocatépetl y de la Iztaccíhuatl, ningún sol derritió sus laderas, ninguna 'cortinita de nopal' impidió que atravesara los océanos, ninguna crítica logró detener su camino ascendente.
MURALISTAS DE LA LITERATURA MEXICANA
Como parte del panel que acompañó en la ceremonia a Poniatowska, el escritor e historiador Javier Garcíadiego, quien fue miembro del jurado dijo que este reconocimiento a la escritora “es un acto de justicia”, con el que se hace hincapié en la grandeza que los hermana
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“Fuentes y Elena Poniatowska son los máximos muralistas de la literatura mexicana. En sus obras están dibujados el mayor número de compatriotas, sobre todo mujeres en el caso de Elena. No hay tema relevante que no les haya interesado, no hay asunto significativo que hayan pasado de largo. Ambos se preocuparon por las heridas del país”, dijo Garcidiego, quien, como historiador, destacó el trabajo de Poniatowska como entrevistadora.
La periodista Silvia Lemus, viuda y difusora de la obra de Carlos Fuentes le entregó el premio a Poniatowskar; también asistieron la secretaría de Gobernación, Luisa María Alcalde, asistió en representación del presidente Andrés Manuel López Obrador; la secretaría de Cultura Alejandra Frausto, y la escritora Rosa Beltrán, titular de la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM. Con información de Froylan Escobar Lara
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