La Academia Mexicana de la Lengua dio a conocer la convocatoria al VII Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña. Su director, el escritor Gonzalo Celorio, habla de la importancia de este reconocimiento para un género literario poco galardonado, el cual considera, mide el pulso de las sociedades.
“Hay más premios para la narrativa, o para la poesía qué para el ensayo, que tiene una larga tradición en Hispanoamérica, consideramos que es muy importante que se haga esta séptima entrega y conforme a la experiencia de las otras seis, se ha distinguido la trayectoria de ensayistas muy buenos y de distintos países”.
Así lo dijo el autor y catedrático en entrevista para El Sol de México y recordó que dicho reconocimiento fue entregado por primera vez en 2014, con motivo del 130 aniversario del natalicio del humanista y maestro Pedro Henríquez Ureña, pensador atento a la identidad y unidad de América Latina.
El premio ha sido otorgado en seis ocasiones a destacados escritores como Emilio Lledó (España), Pedro Lastra (Chile), Luce López Baralt (Puerto Rico), Alfredo López Austin (México), Noé Jitrik (Argentina) y Francisco González Crussí, quien nació en nuestro país, pero académicamente se desempeña en Estados Unidos, informó el maestro Celorio.
“El ensayo empieza en América Latina en el siglo en el XIX con el uruguayo José Enrique Rodó. Ha dado grandes personalidades como el cubano José Martí, no en vano nuestro premio Nobel, Octavio Paz (1990), fue ensayista. Es un género que tiene una gran práctica, quizá tenga menos lectores que la narrativa o cuento”, aceptó el entrevistado.
Evocó a otro gran ensayista mexicano, Alfonso Reyes, quien definió a esta disertación en prosa, que estudia o examina un tema de manera libre, como El Centauro de los Géneros “porque forma, por un lado, una parte muy briosa e intuitiva y por el otro, es muy intelectual y crítico”.
Gonzalo Celorio manifestó que ante los cambios sociales que han existido en los últimos años en los países de habla hispana y con crisis como la que actualmente vive el mundo como la del coronavirus, es preciso ejercer el ensayo para la reflexión.
“Además, tiene la capacidad de ser una radiografía muy puntual de la sociedad a través de sus manifestaciones, hay que tener en cuenta que es muy libre y entonces ahí hay ensayos de carácter histórico, político, someramente literario, otros con temas sencillos, por ejemplo, Jesús Silva-Herzog Márquez, que es miembro de la Academia, hizo un prólogo de La cosa boba, los pequeños ensayos que escribió Alfonso Reyes, sobre cosas que aparentemente no tienen importancia. Este género también cumple como una función social importante, como los ensayos de Rodó, que hablan del proceso de la institución de América Latina”.
En ese sentido, el autor de El metal y la escoria (2014), citó El laberinto de la soledad publicado en 1950, donde Octavio Paz indaga en las características propias del mexicano, por lo que el ensayo “es importante y en estos tiempos críticos nos puede dar una idea de lo que esta ocurriendo y no siempre son temas culturales, a veces se habla de asuntos coyunturales, que es muy importante para que conozcamos nuestro entorno y nos conozcamos a nosotros mismos”.
No obstante, Celorio reconoció que en los años recientes el lenguaje se ha empobrecido: “En buena medida, por la deficiencia de nuestro sistema educativo, pero también puedo decir que la expresión literaria de México es riquísima, que tenemos grandes ensayistas y que es un género tan importante como la novela o la poesía, que ocupó un lugar predominante en el siglo XIX y durante los primeros años del siglo XX, por eso, hay que premiarlo, porque es un estímulo para quienes lo ejercen, que deben contar con un público numeroso y eso es trascendente, no sólo es un estímulo para el propio escritor, sino para el lector. Para que exista una oferta de su obra más interesante y profunda”.
Celorio mencionó qué desde el año pasado, por el recorte de presupuestos a la cultura, no hay premio económico, en las anteriores ediciones se entregaba al galardonado un equivalente de un millón de pesos. El premiado, tendrá una medalla conmemorativa que ostenta la efigie de Pedro Henríquez Ureña, un diploma y la publicación de un libro de ensayos del seleccionado.
El escritor comentó que el jurado lo integran los directivos de la Academia de la Lengua y otros de sus miembros y podrán también elegir, entre las postulaciones pasadas, al galardonado, al dar una nueva revisión a las solicitudes mandadas en los años anteriores. El ganador se dará a conocer el 27 de noviembre de 2020 y dependerá de cómo se desarrolle la vida pública por la crisis del coronavirus, que haya una ceremonia, como en las ediciones pasadas en Bellas Artes.
Las bases de la convocatoria al VII Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, se pueden consultar en la página electrónica academia.org.mx, en Twitter (@AMLengua) y en Facebook (@AcademiaMexicanadelaLengua).
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