Transitar por la novela, la poesía y el teatro, además de tener una interacción en las redes sociales, donde por medio de videos comparte con amigos, lecturas de poesía, charlas y “gilipolleces”, Carlos Salem Sola no lo atribuye a ese espíritu inquieto y sin restricciones que distingue su obra, sino a que cada historia escoge su propio lenguaje.
Así lo manifiesta el escritor, poeta y periodista en entrevista con Organización Editorial Mexicana (OEM), a quien por su irreverencia y libertad escrita lo han llamado El Sabina de la literatura. Al respecto, el escritor nacido en Argentina, pero que con residencia en España (actualmente vive en Madrid) confirma que las etiquetas son algo que lo tienen sin cuidado.
“La gente lo hace con cariño y yo encantado, pero en el fondo no le veo mucho caso en que se hagan este tipo de relaciones, aunque Sabina nos ha inspirado a todos. También hay una parte Bukowski y tal vez de Benedetti en lo que escribo, pero lo cierto es que yo tengo mi propia identidad”.
Carlos Salem agrega sobre esa costumbre de algunas personas de crear prototipos de los autores “Es como el pañuelo que uso en la cabeza. Es porque tenía el cabello largo, luego me afeité la cabeza. Conseguí metros de tela para protegerme del frío, pero si voy a un lugar cálido me lo quito. No me he creado un personaje, soy como me place”.
Tentativamente, Salem escritor de novela negra, entre otros géneros, vendría a la próxima Feria Internacional del libro de Guadalajara (FIL), pero al parecer tiene otros compromisos literarios en el país ibérico. Su reciente libro de poesía es: Sólo muero los domingos.
“El nombre viene de una canción de Charly García, del rock argentino con el que crecimos de adolescentes. Se titula Confesiones de invierno que dice “sólo muero los domingos, muero y me siento bien”, es como asumir que toda la tragedia que uno tiene, el fin de semana se resetea y empiezas de nuevo. Lo cierto es que para mí los domingos siempre han sido días como tontos. Todo está cerrado, la tienda, el banco… y como vivo solo, nada más son para estar con la cruda”.
En cuanto al contenido de dicha publicación, el autor señala que el 50 por ciento basados en experiencias de amor y otros, “en ideales, donde te planteas lo que deseas en una relación, como decir ‘quiero que vueles todo lo que puedas volar, que sea tu meta y recuerdes que yo duermo con la ventana abierta”, si quieres ser libre uno tiene que dejar ser libre, eso es lo correcto y no lo hago como cuestión de moraleja, porque estos mensajes llegan a muchos jóvenes y como soy un inmaduro, que bueno trasmitirles lo que implica la libertad en una pareja, mejor que decir: la maté porque era mía”.
Carlos Salem comenzó a publicar sus libros hace 11 años, en mayo de 2007, precisa. En su camino en las letras hispanoamericanas, el escritor ha tenido un estilo que le ha ganado adeptos. Con esa actitud desprovista de formalismos, comenta cuáles son los desafíos a los que se enfrenta como creador de ficciones.
“Los retos son ser fiel a mí mismo, no repetirme y ser leal a los lectores que tengo principalmente en Francia y España, aunque no soy un bestseller esperan una novela mía al año. He hecho un descanso con el libro de poesía, porque no te voy a dar más de lo mismo para que lo compres”.
Abunda sobre su estilo, con ese acento mezclado entre argentino y español: “Yo tengo mis propias premisas para escribir, en mis historias hay humor. No me voy al terror y a magnificar el mal, pero si a entenderlo, hay poesía, el erotismo como parte de la vida, la novela no se encuentra obligada a nada, es para que la gente viaje y mire el mundo”.
En ese sentido, reconoce que en gustos se rompen géneros. Aceptó que leyó 50 Sombras de Grey para “hablar mal de algo. Es la historia de una chica que es independiente y luego conoce a un millonario. Ella, para redimirlo, pasa por muchos infiernos, además de firmar un contrato, eso antes se llamaba matrimonio”.
En cuanto a ir de la poesía a la novela negra, Salem explica: “Es como hacer periodismo, es la mejor escuela para un autor porque te quitas esa tontería de la página en blanco y con la poesía es lo mismo, una trama que no tenga lirismo, no te va a enganchar, debe existir una poética en la manera de contar las cosas”.
El por qué se decidió por el oficio narrativo, el autor de Un jamón calibre 45, cuenta: “Pasé todas las enfermedades de niño, mi madre para tenerme quieto me leía cuentos. Siempre leí mucho y quise ser novelista, la televisión y los bestseller no me llenaban. Así que el germen de escribir siempre estuvo latente. La temática que escoges siempre es sobre cosas de tu vida, que aderezas con ficción”.
El escritor narra que escogió el género de la novela negra porque siempre le gustaron estas historias y desde su primer libro consiguió el reconocimiento, pero señala que no le gusta ser encasillado debido a que “las etiquetas son el error de nuestro siglo las pone para que la gente no tenga elección, lo bueno es que no se pegan sobre el sudor, ni las lágrimas, que te provoca hacer una historia”.
En ese sentido, Carlos Salem dice que cada idea se manifiesta en distintas ideas que bien puede ser una obra de teatro, un guion, un poema o una novela y también ha colaborado en comics. Como prueba de su versatilidad y falta de límites para comunicarse con sus lectores, también ha musicalizado su poesía, pero lo que el escritor aún no ha experimentado “es escribir un ensayo, algún día lo haré” y no se ponen en duda, las palabras del versátil escritor.