GUADALAJARA. Sin guiones ni solemnidades, Guillermo Arriaga invitó a los integrantes de su tribu lectora a acercarse al fuego de sus letras durante la presentación de su nueva novela Extrañas (Alfaguara, 2023) en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Fue una charla de extrema sinceridad, donde el autor, en compañía del novelista colombiano Santiago Gamboa, más que sólo hablar de su nuevo libro, compartió parte de su proceso creativo y visiones sobre el quehacer literario.
Sin mapas ni brújulas
“Decía Javier Marías que hay escritores con mapa y escritores con brújula…y hay otros que nos metemos a la escritura sin tener la más chingada idea de lo que estamos buscando. Yo no tengo idea, la verdad, mis personajes van surgiendo, como si ellos me dictaran. William Faulkner, que es quizás mi faro, decía: ‘Yo no entiendo por qué escribo estas novelas, yo soy un campesino del sur de los Estados Unidos, ¿por qué escribo estas novelas?”, dijo Arriaga sobre su forma de escribir, la cual definió como “de lector”, lo cual le hace sorprenderse de sus propias tramas.
El autor del guion de la película Amores perros (2000) confesó que la fuente de inspiración en sus novelas es su vida cotidiana y los elementos que la orbitan, como amistades, el clima, los accidentes diarios e incluso los grandes acontecimientos, como lo fue el paso del huracán Otis por las costas de Guerrero, hecho que ya marcó la pauta para su próxima creación.
Esclavo de la historia
Gamboa señaló que de las características de su más reciente publicación —la cual narra la historia de un noble en el siglo XVIII que se vuelve médico tras recorrer sus tierras y ver la miseria de sus habitantes— son su esfuerzo por mantener un léxico de época, además de un particular modo de puntuación.
“Yo lo que siento es que soy un esclavo de la historia. Me refiero a que tengo que poner todo al servicio de la historia que quiero contar: el lenguaje, la puntuación e incluso soy un obseso por los espacios, porque los espacios en blanco también narran. Así que, cuando estoy perdido, la novela me indica el lenguaje y la estructura que tengo que utilizar y los personajes que van a aparecer”, agregó Arriaga, que dijo que la novela le exigió emular la sintaxis del siglo XVIII, que prácticamente carece de puntos y prescinde del uso de adverbios terminados en “mente”.
En varios momentos Arriaga se sinceró ante sus lectores, e hizo énfasis en que la razón para la que la gente acuda a las ferias de libros es para repetir el rito primigenio de reunirse al fuego y escuchar historias, que es le inicio de toda literatura.
“He terminado por descubrir que uno escribe para los de su propia especie. No puedo hacer más. Les puedo decir que pongo mis entrañas completas en escribir un libro, dedico horas y días enteros a escribir, pero no puedo garantizar que les guste, aunque sí que puse mi mejor esfuerzo. Así que yo escribo para los de mi especie, para los de mi tribu”, dijo Arriaga.