El escritor colombiano Juan Sebastián Gaviria acepta que su obra está fuera de localismos al considerar que la novela da la posibilidad a cualquier autor de “volar”, es decir, de trasladarse mediante la prosa a los territorios que crea convenientes y los nutra con esas historias que dejan huella.
A Gaviria, quien hace cuatro años fue considerado como una de "las nuevas voces de la literatura colombiana”, desde su primer libro “La venta”, lo han ubicado en la novela negra la cual él dice, se encuentra llena “de clichés. Sobre el típico investigador que bebe mucho y llega a su puerta la “fame fatal”.
El autor comenta que en la actualidad estos prototipos han cambiado y hay nuevos escritores que le han dado un giro distinto a estar tramas. En entrevista con Organización Editorial Mexicana (OEM), Gaviria cree que las mejores novelas son las que trascienden más allá del género al que pertenece.
En su caso, el escritor no comulga con los estereotipos y se deslinda de plasmar realidades, como la que vive su nación de origen, del que algunos autores se han enfocado a hablar sobre la situación social y política. Juan Sebastián reside actualmente en Estados Unidos.
“No creo que un escritor tenga que ubicar sus novelas justamente en el país que nació”, menciona Juan Sebastián y acepta que “La venta” sí sucede en las calles de Bogotá, en el mercado negro, donde el protagonista recibe las manos cercenadas de El Che Guevara, las cuales ofrece al mejor postor.
Dicha publicación tuvo buena acogida. Después apareció “Contenido explícito. Una trilogía americana”, cuya trama sucede justamente en el EU, en distintos momentos del siglo XX. Son tres novelas independientes pero conectadas entre sí por estar situadas en la Unión Americana.
También por retratar un lado inquietante de esa sociedad y del hombre moderno, al respecto, el entrevistado abunda: “He estado vinculado con la cultura estadunidense a lo largo de mi vida, pero no estoy de acuerdo que para que una novela que suceda en x lugar tenga un vinculo cultural o vivencial. Una de las ventajas de la narrativa es la posibilidad de volar. Puedo ser un escritor argelino y escribir una historia que ocurra en Colombia y eso me parece fantástico”.
¿Es una manera de cómo escritor ser conocido en otros países?
Es algo que puede suceder o no, eso no es lo importante, más bien no importa donde sucedan tus novelas, quienes son tus personajes, sino que tan hondo estás yendo para tratar de desmantelar el lugar de la identidad humana en nuestro mundo.
¿Qué rol juega el miedo para un escritor de novela negra?
El miedo tiene un papel muy importante en la obra. Lo decía Bukowski, es el vehículo para que uno busque sus propias certidumbres. Mis personajes comparten ese temor, no a lo sobrenatural al estilo de Poe, es un miedo básico, primario, al entorno y a la naturaleza humana que me motiva a mí como escritor y a mis personajes.
¿Te da miedo la maldad humana?
Más la intrascendencia. No dejar una huella en el mundo, no me enorgullezco, pero comparto esa idea, es algo que está completamente adscrito a la vanidad. El deseo de trascender, de ser recordado y leído por estudiantes japoneses dentro de 2000 años.
¿En tu obra hay gore?
Cuando me encuentro ante una escena con la necesidad de plasmar violencia trato de ser tan gráfico como me divierta, sin engolosinarme con la sangre, aunque eso tiene que ver con mi nivel de tolerancia, que está plasmado en su justa medida.
¿Cuál sería el aporte de lo que escribes a tu generación?
No me identifico con mi generación, soy modelo 80, creo que está muy inclinada a quejarse de todo, que no ve la realidad que nos rodea y en la literatura es cada vez más el mensaje mesiánico y aleccionador que trata de encontrar soluciones para la vida misma y ésta no es para solucionarse, sino para vivirse.