Las desafortunadas coincidencias de la vida colocaron en Francia a Juan Rodrigo del Fierro y José Luis Salazar en plena persecución nazi. Los documentos que los acreditaban como jóvenes mexicanos no impidieron que fueran llevados por alemanes a Buchenwald, uno de los campos de concentración más grandes de la Segunda Guerra Mundial, y pasaran parte de su juventud encerrados con miles de judíos más.
Su historia quedó prácticamente en el olvido hasta que hace unos años se abrieron los archivos del Servicio de Investigación Internacional, con sede en Bad Arolsen, y el periodista mexicano Julio Godínez se dio a la tarea de hurgar en cientos de fichas de reclusión hasta encontrar las de estos dos jóvenes, que sin conocerse, comparten uno de los episodios más crueles de la historia mundial.
Hoy el paso de Juan Rodrigo del Fierro y José Luis Salazar por el campo de concentración queda registrado en la novela histórica El mexicano de Buchenwald (Editorial Planeta), un relato que da cuenta de cómo dos jóvenes perdieron parte de su vida por la maldad humana, y, a decir del autor, bien podría ser la historia de cualquier joven en un país marcado por la violencia como México.
“Estas dos historias siempre estuvieron ahí, son dos muchachos que llegaron a este campo de concentración en 1944 y sus nombres aparecen entre un grupo de personas que fueron deportadas entre 1939 y 1945. En 2014 se publicaron varios trabajos periodísticos sobre la aparición de personas dentro del campo que dijeron ser mexicanas con la idea de salir de ese lugar. Entonces yo encuentro conexiones entre la historia de estos dos jóvenes y comienzo a indagar en sus documentos”, explica Godínez de la novela que muestra la copia real de las fichas de detención de ambos jóvenes.
La de Juan Rodrigo del Fierro es una historia incompleta, pues se sabe que perteneció a una familia acomodada y que vivió en París donde lo atrapa la guerra, también quiere viajar a México buscando refugio pero no le es posible, y a partir de su entrada al campo de concentración ya no se sabe más, ni de su deportación y resto de su vida.
En cambio de José Luis Salazar se tiene registro de su familia, e incluso Godínez tuvo oportunidad de platicar con su hijo en el puerto de Marsella donde le reveló fragmentos de la vida del personaje que no están registrados en los archivos.
“Su hijo tenía las características muy claras de su padre, un hombre que pasó la vida tratando de evadir el tema del holocausto, y me hizo pensar cuando me hizo la pregunta ¿qué hubieras hecho para sobrevivir? Ese encuentro sí me despertó este tema que tiene que ver con el valor y la sobrevivencia, en cualquier ser humano no solo la guerra mundial, sino aquí mismo en Guerrero o Tamaulipas.
El elemento de su juventud es un gran punto, José Luis Salazar sale de su casa siendo aún adolescente y nunca vuelve; Fierro también es detenido muy joven y le roban la juventud. Se les arrebata los mejores años de la vida y eso es una reflexión que se enlaza con la idea de lo que está pasando ahora no sólo en México sino en diferentes partes del mundo donde existe el conflicto”.
Si bien la historia se basa en hechos reales y documentos oficiales, Godínez aclara que se trata de una novela donde la ficción toma relevancia con la intención de cubrir los huecos del relato.
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“La historia me fue susurrando su destino, pero si bien me fue prácticamente en algunos puntos dictando ciertos detalles, como el hecho de un zoológico dentro de un campo de concentración, es cierto que tomo estos elementos para tejerlos con ficción, no es un reportaje sino una novela”, concluye.
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