Para María Baranda (Ciudad de México, 1962), escribir “es ponerte al filo de un acantilado y sentir el vértigo de que te puedes lanzar”. Dentro del abanico en que despliega esa manera de entender su oficio, destacan sus libros dirigidos a los lectores más jóvenes. Es por esa manera de compartir el lenguaje con los más pequeños que este año recayó en ella la responsabilidad de ser embajadora de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), el encuentro de libros para niños y jóvenes más importante de América Latina.
María sabe que la poesía es la herramienta ideal para que los niños indaguen en las preguntas más profundas de la existencia. Prueba de su compromiso con esa idea sonlibros como Dylan y las ballenas, El jardín de los encantamientos, Ficción de cielo yYegua nocturna corriendo en un prado de luz absoluta, donde a través del ritmo del lenguaje se abre la posibilidad de habitar otros mundos.
En el marco de la inauguración de la edición 37 de la FILIJ, que recibirá a lectores de todas las edades del 10 al 20 de noviembre en el Parque Bicentenario de Azcapotzalco en la Ciudad de México, El Sol de México conversó con María Baranda, quien compartió con nuestros lectores esa manera en que el mundo puede ser un lugar mejor a través de la poesía.
¿Cómo te encontró la poesía para comenzar a escribir?
Fue un golpe… leí un poema de Xavier Villaurrutia, “Nocturno de la alcoba”, a una edad en la que yo necesitaba escuchar esas palabras. Lo que hizo Villaurrutia fue abrirme un mundo donde he tratado de habitar desde mis 15 años. Ni siquiera entendía bien la primera estrofa: la muerte toma siempre la forma de la alcoba que nos contiene. / Es cóncava y oscura y tibia y silenciosa… lo que más me asombraba es que alguien hablara de algo que yo pensaba, que era la muerte ligada al amor. La poesía es ritmo, no podemos olvidar eso. Es una composición musical y cada poema tiene un ritmo especial. Hay que adivinar cuál es ese ritmo que trae el poema en el que te sumerges.
¿Cómo se da el acercamiento a escribir para los más pequeños?
En la mente del escritor ocurre que lees algo que dispara ideas dentro de ti, que funciona como una especie de trampolín para que llegues a tus propias orillas. Yo reescribía los libros que estaban en mi casa. Después empecé a inventar historias mías. Entendí algo que es importante, que es la fuerza de la palabra. Si yo escribía algo suficientemente interesante como para que los otros niños jugaran conmigo, tenía el poder además de dirigirlos.
Tu poema “Un pedazo de sol” describe lo que podría ser esa manera de entender la poesía.
Es de lo que trato de hablar: una palabra raíz, una que haga girar a las otras palabras, una palabra que demuela a todas las otras, a esa superioridad y esa fuerza de la palabra, porque además el poeta siempre anda a la caza de la palabra justa, exacta. Las palabras están llenas de sonidos, de ritmos. Cada palabra tiene un mundo único, un universo que hay que penetrar.
Como Embajadora FILIJ 2017, ¿ves saludable la evolución de la literatura para niños en México?
Creo que es importantísimo que después de más de 30 años se haya empezado a dar un lugar así a la literatura para niños y jóvenes en México.. Me parece fundamental que este año se dedique a la poesía, que es uno de los géneros por el que menos apuestan los editores. Creo que en estos momentos es uno de los géneros más importantes, porque es el que verdaderamente conecta la emoción y el pensamiento. Es el género con el que hay que saciar la sed de los niños y jóvenes. Están ávidos de saber quiénes son y a dónde van. Esas preguntas ontológicas sí las responde la poesía.
¿Es más sencillo para los niños enfrentarse a la poesía porque la musicalidad forma parte de su esencia?
Sí, sobre todo por la cualidad de la metáfora. Es muy importante otorgar a los niños metáforas e imágenes, porque eso abre su pensamiento e imaginación, los lleva a lugares insospechados. He tenido muchísima interacción con los niños que leen mis poemas… es realmente asombroso cómo leen. Jamás se atoran ante una metáfora, no le tienen miedo a la poesía. Entran directamente y empiezan a crear a partir del poema. Eso es lo más divertido. Entienden perfecto la cualidad de juego del poema.