A poco más de un año de haber tomado posesión como Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, el país vive un momento de alto riesgo político, estima el académico José AntonioCrespo, quien ve en el mandatario mexicano a un caudillo de corte populista, dispuesto a usar su mayoría electoral para desmantelar la democracia, concentrar el poder discrecionalmente, acabar con los órganos autónomos y todo lo que le daba certidumbre al sistema político mexicano, en aras de una narrativa social y económica de resultados muy erráticos.
Sobre el apoyo mayoritario que LópezObrador tiene en las encuestas, el politógo afirma que “eso no significa que las mayorías tengan la razón. Pueden tener el poder, pero no necesariamente la razón y eso se maneja en la teoría política desde la época de los griegos, que decían que el riesgo de las democracias es que se conviertan en una demagogia, considerando la demagogia como un régimen que surgió democráticamente, pero en donde el demagogo, en nombre del pueblo que, en efecto, le puede estar dando el apoyo, empieza a concentrar el poder para luego hacer despropósito y medio”.
Crespo asegura que esa es una de las peculiaridades de las democracias liberales, que a través incluso de una voluntad democrática de la mayoría, se puede desmantelar lo que se había avanzado en democracia.
“Tener mayoría no te avala para quepases por encima de la ley. Por ejemplo, tener esas mayorías y tener ese aval no lo avalaba para, vía Morena, imponer a Rosario Piedra en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, violando la Constitución. Eso ya no es democrático”, afirma.
POPULISTA PURO
En su libro de reciente aparición AMLO en la balanza: de la esperanza a la incertidumbre, publicado este 2020 por editorial Grijalbo, Crespo hace un balance del primer año de gobierno del Presidente, conla inquietante proyección de que si no cambia de ruta vamos a quedar peor de lo que estábamos, tanto en materia económica como en materia de democracia. Y eso, antes de la depresión económica generada por el Covid-19 en el mundo.
Para él, la ruta obradorista del primer año está caracterizada por un descenso económico por las políticas que siguió en casos como el del nuevo aeropuerto y Pemex, por ejemplo, y de regresión política por la fuerte concentración del poder saltándose las reglas democráticas, en su prisa por desechar lo que él llama el viejo régimen de privilegios.
“Haciendo un trabajo de política comparada, busqué detectar en la literatura de los populismos en el mundo qué tanto podría ser el caso con López Obrador a partir de sus dichos, a partir de lo que vimos en el primer año y a partir de ahí marcar una ruta de hacia dónde va este gobierno. Obviamente no es una evaluación total del sexenio porque pueden pasar muchas cosas --y de hecho están pasando ahorita--, cosas que no estaban planteadas, como es toda esta crisis y las consecuencias económicas que pueden traer”.
El también periodista mexicano caracteriza a López Obrador entre los populistas como Erdogan, Maduro, Bolsonaro, Putin y el mismo Donald Trump.
“Lees las conclusiones que sacan de todos estos populismos y pareciera que está hablando López Obrador: el discurso polarizador, el calificar a todos sus críticos en conjunto como conservadores, como enemigos, como adversarios, como contrarrevolucionarios. A todos en el mismo paquete, sin hacer distinciones. Este discurso maniqueo de que quien noe stá conmigo está necesariamente contra mi”.
PARTIDO INACABADO
En este intento monopolizador del poder, Crespo ve que el Presidente tiene como aparato político-electoral a Morena, a la vieja usanza de lo que fue el PRI como partido hegemónico, aunque todavía sin cuajar, porque esos procesos llevan tiempo.
Un capítulo de su libro está precisamente dedicado a la participación de Morena en el foro de Sao Paulo, que es bolivariano, y donde queda clara la directriz política de ir concentrando el poder para llevar a cabo la transformación social, radical y profunda.
“Ir acumulando el mayor poder posible y también marcar esa idea de que hay que hacer las cosas de prisa, como se hizo a partir del año pasado”.
“A través de Morena el Presidente tiene control sobre los programas clientelares, con el uso político de los Servidores de la Nación, que manejan los programas sociales. O vía también delos superdelegados de los estados, que ya hemos visto que sí utilizan su cargo para luego promoverse como candidatos a gobernador. Fue el caso de Bonilla y seguramente vamos a ver más casos donde se utilizan esos puestos política y electoralmente”.
Pero Morena no es todavía hegemónico en este régimen caudillista de un solo hombre. Tiene fuerte diferencias internas. Es tan heterogéneo, dice Crespo, que hay distintas corrientes, pleitos internos, lo que puede ser un problema que impida la consolidación del proyecto obradorista.
“Si el partido no se consolida internamente, también puede ser un problema cuando falte López Obrador o nos aproximemos al fin del sexenio, ante la posibilidad real de que se pueda ir desatando un conflicto interno muy grave”.
Es así como el politólogo interpreta que López Obrador todavía siga haciendo campaña. “Él está haciendo campaña política permanente, justo para transferirle ese ese capital político a su partido, por ejemplo, en las elecciones del año que viene”.
LA RUTA ANTE LA CRISIS
Sobre el imponderable de la crisis económica impuesta por la pandemia de Covid-19, José Antonio Crespo considera que la economía ya venía mal y que esta profundización de la misma pudiera caerle “como anillo al dedo” al Presidente para concentrar más poder, quizá a pasar por encima de las leyes y de los contrapesos, para buscar, como ya lo está haciendo, poderes discrecionales. Buscar mayor poder político con el pretexto de la crisis.
“Pero, independientemente de lo que él deseé, si la crisis económica se profundiza y se sale de control, como muchos dicen que va a ocurrir porque no se están tomando las medidas adecuadas, sí creo que eso nos puede llevar a una crisis política. En la que se derrumbe todo su proyecto, sobre todo si empiezan a arrojar muchos pobres, desempleados, cierre de empresas, desabasto y todo lo que puede venir”, estima.
Y profundiza: “Pudiera volteársele la ola de apoyo, salvo de su segmento de voto duro, que no sabemos de cuánto es, pero que le calculan que es sobre 30 por ciento, esos no van a cambiar pase lo que pase pero los demás sí, entonces si se puede generar una situación en la cual termine muy mal este proyecto y la gente eventualmente termine votando por algún otro partido, ya sea en el año 24 o en la revocación de mandato si es que se da”.
Sobre la oposición, el politólogo no ve que exista una de peso o consideración a la vista, pero que, en el escenario de complicarse las cosas daría igual, ya que la gente, buscando un cambio tenderá a buscar a la oposición con cualquier figura que salga por ahí, con tal de ya deshacerse de López Obrador.
Otro escenario es que puede haber una ruptura interna de Morena, un partido no consolidado, que por lo pronto nova a ser como el PRI. “Digamos que López Obrador se inclinara por Sheinbaum en la sucesión, como candidata. A lo mejor Marcelo Ebrard ahí rompe y dice ‘no pues ya estuvo bueno’ y entonces busca quizá aglutinar a la oposición y que la gente lo vea como alguien más sensato que el propio López Obrador. En fin, hay varios escenarios, pero sí creo que, eventualmente, si la crisis económica no se frena y no se maneja bien, sí puede la gente regresar a buscar en la oposición algún liderazgo”.