/ viernes 15 de noviembre de 2024

#SOY / El Apocalipsis según Elisa de Gortari

La escritora trans habla de su cuarto libro, Todo lo que amamos y dejamos atrás, donde imagina la vida de una sociedad sin tecnología 

¿Por qué, en las películas del Apocalipsis, la ciudad que se destruye siempre es Nueva York y no Veracruz? Es lo que se cuestiona Elisa de Gortari, escritora trans quien tomando como inspiración sus orígenes y su percepción futurista sobre el fin del mundo, dio origen a su cuarto libro, Todo lo que amamos y dejamos atrás (Alfaguara/Penguin Random House).

Se trata de una novela que plasma la forma en que en un futuro lejano, la tecnología toma niveles inimaginables. Sin embargo, por un suceso astronómico inesperado, la energía eléctrica de nuestro planeta desaparece, lo que obliga al ser humano a adaptarse y sobrevivir a un entorno hostil.

“La novela es sobre el fin del mundo, pero sobre todo, se basa en la historia del personaje principal Grijalva, en un pueblo de Veracruz donde los niños han enloquecido. Desde muy joven yo quería destruir Veracruz, es donde nací, no me emocionaba vivir ahí.

Grijalva es una periodista lesbiana, que junto a otros personajes tiene que resolver un caso que se convierte en locura colectiva, en un pueblo llamado Tamarindo, el cual se ubica a las afueras de Córdoba y en ese futuro, para mí, ese lugar, sería la nueva costa de Veracruz”, dice Elisa.

“La inclusión es importante, no sólo porque yo sea una persona trans, sino porque quería que mi protagonista contara cómo sería el adaptarse a este nuevo mundo"

La autora explica que la trama tiene que ver con la forma de cuidarnos y querernos entre los seres humanos, la cual va cambiando conforme pasa el tiempo y las generaciones evolucionan.

“Tengo la impresión de que al paso de los años, los más jóvenes irán abandonando las redes sociales y los dispositivos; esto puede suceder, justo porque la generación de sus padres está completamente embelesada con los teléfonos celulares. Yo veo a los pocos niños con los que convivo, que no se preocupan tanto por el celular, sino que son sus padres los que están metidos en esos aparatos todo el tiempo. Los chicos ven con más desconfianza este tipo de objetos.

“Creo también que una situación límite como la que propone la novela, tal vez pondría de relieve las formas en las que nos relacionamos. Yo sé que es una ilusión atractiva creer que vivimos en el peor de los tiempos, pero bueno, al escribir esta novela me di cuenta de que nuestros tiempos a pesar de sus terribles dificultades no están tan mal como podríamos imaginar”, afirma.

El texto describe la fragilidad del mundo y de la civilización, en un contexto de revaloración y reflexión, a partir de un fenómeno natural que logra dejar a un lado lo que pensamos que es más importante.

“El mundo es muy frágil, la civilización es muy frágil… Eso es un hecho y bastaría una buena tormenta solar en el momento adecuado para que pudiéramos irnos a las penumbras, como sucede en esta novela que nos devuelve a la edad de piedra o al menos al siglo XIX, cuando no había ni luz eléctrica. Durante la investigación que realicé, comprobé que hay muchas cosas que, afortunadamente, no dependen de la luz eléctrica y eso hace que los personajes sobrevivan en la trama”.

De Gortari es considerada una de las voces trans más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea / Cortesía, Alfaguara / Penguin Random House

La novela busca demostrar que en el futuro la sociedad tendrá una visión más inclusiva y de aceptación

En el aspecto científico que sustenta parte de la temática de la novela, Elisa echó mano de una amplia bibliografía que incluía artículos científicos que han realizado simulaciones sobre cómo se vería nuestro planeta en mil o 100 años.

En esta investigación la escritora encontró la recreación de cómo sería vivir en un ambiente en el que el planeta tiene anillos como los de Saturno. “Esto es algo que han investigado algunos científicos, no es que esto sea posible, sino que lo hacen para saber cómo se comportaría el medio ambiente en esas circunstancias o cómo surgiría la luz.

“Uno de los primeros descubrimientos que hicieron a través de simulaciones computacionales sobre el planeta Tierra con anillos, fue que las tardes serían muy largas, y la noche ya no podría ser completamente oscuras como ahora, porque los anillos reflejarían parte de la luz del sol, entonces sería imposible tener oscuridad total”.

La escritora agrega, que en el caso de México, “tenemos la suerte de que nuestra comida no depende de la luz eléctrica, porque, en su mayoría, se basa de productos del campo, los primeros pueblos mayas hace casi tres mil años eran unos genios, a lo que voy es que no necesitas electricidad para hacer unos tamales”.

Temas complicados relacionados con nuestro acontecer actual, como la migración y la inclusión se abordan en la novela como fenómenos sociales que sobreviven ante cualquier inclemencia.

“En este mundo que yo creé en el libro, ha habido varias migraciones consecutivas motivadas, primero, por el cambio climático, el mismo que estamos viendo y posteriormente, por el cataclismo que vive el planeta Tierra y todo cambia, entonces estas migraciones generan conflicto y generan también tragedias”.

Dice que todo este contenido surge a partir de sus propias experiencias, tanto de su trabajo como reportera en la empresa Televisa, como en lo personal.

“Este contenido surge un poco, de las de las experiencias que tuve como reportera en Televisa, a mí me tocó cubrir mucho el tema migratorio en 2018 y 2019; tuve que estar en Arizona varias veces con un grupo que buscaba cadáveres de inmigrantes en el desierto, estuve en Tijuana también, y cubrí la caravana migrante aquí en Ciudad de México y finalmente también tuve la oportunidad de ir a Honduras para seguirle la pista a algunos de los migrantes que conocí, que eventualmente fueron deportados. Para mí fue muy impresionante ver cómo los primeros signos del cambio climático ya se empezaban a ver allá en particular yo estuve en una ciudad se llama La Ceiba, donde ya era notorio cómo las mareas son cada vez más grandes y se empiezan a comer la playa y eso también era algo que empezaba a preocupar a las personas de esa región, además de todos los problemas que ya tenían”.

De Gortari es considerada una de las voces trans más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea

Para la autora, era muy importante reflejar esas vivencias, pero desde el principio supo que no quería escribir una historia completa sobre lo que vio, “porque no quería faltar el respeto justo a las personas que confiaron en mí. Yo no quería aprovecharme de ese material, no quería que se convirtiera en una novela sobre inmigrantes y proceden de una forma mucho más respetuosa donde les rindo tributo”.

Le cuestionamos sobre si el tema de la inclusión también es importante, y si lo expresa de alguna manera, a partir de su sentir personal.

“Es importante no sólo porque yo sea una persona trans, sino porque yo quería que mi protagonista contara cómo sería el adaptarse a este nuevo mundo, cómo puede encontrar el amor después del fin del mundo y también como puede perderlo, es eso era para mí un detalle muy importante porque contrario a lo que muchas películas apocalípticas muestran, el fin del mundo no es el fin de la vida ni de las personas, si el mundo se acabara mañana, la gente seguiría teniendo problemas. Ahorita mismo podemos sufrir o habrá gente que sufra mucho o poco por ejemplo, con la reelección de Donald Trump, pero a pesar del destino que pueda tener el planeta la gente va a seguir teniendo una vida interior, que es mucho más urgente atender que cualquier cosa que le pase al mundo y a las naciones”.

En la historia, Grijalva está enamorada de su papá, quien sólo es una imagen virtual.

“Es lo más cercano a un fantasma, porque él vive en una computadora. La única persona que es probablemente con quién Grijalva todavía puede convivir, entonces, realmente él puede vivir todavía un poco en una versión del anterior mundo, pero él se murió cuando Grijalva era una niña. Entonces ahí más bien hay un conflicto por la pérdida temprana del padre”.

Todo lo que amamos y dejamos atrás, demuestra en el tema de la diversidad, con base en la investigación de su autora, que la sociedad tendrá una visión más inclusiva y de aceptación.

“Curiosamente, en la novela, no hay casos de homofobia, hay violencia de otro tipo, pero en la investigación que realicé, no me encontré por así decirlo, con nada semejante a la homofobia, probablemente porque en este mundo que imagino la religión no tiene un papel tan importante, no es que no exista, pero no tanta relevancia porque la gente ha abandonado tal vez un poco la moral de los tiempos anteriores, pero curiosamente en ninguna de las páginas que leí no encontré nada al respecto.

De Gortari confiesa que sus mayores retos como escritora trans, “no han sido como una persona trans que escribe, no han sido hacia los sectores, tienen que ver más con las presiones que pasan de manera personal, mucha gente te deja de dirigir la palabra y con los lectores no ha sido un problema ni tampoco con mi editorial, afortunadamente, en lo personal hay muchos conflictos allí, que no he podido resolver del todo.

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“Todas las personas que yo he conocido tienen historias que me interesan mucho más, que contar la mía, porque se me hace un tanto aburrida y creo que todos deberían escribir de sus propias, pienso que los escritores sobreestiman la importancia de los propios acontecimientos que viven”, concluye.

Elisa de Gortari (Ciudad de México, 1988) ha sido reconocida por su capacidad para entrelazar géneros literarios con temáticas actuales. Es autora de Código Konami, (Provincianos, 2022), Himnos (Paraíso Perdido, 2017) y Los suburbios (Cuneta, 2015).

De Gortari es considerada una de las voces trans más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea.


¿Por qué, en las películas del Apocalipsis, la ciudad que se destruye siempre es Nueva York y no Veracruz? Es lo que se cuestiona Elisa de Gortari, escritora trans quien tomando como inspiración sus orígenes y su percepción futurista sobre el fin del mundo, dio origen a su cuarto libro, Todo lo que amamos y dejamos atrás (Alfaguara/Penguin Random House).

Se trata de una novela que plasma la forma en que en un futuro lejano, la tecnología toma niveles inimaginables. Sin embargo, por un suceso astronómico inesperado, la energía eléctrica de nuestro planeta desaparece, lo que obliga al ser humano a adaptarse y sobrevivir a un entorno hostil.

“La novela es sobre el fin del mundo, pero sobre todo, se basa en la historia del personaje principal Grijalva, en un pueblo de Veracruz donde los niños han enloquecido. Desde muy joven yo quería destruir Veracruz, es donde nací, no me emocionaba vivir ahí.

Grijalva es una periodista lesbiana, que junto a otros personajes tiene que resolver un caso que se convierte en locura colectiva, en un pueblo llamado Tamarindo, el cual se ubica a las afueras de Córdoba y en ese futuro, para mí, ese lugar, sería la nueva costa de Veracruz”, dice Elisa.

“La inclusión es importante, no sólo porque yo sea una persona trans, sino porque quería que mi protagonista contara cómo sería el adaptarse a este nuevo mundo"

La autora explica que la trama tiene que ver con la forma de cuidarnos y querernos entre los seres humanos, la cual va cambiando conforme pasa el tiempo y las generaciones evolucionan.

“Tengo la impresión de que al paso de los años, los más jóvenes irán abandonando las redes sociales y los dispositivos; esto puede suceder, justo porque la generación de sus padres está completamente embelesada con los teléfonos celulares. Yo veo a los pocos niños con los que convivo, que no se preocupan tanto por el celular, sino que son sus padres los que están metidos en esos aparatos todo el tiempo. Los chicos ven con más desconfianza este tipo de objetos.

“Creo también que una situación límite como la que propone la novela, tal vez pondría de relieve las formas en las que nos relacionamos. Yo sé que es una ilusión atractiva creer que vivimos en el peor de los tiempos, pero bueno, al escribir esta novela me di cuenta de que nuestros tiempos a pesar de sus terribles dificultades no están tan mal como podríamos imaginar”, afirma.

El texto describe la fragilidad del mundo y de la civilización, en un contexto de revaloración y reflexión, a partir de un fenómeno natural que logra dejar a un lado lo que pensamos que es más importante.

“El mundo es muy frágil, la civilización es muy frágil… Eso es un hecho y bastaría una buena tormenta solar en el momento adecuado para que pudiéramos irnos a las penumbras, como sucede en esta novela que nos devuelve a la edad de piedra o al menos al siglo XIX, cuando no había ni luz eléctrica. Durante la investigación que realicé, comprobé que hay muchas cosas que, afortunadamente, no dependen de la luz eléctrica y eso hace que los personajes sobrevivan en la trama”.

De Gortari es considerada una de las voces trans más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea / Cortesía, Alfaguara / Penguin Random House

La novela busca demostrar que en el futuro la sociedad tendrá una visión más inclusiva y de aceptación

En el aspecto científico que sustenta parte de la temática de la novela, Elisa echó mano de una amplia bibliografía que incluía artículos científicos que han realizado simulaciones sobre cómo se vería nuestro planeta en mil o 100 años.

En esta investigación la escritora encontró la recreación de cómo sería vivir en un ambiente en el que el planeta tiene anillos como los de Saturno. “Esto es algo que han investigado algunos científicos, no es que esto sea posible, sino que lo hacen para saber cómo se comportaría el medio ambiente en esas circunstancias o cómo surgiría la luz.

“Uno de los primeros descubrimientos que hicieron a través de simulaciones computacionales sobre el planeta Tierra con anillos, fue que las tardes serían muy largas, y la noche ya no podría ser completamente oscuras como ahora, porque los anillos reflejarían parte de la luz del sol, entonces sería imposible tener oscuridad total”.

La escritora agrega, que en el caso de México, “tenemos la suerte de que nuestra comida no depende de la luz eléctrica, porque, en su mayoría, se basa de productos del campo, los primeros pueblos mayas hace casi tres mil años eran unos genios, a lo que voy es que no necesitas electricidad para hacer unos tamales”.

Temas complicados relacionados con nuestro acontecer actual, como la migración y la inclusión se abordan en la novela como fenómenos sociales que sobreviven ante cualquier inclemencia.

“En este mundo que yo creé en el libro, ha habido varias migraciones consecutivas motivadas, primero, por el cambio climático, el mismo que estamos viendo y posteriormente, por el cataclismo que vive el planeta Tierra y todo cambia, entonces estas migraciones generan conflicto y generan también tragedias”.

Dice que todo este contenido surge a partir de sus propias experiencias, tanto de su trabajo como reportera en la empresa Televisa, como en lo personal.

“Este contenido surge un poco, de las de las experiencias que tuve como reportera en Televisa, a mí me tocó cubrir mucho el tema migratorio en 2018 y 2019; tuve que estar en Arizona varias veces con un grupo que buscaba cadáveres de inmigrantes en el desierto, estuve en Tijuana también, y cubrí la caravana migrante aquí en Ciudad de México y finalmente también tuve la oportunidad de ir a Honduras para seguirle la pista a algunos de los migrantes que conocí, que eventualmente fueron deportados. Para mí fue muy impresionante ver cómo los primeros signos del cambio climático ya se empezaban a ver allá en particular yo estuve en una ciudad se llama La Ceiba, donde ya era notorio cómo las mareas son cada vez más grandes y se empiezan a comer la playa y eso también era algo que empezaba a preocupar a las personas de esa región, además de todos los problemas que ya tenían”.

De Gortari es considerada una de las voces trans más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea

Para la autora, era muy importante reflejar esas vivencias, pero desde el principio supo que no quería escribir una historia completa sobre lo que vio, “porque no quería faltar el respeto justo a las personas que confiaron en mí. Yo no quería aprovecharme de ese material, no quería que se convirtiera en una novela sobre inmigrantes y proceden de una forma mucho más respetuosa donde les rindo tributo”.

Le cuestionamos sobre si el tema de la inclusión también es importante, y si lo expresa de alguna manera, a partir de su sentir personal.

“Es importante no sólo porque yo sea una persona trans, sino porque yo quería que mi protagonista contara cómo sería el adaptarse a este nuevo mundo, cómo puede encontrar el amor después del fin del mundo y también como puede perderlo, es eso era para mí un detalle muy importante porque contrario a lo que muchas películas apocalípticas muestran, el fin del mundo no es el fin de la vida ni de las personas, si el mundo se acabara mañana, la gente seguiría teniendo problemas. Ahorita mismo podemos sufrir o habrá gente que sufra mucho o poco por ejemplo, con la reelección de Donald Trump, pero a pesar del destino que pueda tener el planeta la gente va a seguir teniendo una vida interior, que es mucho más urgente atender que cualquier cosa que le pase al mundo y a las naciones”.

En la historia, Grijalva está enamorada de su papá, quien sólo es una imagen virtual.

“Es lo más cercano a un fantasma, porque él vive en una computadora. La única persona que es probablemente con quién Grijalva todavía puede convivir, entonces, realmente él puede vivir todavía un poco en una versión del anterior mundo, pero él se murió cuando Grijalva era una niña. Entonces ahí más bien hay un conflicto por la pérdida temprana del padre”.

Todo lo que amamos y dejamos atrás, demuestra en el tema de la diversidad, con base en la investigación de su autora, que la sociedad tendrá una visión más inclusiva y de aceptación.

“Curiosamente, en la novela, no hay casos de homofobia, hay violencia de otro tipo, pero en la investigación que realicé, no me encontré por así decirlo, con nada semejante a la homofobia, probablemente porque en este mundo que imagino la religión no tiene un papel tan importante, no es que no exista, pero no tanta relevancia porque la gente ha abandonado tal vez un poco la moral de los tiempos anteriores, pero curiosamente en ninguna de las páginas que leí no encontré nada al respecto.

De Gortari confiesa que sus mayores retos como escritora trans, “no han sido como una persona trans que escribe, no han sido hacia los sectores, tienen que ver más con las presiones que pasan de manera personal, mucha gente te deja de dirigir la palabra y con los lectores no ha sido un problema ni tampoco con mi editorial, afortunadamente, en lo personal hay muchos conflictos allí, que no he podido resolver del todo.

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“Todas las personas que yo he conocido tienen historias que me interesan mucho más, que contar la mía, porque se me hace un tanto aburrida y creo que todos deberían escribir de sus propias, pienso que los escritores sobreestiman la importancia de los propios acontecimientos que viven”, concluye.

Elisa de Gortari (Ciudad de México, 1988) ha sido reconocida por su capacidad para entrelazar géneros literarios con temáticas actuales. Es autora de Código Konami, (Provincianos, 2022), Himnos (Paraíso Perdido, 2017) y Los suburbios (Cuneta, 2015).

De Gortari es considerada una de las voces trans más prometedoras de la literatura mexicana contemporánea.


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