La primera batalla contra los precios de los libros se va ganando, pues ya se pueden encontrar textos desde nueve pesos y ofertas de 49.50 de ejemplares que costaban hasta 300 pesos.
En la inauguración de la Primera Feria del Libro en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), el escritor subrayó que no se puede imponer ni obligar a que la gente lea, sino sugerir, invitar, cautivar.
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“Decir te lo estás perdiendo. Seguro que aquí hay un libro maravilloso que te va a ayudar a vivir mejor, a ser mejor y más inteligente, a soportar la soledad”, indicó.
Para Paco Ignacio Taibo II las horas de espera no deben ser horas muertas. “Las horas de viaje no son espacio muerto desde donde se sale hasta donde se va, ya que puede ser un espacio creativo si se tiene un buen libro en las manos”.
En la jornada que continuará por tres semanas en la Galería de la Terminal 1 del AICM se ofrecen textos de diversas editoriales, empezando por las del FCE y la Dirección General de Publicaciones distribuidos por Educal.
Este evento es una primera experiencia y hay que tomarle la medida, dijo Taibo II, y adelantó que se prevé repetirlo en otros espacios aeroportuarios de la República Mexicana.
Lectores entrevistados por Notimex en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México consideraron que fue acertado instalar la feria en ese espacio.
“Es una iniciativa muy importante para quienes se encuentran de viaje o llegan o para aquellos que esperan a familiares o amigos; es una excelente iniciativa para todos aquellos que somos lectores”, dijo Diana Berenice Flores López.
Celebró que el FCE ofrezca libros a precios bajos. "Se necesita que México sea un país lector y con los precios que había era un justificante para que no se leyera”, aseveró la lectora.
En tanto, Jessica Durán vio como una muy buena oportunidad para quienes trabajan en el aeropuerto que se haya instalado ahí la feria, pues a veces no tienen tiempo de adquirir textos por los horarios diversos que tienen.
Criticó que haya gente en México que no lea ni un libro al año y que los jóvenes prefieran leer en versiones digitales. "Se ha perdido ese gusto por el papel, lo que es lamentable".