A 40 años de la muerte de Manuel Buendía, Luis Soto, quien trabajó durante una década con el autor de Red Privada, sin dudarlo señala que el asesinato de este periodista, ocurrido el 30 de mayo de 1984 marcó un parteaguas en la prensa mexicana, en una época en que los reporteros estaban cooptados por el gobierno y, por primera vez experimentaron un miedo colectivo.
“Yo creo que nadie se imaginó que fuera ocurrir un crimen de este tipo, eso también alerta, mete cierto temor a todos aquellos que ejercían en esa época el periodismo, al columnista principalmente, porque el columnista empieza a surgir en esas décadas, para cuando muere Buendía había más de 100 columnistas”, expone en entrevista con El Sol de México.
Soto fue uno de sus colaboradores más cercanos, el responsable del archivo personal de Buendía, integrado principalmente por recortes de diarios y documentos, que estaban separados por temas, con el fin de precisar datos y fechas.
“Debo decir que conocí a don Manuel Buendía a los 17 años, trabajando, pero ya en el terreno profesional, lo empecé a conocer a partir de 1975. Buendía era un periodista como hemos dicho, solitario, él a pesar de que ya había pasado su experiencia por diversos medios, había sido director del periódico El Día si mal no recuerdo, colaborador con dos columnas, pero él siempre, siempre se mantuvo solitario, tenía un grupo reducido de amigos, era muy selectivo”,recuerda el columnista.
Luis Soto habla de los mitos que rodearon a Buendía, uno de esos es su archivo personal, que se ha dicho, era de los más confidenciales por sus documentos, pero se limitaba a cientos y miles de notas-expedientes de temas como la CIA o de la Iglesia, que llegaban a medir dos metros de altura.
¿Este asesinato fue un parteaguas para el periodismo mexicano?
Vino a hacer un parteaguas dentro de lo que existía antes, lo que hay que tomar muy en cuenta, antes no había lo que tenemos hoy, no había Internet, no había medios de comunicación tan ágiles, las noticias llegaban con un día, dos días, tres días de retraso y también eran noticias, que hay que decirlo manipulaba, obviamente el gobierno, de poder que imprimía el que incluía el el gobierno claro.
Un esquema en donde yo creo, todos los actores periodísticos, los líderes y los columnistas estaban ya muy encajonados en ese esquema. Yo me atrevería a decir que en la época de Buendía, pues no sé si es un dato que ya lo saben, en su mejor momento, había más de 100 columnistas políticos, de chile, de dulce, de manteca, en todos los periódicos.
¿También este homicidio fue un referente para el periodismo en México porque además de generar molestia en el gremio causó, por primera vez, miedo?
Sin duda, porque yo creo que nadie se imaginó o a lo mejor el único que se lo imaginaba era don Manuel Buendía, como le decíamos. Yo creo que nadie se imaginó que fuera ocurrir un crimen de este tipo, eso también alerta, mete cierto temor a todos aquellos que ejercían en esa época el periodismo, al columnista principalmente, porque el columnista empieza a surgir en esas décadas como una necesidad de la sociedad.
¿Manuel Buendía se relacionaba bien con el gobierno o se relacionaba mal, podemos pensar que Buendía era una fuente privilegiada para quién o de quién?
Buendía creo que tuvo la habilidad o la capacidad de relacionarse muy bien con el gobierno, pero por su trabajo, por sus temas yo creo que aquí hubo un efecto, que muchos de los temas que abordaba Buendía, obviamente llamaban la atención de los funcionarios, desde el más alto nivel y su capacidad hacía más interesante también para esos personajes del poder que querían tener relación con Buendía, creo que fue el pico más alto que alcanza Buendía su relación con el poder, pero su relación muy sana y muy profesional.
En lo que Buendía destacó durante toda su trayectoria fue por ser crítico contra el gobierno y contra los empresarios
Luis Soto
También con el deseo de aportar algo al gobierno mismo, con algunos presidentes de la República, sobre todo con López Portillo llegó a tener derecho de picaporte, que en aquel entonces el derecho de picaporte con un primer mandatario era estar en la gloria, por así decirlo. Otra con funcionarios del nivel de secretarios de Estado, pues también tenía una buena relación con la mayoría de ellos, sobre todo con los claves, no con todos.
La columna del 14 de mayo de 1984 que menciona unos predios de Veracruz que resguardaba la Dirección General de Seguridad, ¿cree usted que eso lo expuso y lo puso en riesgo?
Ni la cuestión del narcotráfico, ni la cuestión del rancho de Búfalo, ni la relación de la Iglesia, ni esto ni lo otro, yo creo que no, no marcaron, ni lo sellaron. Ni siquiera una denuncia que hubo sobre un contrabando de armas, donde descubre a un importador aparentemente de armas alemán, yo creo que no fue nada de eso. No en balde se desarrollaron por lo menos 80, si no es que más teorías de este asunto y ahí entraba todo.
¿José Antonio Zorrilla Pérez, quien era director de la Dirección Federal de Seguridad tuvo partición en su muerte, incluso, usted el día del homicidio de Buendía fue al primero que llamó para reportar el suceso?
Buendía no iba más allá de muchos límites, no nada más con funcionarios como (José Antonio) Zorrilla, como (Fernando) Gutiérrez Barrios, con otros también lo era, por ejemplo con directores de comunicación social. Buendía puso distancia a todos ellos para evitar, obviamente, que pensaran pues que era privilegiado que tenía derecho a lo mejor de picaporte con ellos, siempre mantuvo una distancia y no fue la excepción con Zorrila.
El legado más importante que dejó Buendía al periodismo nacional es esa esencia o esa manera de decir las cosas críticasLuis Soto
La relación, incluso con aquellos que él sabía que eran sus enemigos, pues siempre fue muy a distancia, Zorrilla yo creo que nunca fue su enemigo, al contrario, Zorrilla siempre trató de acercarse a Buendía mucho más de lo que Buendía quería.
Sí, efectivamente, yo le hablé a Zorrilla el día de los acontecimientos. Yo ya no estaba trabajando con él en la época que comento, pero sabía que don Manuel Buendía era un periodista de 24 horas.
¿Fue un crimen de Estado o quién lo mató?
Todo parece indicar que sí fue un crimen de Estado porque finalmente estas teorías de las que hablamos, si son 100, si son 200, pues no tuvieron, ni había elementos tampoco.
Como todos coinciden fue un crimen de Estado, era muy difícil que las personas que estaban investigando el caso, fueran a investigar lo que es lo que significó un crimen de Estado, pero como se dieron las cosas como lo que hemos platicado, si Zorrilla no no fue, como dice, el autor intelectual, no saben quién fue el autor material o nunca se supo, pues fueron a parar muchas personas acusadas, pero yo creo que nunca hubo una prueba contundente.
¿Qué recuerda de Buendía?
A Buendía había que aprenderle todo, ese fue un gran privilegio para mí, porque Buendía dentro de toda su relevancia como actor, como periodista, como un hombre de una inteligencia más agraciada que otros, él mismo tenía un dicho, que pasaba como en las quesadillas de sesos, pues una embarradita y a otros les habían puesto una buena cantidad de sesos y eso hacía la diferencia no, entonces pues ahí no hay, no hay vuelta de hoja.
Quien estuvo cerca de él y sobre todo muy cercanamente, es que aprendió desde sus características de como ser humano, era en el aspecto físico hosco, era de un carácter terrible, él nunca perdonaba los errores, que si no hubo esto se enojaba reclamaba, entonces era un personaje en ese sentido, muy duro.
Hay una anécdota, Buendía siempre presumía que era el mejor informado y lo era. Sin duda que lo era, si tenía todas estas relaciones con el poder, con los presidentes, con los secretarios o con funcionarios.
¿Cree usted que se ha mitificado a Manuel Buendía a lo largo de los años?
Yo creo que sí, yo creo que sin duda alguna por todo lo que comento fue un personaje, y fue este columnista de los más prestigiados y en su momento me atrevería a decir que el más prestigiado. Entonces yo creo que su primer mito diría, el archivo periodístico, como ya lo hemos relatado era un instrumento, en el 90 o 95 o tal vez más de los contenidos que tenía, eran simples periódicos de recorte, cuál era el éxito pues armarlo nada más que no se le pasara a uno las notas. El archivo periodístico lo único que tenía eran cientos y miles de notas-expedientes de los temas que hablamos, de la CIA de la Iglesia que medían como dos metros de altura y pues eso era lo que tenía y que él usó. El segundo mito, tal vez era que él sabía de todo, no, no sabía de todo, había cuestiones que él no conocía y que se dejaba llevar por esa fuente de información a conveniencia de esa información, Buendía era un excelente analista, un excelente observador, pero no era especialista de de nada.
Y otro mito pues queda que pues toda la investigación que él llevaba la realizaba, no, desde su escritorio veía muchas cosas, relacionaba muchas, bordaba muchas cosas, unía muchas cosas y tenía un nuevo un producto, diferente al que hacían todos los demás.
¿Cuál considera que es el legado más importante de Buendía?
Yo creo que el legado más importante que dejó Buendía al periodismo nacional es esa esencia o esa manera de decir las cosas críticas. En lo que se destacó durante toda su trayectoria fue por ser crítico contra el gobierno y contra los empresarios, cosa que no había por lo que estamos diciendo, por la misma concentración del gobierno, que tenía, incluso a varios columnistas que eran sus privilegiados.
Buendía nunca recibió un quinto de nadie. No estaba en ninguna lista y al contrario, las combatía públicamente, siempre fue humilde a pesar del poder que tenía. Esos serían sus legados.