Objetos “sin sentido” que desafían la lógica estará hasta el próximo 26 de enero en el MODO

La muestra que desafía la lógica y la razón permanecerá abierta hasta el próximo 26 de enero en el Museo del Objeto del Objeto

Kevin Aragón / El Sol de México

  · domingo 25 de agosto de 2024

La nueva exhibición del Museo del Objeto del Objeto (MODO): “La exposición sinsentido” Foto: Cortesía / MODO

“¿Cómo disfrutar la realidad?”, con esa pregunta y la silueta de una pipa “que no es una pipa”, en referencia directa a la famosa pintura del artista surrealista René Magritte (1898-1967), es que inicia el extraño recorrido de la nueva exhibición del Museo del Objeto del Objeto (MODO): “La exposición sinsentido”.

Se trata de una muestra especial, en la que este espacio museográfico, a través de un confuso laberinto de espejos, muestra por primera vez más de 200 objetos cotidianos, especialmente “raros”, de su colección, los cuales han sido dispuestos por todo el recinto en diálogo con las vanguardias artísticas del dadaísmo, el surrealismo y la literatura del sinsentido.

“En el MODO tenemos una colección de más de 170 mil objetos, los cuales todo el tiempo estamos catalogando, inventariando y fotografiando. Y resulta que, durante los casi 15 años que tiene el museo, siempre han salido objetos que nos hacen preguntarnos sobre qué son y para qué sirven.

“Fue desde ahí que surgió la idea de hacer una exposición como esta, pero pronto nos dimos cuenta de que no sería suficiente con sólo mostrarlos”, relató Paulina Newman, directora del MODO, en un recorrido por la muestra, que pretende que los visitantes se cuestionen su percepción de la realidad, al descontextualizar varios de estos objetos y presentar peculiares formas de explicarlos.

La curaduría y museografía de esta muestra quedó a cargo del compositor gráfico Luis Rodríguez, quien explicó que su diseño refiere a la hechura y contenido del libro “La vuelta al día en ochenta mundos” (1967), del escritor argentino Julio Cortázar (1914-1984).

“Fue a partir de ese libro y de los objetos mismos, que siempre dieron pie, que tomé todas las decisiones posteriores. Esta exposición es un diálogo con la colección, que resultó en los ejemplos de estas corrientes y lo que hicieron sus personajes. Pero valdría resaltar cómo todos ellos tienen reflejos y resonancias hasta estos días”, dijo el curador, quien señaló que a lo largo de la exposición hay algunos “caprichos” suyos y del dueño de la colección, quien creó piezas propias, como un ramillete de manos, hechas con restos de maniquíes.

MÁQUINAS Y LENGUAJES SIN SENTIDO

La exposición crea resonancias con objetos mecánicos de gran peso, algunos de principios del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX, como ruecas, rellenadoras de balas, planchas, básculas, bases para lustrar zapatos, encorchadoras y ruecas de hilo antiguas. De todas ellas se muestran láminas enciclopédicas que no necesariamente dan información de los objetos, pero que evocan los retratos mecánicos del dadaísta Alfred Stieglitz (1864-1946).

Hay otras máquinas, como una ratonera automática, poleas antiguas para hacer ejercicio, relojes y péndulos de distintas épocas y decenas de espejos de rostros, esculturas y hasta un bastón con ruedas.

En las distintas salas se hace mención a los creadores de lenguajes, entre ellos Lewis Carroll, quien en su libro “Alicia a través del espejo” (1871) escribió fragmentos de poemas que simplemente no se entienden.

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También destaca el que se haya dedicado una sala a Charles Chaplin, quien en la película “Tiempos modernos” (1936) improvisa un lenguaje incomprensible. Hay un homenaje al bailarín, actor y cantante Fred Astaire (1899-1987), que es acompañado de unos murales del antiguo Salón Colina. Todas las salas están circundadas por ideas y reflexiones en torno al lenguaje y seres mitológicos, algunos escritos por la ensayista Irene Vallejo, y otros propuestos por el dueño de la colección del MODO.

Al final se ofrece una serie de dinámicas a los visitantes, entre ellas tratar de adivinar la razón de ser de un objeto raro; escribir poemas sin sentido e improvisar una reproducción de un cuadro cubista; además de entrar a una instalación inspirada en las pinturas de Magritte.