El Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca (MACO), uno de los más importantes de México, se encuentra en una crisis sin precedentes que podría provocar su cierre definitivo.
“Quieren cerrarlo y entregarlo al gobierno, por eso no nos vamos a salir hasta que nos paguen”, dice en entrevista Laura Cravioto, una de las 19 trabajadoras y trabajadores del recinto, que fue fundado por el artista oaxaqueño Francisco Toledo en 1992 con el apoyo del gobierno estatal y del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
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Trabajadores consultados por El Sol de México denunciaron que llevan alrededor de nueve meses sin sueldo, por lo que se niegan a abandonar el inmueble por temor a que, una vez que sean desalojados, los patrones cierren el museo y los desconozcan como empleados.
El jueves por la tarde, los directivos de la asociación civil Amigos del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, A.C. —de la cual depende la nómina de los trabajadores y buena parte del mantenimiento del recinto— llegaron al inmueble y les pidieron a los empleados “entregar el museo”. Ellos se negaron al desalojo y exigieron que, antes, se pusieran al corriente con sus pagos. Sin embargo, Rubén Leyva, presidente de la asociación, les respondió: “Yo soy el presidente y a la hora que yo quiera me sentaré con ustedes a hablar de ese tema, ahorita no”, de acuerdo con testimonios recopilados por esta casa editorial.
Ante la cerrazón de los directivos, los trabajadores convocaron a la prensa local. En cuanto llegaron los primeros reporteros, Leyva y sus socios se retiraron del lugar. Entonces los trabajadores decidieron tomar el edificio y ahí se quedarán hasta que alguien atienda sus demandas, aseguran.
La situación se agrava porque muchos de estos empleados no cuentan con prestaciones de ley, además de percibir sueldos bastante bajos. El personal de seguridad, por ejemplo, gana unos cuatro mil pesos al mes. “Yo que soy coordinadora de servicios educativos del museo gano tres mil 500 pesos quincenales, o sea que ya me deben más de 50 mil pesos”, señala Cravioto.
El MACO, ubicado en el centro de la capital de Oaxaca, es uno de los museos más importantes del país porque alberga obras únicas de artistas oaxaqueños de amplio reconocimiento internacional, como Rufino Tamayo, Francisco Toledo, Rodolfo Nieto, Rodolfo Morales y Francisco Gutiérrez. Además, ocupa uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: la Casa de Cortés, construida a finales del siglo XVII.
Con alrededor de 30 mil visitas cada año de mexicanos y extranjeros, el MACO es la sede de la Bienal de Pintura Rufino Tamayo y ha albergado exposiciones temporales de Günther Gerzso, Francis Alÿs, Mona Hatoum, James Brown y Graciela Iturbide. Es, además, uno de los centros culturales más activos de la capital oaxaqueña, pues antes de la pandemia se organizaban presentaciones de libros, conciertos, charlas, lecturas de poesía o talleres.
El MACO depende directamente de la asociación civil Amigos del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, A.C, la cual está integrada por un grupo de empresarios cuyas identidades, hasta ahora, desconocen los trabajadores.
El secretario de la asociación es José Luis Bustamante del Valle, quien también es empresario del sector hotelero y ex director del Instituto Estatal de Ecología (IEE). De hecho, según pudo constatar El Sol de México, Bustamante es dueño del Hotel Azul, un hotel boutique que ofrece sus habitaciones estándar en 4 mil 600 pesos por noche e incluso ofrece la Suite Toledo —en honor al fundador del museo, Francisco Toledo— en 11 mil pesos. Estas tarifas lo convierten en uno de los hoteles más caros de la ciudad de Oaxaca.
Además, el hotel ofrece otras suites diseñadas por otros artistas, como la Suite Rubén Leyva, la Suite Luis Zárate, la Suite José Villalobos y la Suite Jorge Dubon, cuyos precios por noche oscilan entre los 9 y los 10 mil pesos, aunque ahora “por promoción” debido a la pandemia se están ofertando en 4 mil 500 pesos.
En 2004, Bustamante fue denunciado por Edilberto y Oswaldo Manzano Montero, dos empresarios gasolineros de Oaxaca, quienes aseguraron que Bustamante, en su calidad de servidor público, les pidió 200 mil pesos para obras de beneficio social a cambio del permiso para abrir una estación en la colonia Santa Anita.
“La Asociación dice que no tiene dinero para pagarlo, cuando su trabajo como asociación civil es gestionar todos esos recursos que recibe (del gobierno o la iniciativa privada) para que no sucedan estas cosas, esa es su responsabilidad como patrones”, sostiene Cravioto. “Ellos dicen que no nos pagan por la pandemia, pero ya habíamos tenido problemas antes de que comenzara la crisis”.
Por el momento, varios de los trabajadores se mantienen atrincherados en el museo y utilizan las redes sociales del MACO para difundir cuál es el estatus de su protesta. Incluso muchos vecinos les han llevado agua o comida para mantener la huelga.
Si les llegara a suceder algo en los próximos días, los trabajadores responsabilizan a los miembros de la mesa directiva de la asociación, Rubén Leyva, José Luis Bustamante del Valle, Mayella Audelo Holm, así como a la Secretaría de las Culturas y Artes de Oaxaca (SECULTA) y a la Policía Auxiliar, Bancaria, Industrial y Comercial (PABIC).