Uno de los Pueblos Mágicos más conocidos de Morelos, y del centro de México, es Tepoztlán. Este es un lugar en el que además de la ciudad colonial, tiene como gran atractivo el cerro del Tepozteco, el cual a su vez cuenta con un basamento piramidal en la cima. ¿Cuál fue la razón de su construcción?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) aproximadamente entre los años 1200 y 1220 d.C, xochimilcas se establecieron en la parte sur de la cuenca de México y en el norte de Morelos. Tras su forzosa migración provocada por la caída de la civilización tolteca, se distribuyeron en lugares como Tepoztlán, Totolapan, Tlayacapan, Ocuituco, Tetela y Hueyapan, entre otros.
Tepoztlán fue el señorío de este valle y sometió no sólo a los pueblos antes mencionados, sino a Tepecuytlapilco (San Juan Tlacotenco), Cacatepletac (Santa Catarina), Acacueyacan (San Andrés de la Cal), Xocotitlán (Santo Domingo), Amatlán y Santiago Tepetlapan Explica el sitio web del INAH
¿Por qué construyeron una pirámide en la cima del Tepozteco?
Los pobladores de la región construyeron un basamento piramidal sobre el peñón de la sierra de Tepoztlán, que se encuentra en la ladera sur de la formación. Para ello redujeron, cortaron, rellenaron y levantaron muros de contención en la pendiente, por lo que se generaron nivelaciones en las que se construyeron casas, palacios, templos y otro tipo de edificios.
Dicha pirámide, que se encuentra en la cima del Tepozteco, se trata de un santuario que está distribuido en cuatro áreas:
El templo
Sus dependencias
La plaza
El área habitacional
El santuario del Templo del Tepozteco se construyó en honor al “hombre-dios”, es decir, Tepoztecatl, del náhuatl, Dios del lugar de las espaldas. El INAH explica que de acuerdo con escritos de Sahagún y el códice Magliabechi, dicha deidad fue parte de los Dioses del Pulque, según su leyenda, es el hijo del viento, por lo que se le relaciona con los Dioses Creadores como Ehécatl Quetzalcóatl.
En el interior del santuario debió vivir el “hombre-dios”, una persona que, por determinadas características, se consideraba portadora de la esencia del dios y era, por tanto, su manifestación en el plano humano. Muy probablemente, este insigne personaje bajaba algunas veces al año para unirse a las fiestas más solemnes de la población Explica el sitio web del INAH
Cabe mencionar que dicho recinto fue de gran importancia en su momento. De acuerdo con hallazgos realizados por el INAH, hay evidencia de personas procedentes de Guatemala que llegaron a la cima del Tepozteco.
El INAH detalla que al santuario sólo podía llegar ingresar personas de servicio o aquellos con autorización para encontrarse con el hombre-dios, por lo que era un sitio de alta jerarquía. Además, en dicho lugar se le rendía culto a Ometochtli-Tepoxtécatl, deidad del pulque, la fecundidad y la cosecha.
El resto de residentes ocuparon el santuario de manera intermitente, sirviendo como parte del tributo que se entregaba al señorío de Tepoztlán.
Finalmente, Tepoztlán se traduce al español como "tierra de las espaldas" o "lugar de las espaldas". Investigadores creen que el término hace referencia a las grandes formaciones de los cerros de Tepoztlán, "los antiguos habitantes las vieron como grandes espaldas de roca".