En México, la piratería de juguetes sirvió para que, entre los años 70 y 90, niñas y niños accedieran a la cultura pop, a conocer y jugar con El Santo, Cantinflas, y hasta Astroboy (Tetsuwan Atom, en japonés), así lo consideró el director del Museo del Juguete Antiguo México (Mujam), Roberto Shimizu.
Rodeado de juguetes de épocas distintas, hasta de un robot creado por el Instituto Politécnico Nacional, el experto recordó que, en el caso de Astroboy, su abuelo fue de los primeros en traer figuras de la creación de Osamu Tezuca y que posteriormente la piratería explotó.
“Mi abuelo empezó como a los 70, en los a finales de los 60-70, a empezar a traer las primeras figurillas de Astroboy.
“Yo creo que la piratería en México como tal, pues empieza, yo creo, que en los 80 y en los 90, porque estos (Astroboy) que tenemos son como ochenteros o noventeros”, dijo Roberto Shimizu a El Sol de México.
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El Mujam, considerado el museo del juguete más grande del mundo, expone cerca de 55 mil piezas, entre ellas de Barbie, muñecas Lili Ledy, luchadores, Hot Wheels, robots, juguetes tradicionales mexicanos, entre otros, pero de acuerdo con su director, esto sólo representa cinco por ciento de la colección que su familia ha recolectado sobre la historia juguetera en México.
En este espacio se pueden encontrar algunas viejas figuras de Atom, pero también de Mazinger Z, mecas, naves espaciales, astronautas y más robots.
De acuerdo con Shimizu, los talleres clandestinos de juguetes y productos permitieron que hubiera figuras de Astroboy distintas a las oficiales e incluso con mayor creatividad.
Recordó, por ejemplo, la existencia de una figura a la que podían quitarle los brazos y piernas para colocarle después unas botas con forma de llama, en referencia de que podía volar a propulsión. Otro podía abrirse del pecho.
“En la tienda del Museo del Juguete tenemos algunos Astroboy hechos en talleres clandestinos, piratas, son muy sencillos, de color rojo, con sus clásicas botitas negras y se le desprendían y bueno, obviamente con la clásica rebaba.
Creo que el mexicano también adopta, pues estas figuras (piratas) y las hace un poco a su idiosincrasia. Sí se explotó bastante la imagen de Atom en la piratería
Shimizu destacó la importancia de las figuras, tanto oficiales como sin licencia, acerca de personajes reconocidos en México, no sólo de anime o manga, también de comediantes, músicos y luchadores tales como Cantinflas, Cepillín y El Santo.
Mencionó que gracias a los juguetes piratas también hubo una introducción de esos personajes, de sus nombres, en la sociedad, y, por supuesto, en una mayor accesibilidad a ellos para niñas y niños.
Además, porque, por ejemplo, la piratería usaba el mismo molde de El Santo para crear un Batman sólo al colocarle unas orejas, o un Superman al ponerle una bolsa de plástico como capa, o un He-Man al hacerlo más musculoso. Para Shimizu, ese ingenio también es valioso.
“No puedo hablar totalmente a favor (de la piratería), pero creo que se ve algo interesante que sí hace: que sea mucho más accesible esa cultura pop o esos juguetes en mercados, en tianguis, y no que tengas que ir hasta tienda departamental o la juguetería súper lujosa, para para tener ese objeto. Entonces creo que eso es lo valioso y lo que le da la valía”, dijo.
Youtubers, un cáncer
El auge del Internet también ha ido de la mano de productores de contenido para distintas plataformas, entre ellos, algunos que se dedican a rastrear, comprar y vender juguetes antiguos, tal es el caso de Rodrigo, mejor conocido como Madhunter, o Raúl, El Pelón.
A consideración de Shimizu, no sólo algunos youtubers o blogueros le han robado al museo algunas piezas, sino que también han aprovechado el boom de los juguetes y el coleccionismo para darles un valor a sus piezas y subirlas de precio.
“Nosotros, lamentablemente, nos han robado algunas de estas piezas, lamentablemente aquí en el museo no estamos exentos de la delincuencia y, sobre todo, de los blogueros de Youtube, ellos fueron partícipes de los robos aquí en el Museo. Realmente ha sido un cáncer, porque no están informando.
Subimos cápsulas a redes para que se vayan informando verídicamente de la información de estos juguetes y no que vayan siguiendo a estos youtuberos y blogueros que inventan y que 'todo es un santo grial'. No es así, lo que ellos quieren hacer es encarecer sus propias piezas
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Shimizu comentó que el objetivo del museo no está relacionado con un vínculo con los visitantes para crear un verdadero coleccionismo, en el cual los juguetes sean vistos como archivos históricos y no tanto como objetos y costos.
Para el hijo de Roberto Shimizu, el Mujam es un importante archivo para México y los habitantes, pues en él está la historia juguetera nacional.