Con un ferviente discurso en defensa de la poesía frente a los totalitarismos y la indiferencia del mundo contemporáneo, el escritor rumano Mircea Cartarescu recibió el Premio FIL de Literatura en Lengua Romances 2022, durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, cuyo jurado lo reconoció “por su prosa imaginativa y desbordante, que combina elementos fantásticos y realistas, con ficciones especulares que indagan en la construcción de la identidad”.
Te puede interesar: Traen la cultura árabe a la FIL Guadalajara
La poesia es subersiva en los mundos sometidos
Tras ser presentado por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado, Cartarescu se lanzó a explicar el modo en que la poesía ha sido subversiva contra todos los estados totalitarios imaginados que “a lo largo del tiempo han compartido algo de la pesadilla de la república de Platón”.
“El poeta libre, con un discurso plural, ese que imita todas las voces de la ciudad, no encuentra hueco en el orden preestablecido. Es llamado ante los gobernantes, que se inclinan ante él y reconocen su genio, pero le ruegan que abandone la ciudad, porque no resulta útil en ella. No son genios lo que necesita la sociedad ideal, sino conformistas. El genio es incontrolable y, por ello, subversivo […]
La poesía no es entretenimiento y el poeta no es, como piensan tantos todavía, un inadaptado con la cabeza en las nubes. Incluso en las formas aparentemente inofensivas, como un soneto de amor o un poema sobre la naturaleza, la poesía resulta subversiva en los mundos sometidos a un control estricto, pues esos poemas están impregnados de libertad interior”, dijo el narrador rumano.
El poeta es un profeta
Luego, el escritor comentó que la labor de los poetas no es revolucionaria sino también profética, pues el poeta es un portal a través del cual lo milagroso, lo sagrado, lo demoníaco, lo extático, lo obsceno, lo divino y lo terrible penetran en nuestro mundo.
“Él no habla tan solo con sus palabras, para sus semejantes, sino con las enigmáticas palatales y las fricativas de la voz del más allá. Él no es perseguido y asesinado únicamente como un simple contestatario de cualquier orden y de cualquier sistema social, sino también como una voz de lo incognoscible y de lo indomable que el filisteo, el burgués, el hombre materialista teme más que cualquier otra cosa”, aseguró al autor de la reconocida trilogía de novelas Orbitor.
La poesía es el gato muerto del mundo consumista
Indignado porque, a pesar de que la poesía tiene esas cualidades, “el olvido de su esencia revolucionaria y profética han sido más evidentes que hoy en día”; Cartarescu dijo, que la “poesía es el gato muero del mundo consumista” haciendo a alusión a una parábola Zen en la que un monje reconoce a un gato muerto como el objeto más valioso del mundo porque nadie puede ponerle preció.
También puedes leer: FIL 2022: guía de sobrevivencia en la Feria del Libro más grande de México
“Los poetas no tienen ya estatuas, como en el siglo XIX, ni reputación, como en el siglo XX. Obsesionadas por las ventas y la rentabilidad, las editoriales huyen de la poesía como alma que lleva el diablo. No se puede imaginar hoy en día un destino más dramático que el del poeta que decida consagrar toda su vida al arte”, acusó, también como parte de la de la descentralización postmoderna, que ha creado una civilización sin cultura.
Sin, embargó, en su discurso Cartarescu, dejó un halo de esperanza, pues reconoció que a pesar de que ser“humillada y disuelta en el tejido social, casi desaparecida como profesión y como arte, la poesía sigue siendo omnipresente y ubicua como el aire que nos envuelve. Pues, antes que una fórmula y una técnica literaria, la poesía es un modo de vida y una forma de mirar el mundo”.
Esto se debe, dijo el escritor, a que los poetas han aprendido a luchar con las mismas armas de la civilización que los condena. “Han comprendido la alegría del anonimato, la alegría de la autosuficiencia de producir textos para unos cuantos amigos, han aprendido a protegerse de la brutalidad del mundo circundante y de la vulgaridad del éxito”.
➡️ Suscríbete a nuestro Newsletter y recibe las notas más relevantes en tu correo
Al final de su discurso, tras agradecer al jurado el alto reconocimiento que le fue otorgado, el autor se reconoció como un poeta constante.
“No he sido nunca otra cosa que poeta. Incluso mis novelas son, de hecho, poemas. He escrito siempre poesía como una forma de libertad, de solidaridad, de empatía para con todos los hombres. He escrito en contra de las guerras y las discriminaciones de toda índole. He escrito para los que leen poesía y para los que jamás leen poesía”, concluyó.