Hoy se conmemora el Día de las Mulas o Jueves de Corpus Christi, donde la Iglesia católica recuerda, 60 días después del domingo de Resurrección, la eucaristía que se realizó el Jueves Santo durante la Última Cena.
¿Pero de dónde surge esta tradición?
Todo se remite al “Milagro de Bolsena”. En el siglo XIII, el sacerdote alemán Pedro de Praga encabezaba la peregrinación de Corpus Christi a Roma, pero en la ciudad de Bolsena cuando celebraba una misa junto a la tumba de Santa Cristina, en el momento de la consagración comenzó a salir sangre de la hostia.
Quiso esconder la sangre, pero no pudo. Interrumpió la misa y fue en búsqueda del Papa Urbano IV, quien mandó traer la hostia y el corporal con las gotas de sangre, así como instituyó la celebración en todo el mundo.
A partir de entonces, miles de peregrinos y turistas visitan la Iglesia de Santa Cristina para conocer donde ocurrió el milagro.
Bueno, y ¿por qué en México lo conocemos como el Día de las Mulas?
El origen se remonta a 1526, cuando la tradición fue heredada por los conquistadores españoles y a las puertas de la Catedral Metropolitana salían procesiones donde participaban los campesinos que cargaban sus mulas con su mejor cosecha para aprovechar la misa y dar gracias a Dios.
Esto dio origen a una gran feria que congregaba artesanos y comerciantes de distintos rumbos del país, que traían mercancías también a lomo de mula (frutos de la temporada y artesanías que transportaban en guacales).
Para reforzar la imagen de las mulas, cuentan que un hombre llamado Ignacio tenía dudas sobre su vocación sacerdotal y un Jueves de Corpus le pidió a Jesucristo que le enviara una señal.
Por eso, este Día de las Mulas cientos de personas llevan a sus hijos a las iglesias con un atuendo de "indito", vestidos de manta, con grandes bigotes los niños y trenzas para las niñas, fajillas multicolores y huaraches, colgadas a sus espaldas los guacalitos donde cuelgan comales, sopladores de palma, platos, anafres y cucharas en miniatura.
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