La información también es un arma de guerra, tan masiva o más que otras.En medio de un conflicto bélico, es táctica y estrategia, pero no necesariamente verdad. Ésta es propiedad exclusiva de quien la cuenta. En la Cuba de mediados de los 50 del siglo XX, la verdad era de Fulgencio Batista y sus aliados en su lucha contra el Movimiento 26 de Julio.
Con el triunfo el 1 de enero de 1959 del levantamiento armado encabezado por Fidel Castro, se hizo evidente que a la victoria de las armas había que sumar la ideológica. La información, entonces, era clave. Nació así, el 16 de junio de 1959, la agencia de noticias Prensa Latina, hija legítima de la Revolución Cubana, pero con ADN argentino.
En 1958, durante la campaña revolucionaria, Jorge Ricardo Masetti se abrió paso en la Sierra Maestra para entrevistar a Fidel Castro y Ernesto Guevara para Radio El Mundo de Buenos Aires. Luego tuvo que volver a subir a las montañas del oriente cubano y repetir el trabajo, porque sus primeras grabaciones se perdieron antes de llegar a Argentina.
Al año siguiente, acudió al llamado del Che para fundar Prensa Latina, y a su vez convocó a sus amigos Rodolfo Walsh y Rogelio García Lupo, este último, por cierto, el único de estos cuatro argentinos que vivió para ver los años 80 y más allá: radicalizados y metidos a guerrilleros, Masetti y Walsh desaparecieron en Argentina (en 1964 y 1977, respectivamente). Guevara fue asesinado en Bolivia (1967).
Antes tuvo Masetti oportunidad de dejar su legado en la naciente agencia informativa, donde participaron intelectuales como Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Waldo Frank, C. Wright Mills, Carlos María Gutiérrez, Paco Urondo y Juan Carlos Onetti. El colombiano Gabriel García Márquez fue también uno de los fundadores, y su corresponsal en Bogotá y Nueva York.
Como voz de la Revolución, Prensa Latina abrazó una línea editorial contraria a la información emanada de los despachos internacionales tradicionales. Era, a su forma de ver, “la verdad” del pueblo contra “las mentiras” de la prensa al servicio del imperialismo yanqui.
“La idea de crear una agencia latinoamericana no es por cierto original. Como no lo es tampoco, la idea de liberar a los pueblos latinoamericanos del imperialismo que los oprime. Nosotros, que sufrimos el monopolio de las noticias, de la información, o el de la no información, el ocultamiento y la distorsión, sentimos también la necesidad de crear una agencia noticiosa”, escribió Masettien un articulo y continuó con ese tono de manifiesto que impregnó todo tras el triunfo revolucionario.
“Nosotros somos objetivos, pero no imparciales. Consideramos que es una cobardía ser imparcial, porque no se puede ser imparcial entre el bien y el mal. Nos llaman agitadores, pero eso no nos asusta. Seguiremos anunciando nuestra presencia a los hermanos de Panamá y de Puerto Rico, y les seguiremos afirmando: Pongan bombas, echen a los gringos, que todo el mundo se enterará”, escribió como una declaración de intenciones.
En su libro Masetti, el periodista de la revolución, el periodista argentino Hernán Vaca Narvaja explica que las pugnas internas del régimen revolucionario orillaron a Masetti a renunciar. Siguió ligado al Che Guevara y en colaboración con él inició la aventura guerrillera en Salta, Argentina, que le costó la vida.
El trabajo periodístico
Durante las primeras décadas de vida, Prensa Latina realizó una ardua labor de expansión, pero se enfrentó a los vaivenes de la convulsa vida política de la región, agravado por el estigma de ser la agencia del ya declarado régimen socialista cubano. En diciembre de 1961, Francisco V. Portela, jefe de la corresponsalía de Nueva York, fue detenido por el FBI.
Las corresponsalías de Bolivia, Uruguay, Ecuador, sufrieron durante los 70 clausuras, allanamientos y detenciones de los regímenes militares. El 11 de septiembre de 1973, día del golpe militar contra el presidente Salvador Allende, sus oficinas en Santiago fueron tomadas por fuerzas armadas, y sus periodistas detenidos y expulsados del país.
En 1983, la corresponsalía en Granada fue clausurada durante la invasión estadounidense a esa isla caribeña para deponer al gobierno apoyado por Cuba y la Unión Soviética. Su corresponsal fue detenido y deportado.
Además, el embargo comercial, económico y de EU a Cuba, ha complicado que las oficinas de la agencia en el mundo puedan contar con cuentas bancarias y realizar transferencias financieras, así como trámites de visado para cubrir eventos internacionales o para el traslado de sus periodistas.
A pesar de ello, hoy Prensa Latina cuenta con decenas de trabajadores, técnicos y periodistas que laboran en La Habana y en otras 40 corresponsalías del mundo, y tiene acuerdos con más de 60 agencias y medios de prensa para intercambio de información.
Con esta estructura, la agencia cubana ofrece un servicio mundial de noticias que diariamente transmite más de 400 notas en español, inglés, francés, portugués, italiano y ruso, trabajo con el que busca ser fiel a su misión original: ser la voz de América Latina… y de la Revolución Cubana.