Han pasado 45 años del hallazgo del monolito de la diosa Coyolxauhqui en el Centro Histórico de la Ciudad de México. La piedra de más de ocho toneladas, había permanecido por más de 500 años bajo tierra, fue encontrada por trabajadores de la CFE que hacían labores de excavación.
Esta importante pieza prehispánica despertó la curiosidad de los arqueólogos por la imagen que tenía tallada, se trataba de la diosa Coyolxauhqui, desmembrada y decapitada. ¿Pero, por qué estaba en esta posición?
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El mito de Coyolxauhqui, la diosa desmembrada
Coyolxauhqui, quiere decir “La de los cascabeles en las mejillas”, era hermana del Señor de la Guerra, Huitzilopochtli, quien fue el responsable del desmembramiento de la diosa mexica, ambos eran hijos de la diosa madre, Coatlicue.
En el relato traducido por los investigadores Eduard Seler y Alfredo López Austin, se habla de una lucha entre el sol y la luna encarnados por Coyolxauhqui y Huitzilopochtli.
Cuenta la historia que la diosa Coatlicue mientras barría, vio una bola de plumas de colibrí, la diosa quiso tomarlas, sin embargo, desaparecieron repentinamente, fue cuando ella quedó embarazada.
Este abrupto embarazo causó molestia en Coyolxauhqui y a sus 400 hermanos menores, también llamados, centzonhuitznáhuah, que representan a las estrellas, quienes consideraron lo sucedido como una deshonra:
“¿Quién le hizo esto? ¿Quién la preñó? Nos deshonra; nos avergüenza. Y su hermana mayor, Coyolxauhqui, les dijo: Hermanos mayores míos, nos avergüenza. Matemos a nuestra madre, la perversa que está preñada. ¿Quién le hizo lo que tiene en su vientre?”, señalan los arqueólogos.
Sin embargo, su hermano, Huitzilopochtli, quien aún permanecía en el vientre, apaciguaba a su madre quien estaba angustiada al saber que sus hijos la querían asesinar.
“Y cuando Coatlicue lo supo, se asustó mucho; se preocupó mucho. Y su hijo que estaba en el vientre la consolaba, le hablaba, le decía: No te amedrentes. Yo ya lo sé. Cuando oyó Coatlicue las palabras de su hijo se tranquilizó mucho; puso en calma su corazón a propósito de lo que se había asustado”
Luego de vestirse como guerreros, Coyolxauhqui junto a sus hermanos, se dirigieron al cerro de Coatepec, donde se encontraba su madre; iban furiosos y deshonrados.
Cuando el iracundo grupo llegó al cerro, surgió del vientre de su madre Huitzilopochtli, ya estaba vestido con su uniforme de guerra y llevaba plumas de colibríes en su piernas.
Huitzilopochtli se enfrentó a su hermana Coyolxauhqui. Rápidamente la decapitó y ssu cabeza llegó a la faldas del Coatepec, mientras que sus extremidades y torso quedaron desperdigados. El Señor de la Guerra no se detuvo ahí, acabó con casi todos los centzonhuitznáhuah, aunque algunos lograron escapar hacia el sur.
En resumen, la muerte de la diosa, dio pie al nacimiento del Sol, Huitzilopochtli, lo que es una metáfora del ciclo del día y cómo con la caída de un astro viene el ascenso del otro.
Cabe agregar que este mito fue convertido en ritual y se festejaba en la fiesta de Pantquetzaliztli donde se hacían sacrificios en honor a Huitzilopochtli.
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"Es así como los aztecas crearon una serie de aspectos simbólicos de este festejo, como un mecanismo que les llevaría a fundar Tenochtitlán", señala el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.