Hace unos años, la microbióloga española Pilar Bosch investigaba sobre un tema para su tesis doctoral, cuando se topó con un artículo que sugería que las bacterias, que de hecho son su campo, podían utilizarse en la restauración de arte, que por cierto es el campo de especialización de su madre.
Curiosamente en ese mismo momento, su madre, Pilar Roig, se esforzaba por restaurar las pinturas del siglo XVIII de Antonio Palomino en una de las iglesias más antiguas de Valencia, que es la tercera ciudad más importante de España.
A la especialista le resultaba especialmente complicado retirar el pegamento que se había utilizado para arrancar los frescos de las paredes de la iglesia de los Santos Juanes durante las obras de restauración de los años sesenta.
Aunque ambas especialistas trabajaban por separado en distintas áreas, un descubrimiento fortuito hizo que encontraran punto en común para trabajar en conjunto
Bosch, de 42 años, dijo que su madre tenía un problema "muy difícil de resolver" y que encontró un artículo sobre las bacterias utilizadas para limpiar frescos en Italia.
Así que se doctoró en ese proyecto. Y más de una década después, ambas unieron sus fuerzas en un proyecto de 4.46 millones de dólares, que está siendo financiado por varias fundaciones para utilizar algunas de las técnicas en la restauración de las obras de arte de Valencia.
Cómo funciona el proceso
La microbióloga entrena a las bacterias alimentándolas con muestras del pegamento fabricado a partir de colágeno animal. Posteriormente, las bacterias producen enzimas de forma natural para degradar el pegamento.
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Luego, el equipo de la familia mezcla las bacterias con un gel natural a base de algas y lo extiende sobre las pinturas, que fueron arrancadas de las paredes en los años sesenta y luego clavadas de nuevo, aún cubiertas de pegamento.
Después de tres horas se retira el gel y los cuadros quedan libres de pegamento.
Roig, que ahora tiene 75 años de edad, afirma que antes trabajaba con dificultad de forma manual, con agua caliente y esponjas que tardaban horas y dañaban el cuadro.
Las bacterias son alimentadas con pegamento que las hace producir enzimas que degradan el pegamento de las pinturas
Su padre y abuelo, junto con otros parientes, también trabajaban en la conservación de obras de arte. Su hija, microbióloga, se ha incorporado ahora.
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"Nos viene de familia", dice Bosch, mientras ambas supervisan la restauración con sus batas de laboratorio.
Bosch también ha utilizado las bacterias en proyectos de restauración en Pisa y Montecassino, en Italia, y en Santiago de Compostela, en el noroeste de España. Ahora está entrenando cohortes de otro tipo de bacterias para limpiar muros de grafitis pintados con spray.