Rodrigo Fresán no duda en responder que es escritor “porque es algo que hago bien” y además, tiene una trilogía de libros acerca de la creación literaria, -mediante un personaje de ficción-, y la hizo, “por ser un tema en el que tengo cierta autoridad”.
El escritor y periodista argentino que vive en Barcelona desde 1999, de cuya primer primera obra, Historia argentina (1993) se dijo que era “transgresora en los contenidos” y “experimental en las formas”, presenta su reciente publicación : La parte recordada.
Se trata del volumen de Random House, que cierra la trilogía que inició con La parte inventada y siguió con La parte soñada, en las cuales se adentra a las entrañas de la ficción y de esta tercera entrega, habla en entrevista para Organización Editorial Mexicana (OEM), del desafío que le implicó cerrar esta historia.
“En un principio no iba a existir ni primera, ni segunda parte, yo pensaba que La parte inventada iba a ser el único volumen, pero me di cuenta que me costaba desprenderme un poco del personaje y el reto de una tercera parte es cerrar todo el círculo y tratar de que no queden cabos sueltos en la historia, de alguna forma es la parte más difícil de escribir, pero también la más exigente para con uno mismo y la trama”.
Acerca de si inscribe dicha trilogía en la metaliteratura (literatura dentro de la literatura), Fresán quien también ha incursionado en la actuación en películas como Martin H, dirigida por Adolfo Aristarain(1997), expresa que no le gusta meterse “en etiquetas” como la autoficción.
“Básicamente lo que me interesa es contar una buena historia y luego buscar las herramientas que más me convengan, en cualquier caso, la idea de la metaliteratura como novedad es un tanto absurda y si entré en ella, es que la novela así lo exige”.
Sobre la implicación de escribir de literatura en la actualidad, el autor de La velocidad de las cosas, destaca: “Es un tema del que yo puedo hablar con cierta autoridad. Vivimos en una especie de momento de paradoja donde nunca se ha escrito y leído más que ahora, el problema es que se escribe y se lee en pantallas de teléfono, en ese sentido, es el mismo tema de siempre, la cantidad no equivale siempre a calidad", y abunda respecto a quienes quieren dedicarse a la escritura: “A mí me preocupa que mucha de esa gente que quiere escribir no tengan el interés por leer, se saltan esa parte. Para mí es el paso fundamental y es el más gratificante. Yo escribo porque leo, no por otra cosa”, afirma el escritor.
Al preguntarle si realizar un libro que aborda el arte de narrar, Fresán acepta que hay un cierto "exorcismo": “Tal vez hay un rasgo evangélico, compartir la buena nueva, para mi es un tema que evidentemente me entusiasma e interesa y es en el único en el que yo puedo pensar en el que tengo algo de autoridad y qué decir al respecto. Leer y escribir es lo que diferencia al animal-hombre del resto de los animales, es todo un tema”.
Involucrar el cine en sus historias como en La parte recordada lo hace con evocaciones a algunas películas, para el escritor que fue galardonado en Francia con el Prix Roger Caillois es algo que le apasiona.
“A mí cualquier película que involucra a un escritor me parece interesante, pero es una idea romántica mía porque siempre quise ser escritor. Cuando consigues salirte con la tuya en tu vocación más férrea infantil, eso indudablemente tiene un valor especial y una potencia puntal”.
Y precisa si el personaje central de La parte recordada tiene algo de auto biográfico: “Tenemos similitudes en cuanto los autores que nos gustan (Poust, Navokov, Brontê), pero somos diferentes, él no tiene una pareja estable y no puede seguir escribiendo, en eso yo toco madera, puedo seguir creando afortunadamente y tengo una pareja estable y un hijo”.
Fresán revela en la entrevista que es lo que le motiva a ser escritor: “Es algo que hago bien, para lo demás soy una catástrofe, me gusta lavar los platos y escribir bien y espero ser buen padre y buena pareja”.
Finalmente, da su opinión de la escena de la literatura hispanoamericana: “No soy mucho de hacer mapas o ver que están haciendo los demás escritores a mi alrededor, hay autores y libros que me gustan, pero no veo quién está en el número uno del ranking y leo lo nuevo no para ver cómo está la competencia, sino para disfrutar buenos libros”, concluye.