Se apaga la voz de Jessye Norman

La soprano fue catalogada como una de las mejores voces líricas de la segunda mitad del siglo 

Carmen Sánchez, agencias

  · miércoles 2 de octubre de 2019

Considerada como una de las mejores voces líricas de la segunda mitad del siglo pasado, la soprano de origen estadunidense Jessye Norman falleció a los 74 años de edad, con lo cual deja un vacío en la ópera universal opinan los cantantes del género que la encumbró en el firmamento musical.

El deceso de la ganadora de 4 de los 15 Grammys a los que estuvo nominada y poseedora de la Medalla Nacional de las Artes del Gobierno de su país, ha enlutado al bel canto internacional y los cantantes mexicanos, Olivia Gorra y Ramón Vargas expresan su sentir sobre su fallecimiento.

Es Gorra quien guarda un especial recuerdo de la artista norteamericana, quien murió en un hospital de Nueva York a consecuencia de las complicaciones en una antigua lesión en la médula espinal.

“Es una tristeza que vayan desfilando los grandes. Yo le tenía mucho cariño a ella y agradecimiento, fui una de sus alumnas. Estuvo al tanto de mi carrera, técnica, interpretación. ¡Era una de las grandes voces de la ópera!”, dijo la artista.

Por su parte, Ramón Vargas en entrevista desde Viena, Austria, compartió su sentir sobre esta pérdida para la ópera y la música en general. “Era una cantante fabulosa, tenía una voz grande, versátil y fue una grandísima intérprete, sobre todo en el repertorio dramático y el hecho de que ella era una mujer de color, era muy significativo que tuvieras esas capacidades vocales enormes”.

El tenor agregó que la coincidió con Norman en algunos países, pero sus estilos operísticos eran distintos, “pero cuando nos encontrábamos me saluda muy cordial, pero una persona muy amable y linda”.

En Twitteer compañeras de la diva, como la intérprete Renée Fleming, calificó la muerte de Jessye como una "pérdida grande y triste" y publicó una clásica grabación en vivo de Norman cantando el Liebestod de Tristan e Isolde de Wagner.

Norman nació en la época del segregacionismo y su primer contacto con la música fue en la iglesia, donde acudía con su madre y su abuela, ambas pianistas, y su padre, cantante. Tras obtener una beca para estudiar música en la Universidad de Howard, en Washington DC, y perfeccionó su formación en el Conservatorio Peabody, de la Universidad de Michigan, debutó en 1969 en Berlín. Tenía el doctorado honoris causa de varias universidades, entre ellas Juilliard, Harvard y Yale.

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